El Sevilla ha enganchado seis triunfos seguidos y se ha metido de lleno en la lucha por la cuarta plaza, abriendo de este modo el único premio que ya parecía asignado en la Liga BBVA. Los de Unai Emery no lo han hecho desde un juego equilibrado o rico, sino desde aquéllo que siempre se supo que tenía: mucha, mucha calidad. Gracias a la misma derrotó ayer al Real Madrid aun permitiéndose el lujo de completar 45 minutos de manos en la cabeza por lo malos que fueron. Los de Ancelotti, por su parte, anduvieron irregulares, de más a menos, dejando un aroma final negativo y, al contrario que el domingo, concluyente: su Real sí fue fiel a sí mismo esta vez. Y se quedó corto.
El Madrid cuajó un bonito 1er T.La puesta escena de los blancos no fue buena, sino brillante. Entró de pie, con confianza y con claridad, haciendo su fútbol e interpretando bien la situación. El Sevilla decidió replegarse en campo propio y entregó la pelota en su totalidad con la esperanza de cazar una contra, o sea, su mejor plan pero a su vez el que mejor había deshecho el Real hasta anoche. Y la primera parte, sobre todo hasta el minuto 20, siguió esos derroteros: el Madrid movía el balón ante un muro estrecho, se la daba a Bale en la banda, su rival se abría e Illarra, Modric, Ronaldo y Benzema exprimían los espacios que surgían en el centro, que eran muchísimos. Dominar más un partido no es fácil, todo sucedía frente a Beto y todo era bueno para los merengues, pero hicieron un solo gol, y de rebote. El Madrid este año ha decidido bajar su ritmo para aumentar su precisión, lo que le cuesta crear menos ocasiones, y si desperdicia varias claras, sufre.
Xabi Alonso jugó mucho más adelantado de lo que acostumbra.
El Sevilla tuvo la primera en el 19 y la enchufó. Hubo un fallo técnico de Alonso y luego López cubrió su portería sin demasiada calidad, pero lo interesante es que el Real no tenía hombre de seguridad detrás del error. Ocurrió durante toda la noche y fue de menos a más. El Sevilla estaba tan atrás (incluso Marin y Reyes) que Ancelotti lanzó todas sus piezas muy arriba, hasta al propio Xabi, exponiendo a Varane y Pepe, pero no padecía porque la pelota le protegía. La tenía mucho y con sentido, y rodeaba rápido al sevillista que se la quitaba (Rakitic no pudo lanzar ni una contra bien). El Madrid asumía un riesgo, en apariencia, controlado. Existía pero no penaba, y a cambio coleccionaba llegadas.
Rakitic y Bacca esperaron bienEl incoherente 1-1 del descanso dio a Emery una segunda oportunidad y éste rectificó su pizarra: retrasó todavía más a su equipo para proteger el área y minimizó las coberturas en banda de su medular. Dicho de otro modo, regaló la línea de fondo y confió en que Fazio, Pareja, M´Bia e Iborra dominaran la zona de remate y rechace. La medida era desesperada y probablemente ni él creyó demasiado en ella, porque así iba a gozar de menos contras aún, pero el Real se equivocó y lo revivió. Atacó una y otra vez el único lugar que el Sevilla había protegido, con el añadido de que las adelantadas posiciones de Illarra y Modric chocaban con las de Ronaldo y Bale, que se habían cerrado. Se quitaban espacios, no había fluidez, los pases eran malos y lentos. Lo notaban, lo sintieron y Rakitic y Bacca se aprovecharon para ganar. Del 72 al 90, el Sevilla fue mejor. El croata se hizo de oro a la espalda de… del Madrid entero, que estaba arriba. Atrás, Fazio ni se puso la capa. El Real no le exigió.
Ancelotti no supo ofrecer auxilio a su equipo durante el partido.
Debe apuntarse que la dirección de campo de Ancelotti fue muy pobre. No ayudó a los suyos ni moviendo fichas (Bale abierto en la izquierda parecía un movimiento ganador claro) ni con los cambios. Illarra, que es un maestro táctico y con balón había dado un clínic, cedió el sitio a un Isco muy presente pero sin función. Con Bale, Ronaldo y Benzema sentados en la frontal, el «23» no cubría de por sí ningún déficit. Lo presumido no ha tardado en probarse. Ancelotti no es hábil durante los encuentros, nunca ha sabido cómo cambiarlos, y hasta ahora lo había tenido fácil porque atesoraba una doble solución nítida: si se requería un cambio de ritmo, Jesé; si se requería una dosis de creatividad, Isco. Ayer necesitaba un chute de agresividad y, al no disponer del recurso automático, no consiguió añadirlo (min. 23 y min. 57 para profundizar).
Sevilla debe ilusionarse, pero el Sevilla FC aún tiene que mejorar.
A modo de corolario ha de apuntarse que el Madrid del 4-3-3 pastoso perdió ayer ese partido donde tarde o temprano iba a fallar. Se intuía su imperfección y durante durante 75 días se esperó el momento en el que errase sus ocasiones, el rival se adelantase y, de algún modo, le demandase un giro sobre la marcha. Un pinchazo así estaba avisado y hasta higiénico debía serle; más vale trabajar el problema con margen que cuando especialistas defensivos como Klopp o Mourinho están a un cuarto de hora de sacarte de la Champions. Pero ceder seis puntos en tres días no es un marco ideal para aprender a golpes. Más al sur, Unai se frota las manos. La temporada del Sevilla puede ser histórica, existe esa opción, aunque debe mejorar mucho. Su rendimiento actual no es suficiente, pero esta plantilla tiene mucho recorrido y mucho que decir.
Abel Rojas 27 marzo, 2014
@ alfredomdc
Te digo lo que llevo diciéndole a los compañeros en los últimos meses: este año no hay un equipo de 100 puntos. Y el que por un momento pareció poder serlo, que era este Madrid, se ha caído. Ahora mismo son tres equipos con problemas. Lo normal es que entre ellos sumen no menos de cinco pinchazos en lo que queda de Liga. Ves el Atlético-Granada o el Barça-Celta y te quedas lejos de ver equipos de 24 sobre 24. Que lo mismo lo logran, capacidad potencial tienen, pero no rendimiento actual. A esta Liga le queda algún giro todavía.
@ Otsuka
Si la segunda parte hubiera sido como la primera, admitiría que al Madrid se le ha ido la victoria por su falta de pegada, pero no ha tenido mucho que ver. En mi opinión, el segundo tiempo del Real es, por fútbol, de cero goles. Ha jugado muy, muy mal según lo he visto yo.
En el primero sí debió irse 0-2 como poco, pero cuando no tienes al jugador que todos sabemos, para cualquier equipo del mundo es una opción fallar tres o cuatro ocasiones claras. Deben estar preparados para ello.