Para empezar, seis datos. Cuando juega Diego Costa, que es el ariete más físico, agresivo y currante del Atlético de Madrid, la pareja de ataque rojiblanca promedia el 8% de los tackles, el 3% de la intercepciones y el 20% de las faltas sobre el total del equipo; cifras que sin Diego Costa ascienden al 19% de los tackles, el 7% de las intercepciones y el 35% de las faltas. Traducción: la participación en defensa de los puntas de Simeone es superior, por mucho, cuando el hispano-brasileño no forma parte del once. La razón principal es que ofensivamente pierde tanto que su arma prioritaria pasa a ser robar el balón lo más arriba posible. Presionar se convierte en casi obligatorio.
Raúl + D. Costa = juego directoLa influencia de Costa en el Atlético de Madrid va más allá de su nivel individual. Costa es el jugador que permite al equipo alternar tres guiones diferentes: la propia presión -que no es su plan favorito-, el repliegue más contra y, el más importante, el del balón al aire, el del choque, el de la fuerza. Su presencia resultaría clave porque hiciese lo que hiciese el Real, incluso aunque consiguiera un dominio sólido, el Atlético tendría opción de gol lógico durante los 90 minutos. Y además, justo el enfoque más usado por el Cholo, el del contacto (Raúl García y Costa como claves), es el que más chances da al Atlético de controlar la Final, porque a intensidad y táctica no le gana nadie y este Madrid no es la excepción.
La experiencia de Villa puede ser un factor decisivo a su favor.
Sin Costa, el primero que pierde sentido es Raúl García, pues no hay quien aproveche sus saltos y el navarro no tiene mucho más que eso. En su estilo es eficaz y su temporadón le avala, pero en juegos más raseados, independientemente de si se desarrollan en estático o al contragolpe, es un futbolista con limitaciones serias. Además, pese a su formación de centrocampista, en defensa apenas suma. Por eso contra el Barça Simeone ha venido apostando por la dupla asturiana, Adrián y Villa, que sería la opción lógica si el joven hubiera jugado un poquito mejor en el Camp Nou hace siete días. Dicha pareja es rica en fútbol y bastante eficiente en la presión pese a no ser tan intensa como otras. Al fin y al cabo, presionar no es correr tras el balón, sino ahogar espacios, y ellos saben. Dicho esto, ¿es rentable presionarle al Real?
Presionarle al Madrid no es la panacea, pero se le resta control.
El primer argumento que se cruza es que su portero no es Pinto y que, en general, el Madrid no acostumbra a asumir demasiados riesgos en su salida de balón. Si le presionan bien, suele salir en largo. Aunque el Atlético derrocha calidad táctica y robar un balón alto siempre es una opción, pillarle uno a Pepe, Ramos y compañía no resulta fácil porque rara vez se exponen en partidos de élite. Es decir, presionar al Madrid representa un riesgo -espacios para Bale y Cristiano- que difícilmente se traduce en quites jugosos en zonas calientes. Sin embargo, aunque esto pueda llevar al desánimo, se debe dar valorar a uno de los pocos comentarios técnicos que Ancelotti dejó en la rueda de prensa de ayer: «Tengo que dar las instrucciones para evitar la presión». Y es que, si la presión rojiblanca no surte efecto (o no existe) y el Madrid se instala en terreno colchonero, o Costa juega a tope o el Atleti lo tendrá en chino.
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Creo que el Madrid debe jugar la carta del Borussia de Dortmund. Una salida lateral muy paciente, de cero riesgo y con Modric muy abierto como clave. Es que Luka me parece el jugador antipresion. Y como dices si el Madrid se instala en campo rival, solo Costa puede llegar hasta Casillas con los latifundios controlados por Pepe y Ramos