Marcelino había escrito un guion bien dividido en tres actos muy concisos: supervivencia, intimidación y dominio; en ese orden. Y entre la notable interpretación de sus chavales y la pizca de suerte que suele hacer falta para vencer a un rival como este Atlético de Madrid, le salió a pedir de boca. Asaltó el Vicente Calderón.
El Atleti colgó 42 centrosEl Atleti (4-4-2) completó un primer tiempo muy notable. Fijó a Arda como extremo derecho abierto y usó al teórico banda izquierda, Koke, de mediapunta, para que pudiera asociarse con el turco. Entre los dos y Juanfran, con la ayuda de un Gabi que monopolizaba la salida de balón, crearon un perfil derecho técnico y profundo que sirvió más de una docena de centros al corazón del área, atacado por Raúl García y Mandzukic. La inercia parecía favorecerles, pero el Villarreal, despeje a despeje, iba subsistiendo. Eso sí, solo salió un par de veces a la contra. De haber seguido así, el partido apuntaba al 1-0. Pero el descanso cambió todo.
Cheryshev capitaneó el arrebato amarillo tras el descanso.
Con el botín del 0-0 al descanso en el bolsillo, el acto de supervivencia finalizaba y Marcelino daba comienzo al acto de intimidación. Su Villarreal salió del vestuario con las líneas más adelantadas, buscando un factor sorpresa que causó su efecto sobre el Atlético. Provocó alguna pérdida y cierto nerviosismo, y la estratagema no acababa ahí: los soldados del submarino parecían tener la orden de acabar cada jugada. Imprimió la sensación de que había chutado más veces en 10 minutos que los dos equipos juntos en los 45 anteriores. La mayoría de los disparos fueron precipitados y de baja precisión, pero sonaron fuerte al chocar contra las vallas. El campeón sintió la amenaza, vio los puntos peligrar y su líder, Simeone, cayó en la trampa: se desnudó.
Pina y Moi Gómez, revulsivos de Marcelino, fueron importantes.
Fue por esa mezcla entre confusión, ansiedad por jugar contrarreloj y el percibir que el Villarreal, al ir más arriba, había dejado más huecos tras de sí que, incluso antes del carrusel de cambios, minuto a minuto, el Atlético fue volviéndose más impulsivo. Fue mandando cada vez más hombres arriba -paradigmático lo de Tiago- y debilitando de ese modo su estructura para defenderse tras la pérdida. El Cholo, en lugar de rectificar esa actitud, que ya le llevó a perder en Atenas, la acentuó quitando a Gabi y situando a Koke en el doble pivote; algo que intentó rectificar a posteriori con Mario Suárez pero que ya había dañado el chip emocional de los suyos. Y frente a ataques posicionales un tanto descerebrados y transiciones defensivas desprotegidas, el Villarreal de Marcelino es una potencia. Pina selló el costado de Juanfran y Moi Gómez impulsó a Cheryshev y Vietto. Seguridad atrás; veneno arriba.
Cabe destacar que el año pasado el Atlético ganó hasta seis partidos en el segundo periodo, tres en casa (Levante, Valencia y Granada) y tres a domicilio (Elche, Málaga y Pucela). En aquellas victorias, siguió haciendo su fútbol sin desesperarse, no sufrió casi nada atrás y el gol, encima, acabó entrando.
Lector 15 diciembre, 2014
El gol entró en un gran remate de Mandzukic tras la enésima genialidad de Arda, otra cosa es que no subiese al marcador, y fue una lástima porque hubiésemos visto un partido completamente distinto. En cuanto al Villarreal, gran partido, muy bueno en la presión y un gran gol el de Vietto dejando sentado a Godín con un recorte fino y preciso.