Cuando Diego Pablo Simeone llegó a la Liga española para entrenar al Atlético de Madrid, encontró una serie de filones que fue explotando hasta llegar a lo que es hoy. Desde la cultura estándar que imperaba en el campeonato nacional, hasta la inferioridad jerárquica con sus dos históricos rivales, con todo lo que futbolísticamente ello conlleva en términos de planteamientos tácticos y estratégicos a largo plazo, pasando por una certera e inmediata radiografía y una arraigada e idílica pertenencia con su club desde la que remar hacia un solo destino y sin una sola distracción propia ni vigilancia ajena. Es decir, Simeone entendió las dificultades y las desventajas desde el absoluto convencimiento de que todo ello era una oportunidad para recuperar estatus y vigencia, siempre desde la exigencia y la minuciosidad absoluta.
Siempre pudo ser él mismo ante Barcelona y Real Madrid, y a base de ser mejor equipo –en la gran mayoría de casos- que el resto de conjuntos, fue superando retos futbolísticos con mayor o menor facilidad. Con las ideas ancladas y las respuestas mecanizadas, su Atleti compite con plenas garantías. Prácticamente ningún oponente ha conseguido que los rojiblancos necesitaran de grandes dosis de talento y creatividad para no salir victoriosos. Estar preparado para maximizar el robo, garantizar ocasiones de gol en pelota parada o la seguridad de tener la portería a cero, le posibilitan competir siempre en 0-0 o 1-0. Por eso están hoy en las semifinales de la Copa de Europa. Y anoche arrancaron, con un Chelsea que de trampantojos va sobrado. Jugó con la inercia del rival, su posible favoritismo y localía, y ejerció de tapón, como si al Cholo le hubieran puesto un tractor en el camino y la línea para adelantar fuera continua.
El Chelsea replegó con el ánimo de incomodar al Atlético
El planteamiento de Mourinho no tenía dobleces: Mikel de mediocentro, Luiz y Lampard a su lado y Ramires y Willian por delante de Azpilicueta y Cole. Un acordeón de diez pliegues –Torres arriba- sin apenas despliegue.Chelsea blindó su área los 90′ Con tal número de efectivos, el de Setúbal entendía que durante gran parte del encuentro desnudaría la principal carencia de su rival: su (poca) capacidad para dar velocidad al juego en situaciones estáticas. El Chelsea optó por defenderse con todo y muy atrás, cerrando el área pero también llegando a los costados, con el peaje de no poder atacar. Son tres aspectos que, salvo superequipazo, necesitan de elección y descarte. No dieron espacios entre líneas que giraran a los centrocampistas y llegaban a los costados si el Atlético atacaba por fuera. Las bandas acabaron siendo más desatendidas con el paso de los minutos, a analizar más adelante, pero el Chelsea desde una posición defensiva atacaba las debilidades del contrario.
Simeone algo se debió oler y alineó a Diego Ribas, un jugador de movimientos horizontales, absorción de la pelota y búsqueda de un pase vertical que funcionalmente no era posible. Filipe Luis y Juanfran avanzaban metros, y Gabi y Mario hacían lo propioDiego Ribas lo intentó siempre. Diego fue quien más la tocó, con plena libertad para caer a los lados y encontrar socio, siendo el centro de Filipe Luis o Koke desde la izquierda la teórica opción más rentable en términos de creación de ocasiones, donde Raúl García pudiera cerrar a Cole en lógica ventaja. La función de Mikel y Luiz resultó la esperada: si el balón llegaba a banda, se sumaban al área. Si el balón llegaba a los mediocentros locales, había tiempo para ajustar –previsibilidad en los envíos; lentitud-. El Chelsea competía en función de un contexto que previamente preparó. Está pasando lo que quiero que pase y lo que me esperaba que pasase si lo provocaba.
Gary Cahill hizo un sensacional trabajo sobre Diego Costa
Cuando planteamientos de este cariz los emplean futbolistas más capacitados, con enorme experiencia en duelos de esta trascendencia, el aire puro es menor y el error pasa a manejarse como incapacidad. El Atlético, que seguramente no entrene trincheras tan preparadas o que simplemente no dispone del talento suficiente para sentir algún alivio ante bloques como tal, no desfalleció, porque el partido podía ser esperable, a pesar de estar en casa y no ganar, y porque los de Mourinho apenas pudieron atacar, a pesar del notable partido de Fernando Torres, concentradísimo, cayendo a ambas bandas y haciendo de cada balón aislado, una situación positiva para su equipo.
Uno de los termómetros del partido fue Diego Costa, que más que al fútbol, tuvo que hacer de gallinita ciega. Gallinita, gallinita ¿Qué se te ha perdido en el pajar? Una aguja y un dedal. Da tres vueltas y la encontrarás. El contexto era muy complicado, pero Costa no encontró la manera de llevar al límite a Gary Cahill, uno de los mejores centrales del mundo. Diego Costa dio vueltas y vueltas en el área y no encontró aguja ni dedal victoriosos. El paso de los minutos evidenció su incomodidad, en una segunda parte que tuvo cambios de diversa índole.
Simeone dio entrada a Arda. Y quitó a Diego. Pensó en Londres
Simeone dio entrada a Arda Turan por Diego Ribas. El técnico argentino, que en esta competición, más aún, actúa como abogado defensor en lugar de fiscal, siguió dándole valor al 0 en su casillero, dejando en el campo a un Koke que en términos ofensivos estaba por debajo del rendimiento de Ribas, más vivo y buscando puerta. El turco sí tuvo mayor influencia, y encontró sociedad con Juanfran primero y con Filipe después. En todo este tiempo, Torres aumentaba su capacidad para caer a las bandas y producir acciones individuales meritorias, mientras el bastión de atrás sacaba centros como pestañeos. Más les costaba controlar los de Sosa, último cambio y ya esperado y habitual de los locales. En esa segunda mitad, el Chelsea deformó sus dos barreras y acabó con una línea de seis jugadores, con Ramires y Willian en funcion de laterales extra. Sólo era posible una acción del juego y en ella el Chelsea demostró que tuvo las de ganar durante los 90 minutos. De algún modo, echó el candado y… tiró la llave al mar.
Sin Hazard, Mourinho buscó maximizar sus virtudes defensivas, garantistas de control de su campo, hasta hacer del Atleti inofensivo en su ofensiva. Los del Cholo se van con la mueca torcida, pero apenas magullados en sus aspiraciones. En Stamford Bridge, la ratonera de Europa, el Chelsea pondrá más talento y tendrá algunas bajas. El Atleti viaja sin su capitán y con la posibilidad de enfocar la vuelta desde la inferioridad y la sorpresa, algo que agradece. De igual manera, pocos esperan prisa o regalos. Esto va para largo.
@RdGarca 23 abril, 2014
Mou sabía que tener a Cahill y Terry dentro del área lo hacía básicamente invencible por la vía aérea y planteo el encuentro para que el Atleti sólo pudiera atacar de esta forma.
En teoría el resultado es favorable al Atleti pero Mou sabe de los peligros de su estadio y que, para mi, cuenta con más recursos para atacar en posicional (y más si Hazard juega la vuelta). Son dos equipos tan parecidos que creo que el que anote primero se lleva la eliminatoria