Pongamos que el Real Madrid acaba de finalizar un ataque. O que el Barcelona saca de portería. O de banda. Es posible que los blancos mezclen presión alta con gotas de repliegue a lo largo del partido, pero en esas situaciones, el Madrid buscará arriba. Ahí los sistemas emparejarán a Xavi Hernández con Ángel Di María. El argentino es un torbellino de intensidad, presiona como un loco. Dicen las técnicas culinarias que para marear y someter a los Fideos hay que darles varias vueltas con el tenedor. Pero el tenedor ya no gira. Xavi ya no puede proteger la pelota ante un agobio tan fuerte.
En el duelo 100% individual, Xavi ya no puede ganar a Di María
El mecanismo de defensa que está encontrando Xavi (y el Tata, que encara la recta final del año agarrado a él) está siendo retrasar su posición hasta disfrazarse de mediocentro en los inicios de jugada, en parte porque Busquets no ha respondido del todo al reto creativo este año. Si Di María aprieta, es muy probable que Xavi “huya” a zonas de confort, cerca de Benzema. Eso saca a Busi del puesto de pivote y lo manda a ocupar el hueco dejado por Xavi. Ahí Sergio ni está recibiendo ni, cuando lo hace, acelera o asegura la posesión, por lo que el Barça requerirá que Cesc o Iniesta aparezcan por esos espacios.
En resumen: el choque frontal entre Xavi y Di María obliga al “6” culé y a su entorno a reaccionar. Individualmente ya no lo puede vencer.
Alves tiene en su mano gran parte de la suerte culé en el Clásico
La relación entre Di María y Xavi cambiará a medida que el Barcelona juegue en campo contrario. Como hemos venido contando, Ángel representa el defecto más evidente de la defensa del Madrid en su propio terreno. El Dani Alves debe ser clave ante Ángel Di Maríagol de Koke o la ocasión del Schalke en Alemania nacen ambos del mismo lugar: una desatención de Di María. El argentino no es interior nato y a veces no puede ocultarlo. Para que el Barça explote esta carencia y pueda tener ratos de dominio es fundamental el nombre de Daniel Alves. El concepto es sencillo: Dani deberá aprovechar que Cristiano Ronaldo no suele bajar a defender para hacer con Xavi el dos contra uno frente a Di María. Dividir la atención del rosarino haría que Xavi pudiese maniobrar.
Evidentemente, cualquier tipo de alegría ofensiva de Alves implica un gran riesgo ante la presencia de Cristiano. Si Alves avanza, Ronaldo quedará solo automáticamente y eso es un suicidio para casi cualquier equipo. El brasileño, por descontado, no subirá de forma continua. Sin embargo, como decíamos antes, sus ventajas serán básicas para el juego blaugrana y no puede volverse invisible con balón. En realidad, a Alves se le va a exigir una actuación de lectura constante y acierto casi perfecto en todo lo que haga. Es capaz pero no lo tendrá fácil.
Cristiano Ronaldo cuenta en la batalla entre Xavi y Di María
La tercera fase del duelo entre Xavi y Di María es la transición ofensiva merengue. El contragolpe. Como siempre, el Barça dependerá de cómo de bien colocado quede tras la pérdida del esférico. En cualquier caso, aquí hay un desequilibrio neto. Por una cuestión de diferencia rítmica, Xavi tiene muy difícil encimar al internacional albiceleste. Incluso podría decirse que al catalán no le conviene pegarse mucho en la presión ya que eso le abriría a Ángel la opción del desborde rápido.
La superioridad del Madrid en este flanco permitirá que Di María pueda ejercer de lanzador de contraataques. Por golpeo y –especialmente– a través de las conducciones, el Real tiene una catapulta obvia en el Fideo. Dicho esto, no estamos ante el futbolista más fiable del mundo. Cabe la posibilidad de que Di María abuse del lanzamiento al sentir que tiene en su mano la llave del contragolpe. Además, el Madrid no encontrará en el territorio de Xavi un hombre en el que pararse para asentar la posesión, como si le ocurriría con Modric o incluso Isco. Pese a todo, el discurso del partido se prevee favorable a Di María. Para que Xavi venza, su equipo ha de jugar bien. Es innegociable.
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