Valverde afrontará esta tarde su primer gran reto desde que dirige al FC Barcelona. La visita al Camp Nou del Atlético de Madrid, envalentonado tras los últimos resultados y con un Antoine Griezmann a un nivel altísimo, marcará, sea cual sea el resultado final, un antes y un después en el desenlace por el título de Liga. A principios del mes de marzo, el azulgrana continúa siendo el único equipo invicto de todo el torneo. Se mantiene líder, a pesar de su último tropiezo en Gran Canaria, y cuenta con Messi y Suárez como máximos artilleros del campeonato. Sin embargo, en el trasfondo de lo numérico, al ‘Txingurri’ no le debe agradar en absoluto recibir en estos momentos a Diego Pablo Simeone. Si, por norma general, medirse al Atlético durante estos años siempre ha sido algo muy engorroso, fuera cual fuese el momento de la temporada, hacerlo ahora, después de que el equipo rojiblanco haya recuperado ciertas opciones de volver a acudir con los suyos a Neptuno, no parece el mejor negocio para un Barça que viene dudando de ciertas cosas que no tienen que ver con Messi y Ter Stegen.
Simeone habrá tomado nota de la ida entre Chelsea y FC Barcelona.
El Atlético de Madrid sabe que, con once jornadas aún por delante, todo lo que implique no regresar de vacío de la ciudad Condal será algo positivo. Aunque, llegados a este punto, el premio por conseguir la machada es tan apetitoso en lo aritmético, y aún más si cabe en lo psicológico, que la tentación incita a coquetear un poco con el riesgo. Por ello, será primordial atender cómo se desarrollan los primeros compases del encuentro. Si por algún casual, dado el momento por el que atraviesa el equipo, Simeone ordena a los suyos presionar arriba, apretar la salida azulgrana -como ya ha probado otras veces-, el Atlético cuenta con ciertas piezas para, a partir de su 4-4-2, incomodar -que no es poco- la puesta en escena de su rival. En ese sentido, contar con futbolistas de la exuberancia física de Diego Costa, Saúl, Thomas o Filipe Luis para morder por delante y/o por detrás de las dos primeras líneas azulgranas podría, a diferencia de cómo planteó el encuentro de la ida, proyectar un escenario más abierto; que el Atlético, por el estado en el que llega, cree sentirse capaz de llevar a cabo. Y que, en el mejor de los casos, serviría de antesala al partido en el que más cómodo se desenvuelve su técnico.
Uno de los grandes triunfos de Ernesto Valverde a la fecha reside en la pasmosa naturalidad con la que, pese a perder a uno de los futbolistas más desequilibrantes del planeta, ha sabido preservar la armonía del conjunto. Sin embargo, dicha lectura del contexto, la cual el equipo ha venido materializando a través de un circuito de salida de lo más eficiente, se ha venido resintiendo un poco entre sus certezas colectivas. Hasta hace pocas semanas, presionar arriba a este Barcelona, como muchos ya intentaron en los tiempos de Luis Enrique, no garantizaba ni por asomo el éxito de antaño. Valverde quiso compensar la salida de Neymar con la adhesión de un futbolista más a la línea de medios. Una fórmula que, transformando el rol de Rakitic, le viene reportando muchos beneficios al conjunto para, sin ir más lejos, hacer más sostenible el dominio territorial a través de su presión tras pérdida. Pero que en los últimos tiempos, cuando el rival -como hizo el Chelsea y podría repetirlo hoy el Atlético- aprieta sus líneas, viene quedándose un poco corta a la hora de tender un apoyo a Busquets, con el que todo fluya.
esta razón, no resultaría extraño que Diego Pablo Simeone esbozara desde el principio, o con el paso de los minutos, cuando su presión fuera remitiendo -pues es demasiado incitante como para no tenerla en cuenta-, un guion parecido al de la primera vuelta. Aquel en el que, cerrando filas y vigilando muy de cerca a Messi, es como más espeso viene encontrándose el FC Barcelona. El paso al 4-4-2, dejando a Messi campar a sus anchas por detrás de Luis Suárez, viene acusando desde principios de campaña una evidente falta de desborde y velocidad con Iniesta y Paulinho -y hasta que Coutinho y Dembelé entren en dinámica-. Y que, en definitiva, viene cargando de mayor responsabilidad ofensiva a Jordi Alba y Sergi Roberto. El segundo, entrando desde el banquillo, terminó siendo uno de los nombres propios del encuentro de octubre. Al margen de todo lo que ganó por fuera, Roberto alcanzó un dominio de la segunda jugada que Simeone, si volviera a recoger el guante, deberá tener muy en cuenta para, en la medida de lo posible, no tropezar dos veces con la misma piedra: ya que en su momento se quedó sin opciones de salida. Un escenario que seguro, más allá de cómo interpreten uno y otro los primeros compases de la tarde, tratará de ilustrar el FC Barcelona. Y para el cual, más allá del lateral, Valverde cuenta con herramientas para conseguirlo. La reubicación de Rakitic o el hecho de contar con Piqué y Umtiti a campo abierto son, para ello, argumentos de peso.
El repliegue del Atlético no es tan sólido como antaño.
Por mucho que trate de disimularlo, este Atlético no goza de la misma solvencia defensiva del que hace cuatro años, también en el Camp Nou, se coronó campeón de Liga. El repliegue colectivo, por muy juntas que sitúe unas piezas de otras, no transmite la solidez de aquel que, de lo bueno que era defendiendo, hacía muy sencillo el ganar siempre por la mínima. Eso, por una cuestión tan técnica -dado el bajón individual de ciertos nombres propios- como táctica -como se reflejó ante el Leganés, a pesar del cuatro a cero-, no está permitiendo al equipo sellar puertas y ventanas. Y, para intranquilidad del Cholo, una de esas rendijas se encuentra en la zona por la que Messi, como de costumbre, merodea cuando huele sangre. El doble pivote del Atlético, ya sea Thomas o Saúl quien acompañe a Gabi, deberá extremar la vigilancia para que, en una zona donde lo más normal es que hasta cuatro o cinco jugadores rodeen al argentino, este no disponga del espacio -para correr- ni el tiempo -para provocar el desajuste- que propician todas sus genialidades. Una pierna izquierda que, más allá de recibir, corretear y probar alguna que otra vez a Oblak, a buen seguro evaluará qué punto de cohesión aglomera la estructura atlética. Y para ello empleará la prueba del algodón: la diagonal hacia Jordi Alba.
Giménez y Vrsaljko, titulares -presumiblemente- por el lado derecho del Atlético, deberán contar con un punto extra de inspiración para, ante la insistencia de Jordi Alba, saber hasta qué punto hacer girar sus cuerpos para hacer frente a uno de esos envíos que el lateral, nada más recibirlo, acostumbra a mandar rápido al corazón del área. Por esta razón, si Messi, en el estado de gracia en el que se encuentra, consiguiera recibir, sumergirse conduciendo o actuar, en resumen, a la espalda del doble pivote, supondría una fatalidad tremenda para los intereses colchoneros. Una conjetura que, si bien es cierto que este Atlético supo disuadir hace cinco meses ante el mismo rival pero en su propio estadio, la impresión que ahora trasciende hace que cualquier hipótesis ofensiva con la que cuenta Valverde inquiete a su homólogo. Más si el encuentro se escenificara mediante el repliegue vs. posesión ya descrito, esto podría servir también como prueba para un FC Barcelona que hace pocos días (y de cara a la vuelta) acusó ante el Chelsea aquello que, como ya hemos dicho, brilla por su ausencia: el desborde exterior.
La determinación de Griezmann está siendo bestial.
Antoine Griezmann atraviesa por uno de sus mejores momentos como profesional. El regreso de Diego Costa, como principal punta de lanza, está proporcionándole al francés el contexto donde más feliz se siente jugando al fútbol. Griezmann ha participado en 16 de los últimos 18 tantos en Liga, entre asistencias y sus propios tantos; prueba inequívoca de que la sociedad entre ambos está fructificando. El hecho de alejarlo de los centrales del contrario está sacando a relucir su versión más venenosa. El galo no está necesitando intervenir mucho más que antes para dejar actuaciones a la altura del crack que, por un tiempo, pareció renunciar a ser. De hecho, está necesitando pocas cosas -suyas y del resto- para, desde la segunda línea, resultar letal. Precisamente, al participar más cerca del origen, esto podría aportarle al Atlético un mayor amparo que, en contacto con futbolistas como Koke o Filipe Luis, permitiría al resto desplegarse rápido a partir esa primera cadena de pases. Algo que ante este FC Barcelona, como ya ha quedado demostrado, podría funcionar. Y que no solo acercaría al Atlético a la victoria, sino que podría hacerle volver a sentir que, en lo suyo, vuelve a ser el mejor.
Foto: LLUIS GENE/AFP/Getty Images
Carlos 4 marzo, 2018
El repliegue del Atleti ya no es tan bueno como antes…. pero el ataque del Barça tampoco^^. Ni en variantes, ni en destreza ni en desequilibrio.
Me tomo el atrevimiento de plantear que Griezmann a día de hoy está preparado para competir a intercambiar golpes con Messi.
Y creo que Simeone también lo siente y saldrá a presionar arriba para aprovechar a Diego Costa y el momento de Gfiezmann que garantiza por lo menos rematar a puerta