La Real Sociedad sufrió una crisis de identidad cuando perdió a su entrenador, a su futbolista más importante y su rutina de un partido por semana. Con el tiempo ha sabido sobreponerse a algunas decepciones y su nuevo técnico ha reestructurado el sistema; ha vuelto a ser un equipo de gran nivel defensivo coronado arriba por dos futbolistas que, en condiciones normales, estarían destinados a animar el Mundial 2014. Si a eso unimos que su estadio es orgulloso y que su gente grita tanto que borra las pistas de atletismo para hacerse sentir más cerca, tenemos que visitar Anoeta exige máxima concentración y acierto a quien quiera llevarse de allí tres puntos si no es un conjunto condenado por nivel a alcanzar los 100. O sea, a todos.
Tata esperaba una Real locaMartino de salida cometió dos errores que suavizaron las dificultades a la Real Sociedad. El primero fue uno de los más recurrentes en él: tratar al Barça como si fuera un equipo normal. Como si fuera el Bayern, el Madrid o el Manchester United. Nos referimos a obviar de cabo a rabo el plan general que le viene funcionando en las últimas fechas para intentar adaptarse de manera total al reto que, en teoría, le iba a proponer su rival. Los jugadores del Barça no saben hacer eso, su cultura táctica es distinta. Como estudiantes, su método es memorizar; si les trucas dos frases, les expones a no saber interpretarlas. El segundo fallo del Tata fue que no leyó bien la intención de Arrasate. Es decir, se adaptó a algo que luego no existió. La Real fue agresiva, pero no imprudente.
El Tata jugó, prácticamente, con un 3-3-1-3 con Song de central.
El partido de vuelta de la semifinal de la Copa del Rey había encendido el alma de San Sebastián, lo cual, pensó Martino, llevaría a los locales a disfrazarse de Athletic Club y a presionar a toda cancha durante los 90 minutos de juego. Para imponerse a ello plantó una suerte de 3-3-1-3 donde la primera línea era Piqué-Song-Bartra y la segunda, Montoya-Busquets-Adriano. Su objetivo era cerrar la presión de la Real sobre el eje Song-Busquets-Iniesta para que los carrileros subiesen el balón en campo libre dejando atrás muchas camisas txuri-urdin y después encontraran a Messi en el medio para que arrancase sin marca. Dicho de otro modo, Martino pretendía que Montoya y Adriano hiciesen de carteros. Para su sorpresa (y para la de muchos más), la Real Sociedad seleccionó de maravilla sus momentos de presión. Presionó en los saques de puerta, de banda o tras sus ataques más profundos, y nunca más. En el resto de ocasiones, replegó prácticamente con los once jugadores en su mitad de campo formando un 4-3-1-2 (rombo).
El rombo de Arrasate se impuso a Song, Busquets, Iniesta y Leo.
La propuesta de Arrasate, ciertamente, había dejado solos a Montoya y Adriano, ellos podían subir el balón con comodidad si querían, pero como el sistema txuri-urdin no estaba en campo contrario presionando, sino en el suyo achicando huecos, luego no podían dar el pase buscado (Messi). Y como ninguno de los dos posee la finura de Alves, el plan estaba chafado. Quedaba la opción de buscar a Pedro y Neymar, los extremos, para que encarasen en uno para uno, pero tampoco funcionó. En primer lugar, ninguno de los dos fijaba su posición abierta como la situación requería. En segundo, José Ángel y Zaldúa los devoraron individualmente. En particular lo del joven vasco contra Neymar fue una sangría. Neymar, pese a detentar el juego de pies más rápido del mundo, por educación necesita tres segundos desde que controla hasta que pasa a la acción. Zaldúa no le dio ni uno.
Busi falló como interiorNeutralizadas las bandas, al Barça no le quedó otra que intentar dominar donde domina casi siempre, en el medio. Para su desgracia, en esta ocasión también tenía ahí todas las de perder. Por un lado, la Real defendía el centro con un rombo de cuatro jugadores perfectamente sincronizados y con el punto justo de intensidad. Por el otro, el Barça carecía de calidad TOP en su posición clave: interior derecho. Busquets es muy rápido en el pase cuando está pinchado en la posición de pivote y lo ve todo de cara, pero forzado a moverse como interior en busca de posiciones cómodas, el partido para él fue un tormento. Todo lo hizo mucho más lento de lo debido. El Barça dispuso de un 60% de posesión, que no es poco, y Busquets se quedó en 59 participaciones. En el Real-Barça de hace 11 días, Xavi tocó 135 balones en 66 minutos. El dato es franco.
Martino buscó comodidad para el todavía inadaptado Song.
¿Por qué Busquets arriba y Song abajo si Sergio interpreta mejor el rol retrasado y Song en Camerún hace hasta de mediapunta? El Tata lo dejó caer en RDP: para que Song estuviese más cómodo. Él quería contar con los dos porque esperaba un partido rápido, y, seguramente, los últimos choques de Alex como interior le habían horrorizado. Necesitaba participación para suplir a Xavi y pensó que Busquets lo leería mejor. Le salió muy mal, pero tenía sentido. Y sí es cierto que Busquets, aunque puede dirigir con clase una salida de balón, carece de creatividad y conceptos para dirigir un ataque completo (y lo pagó), pero como Martino esperaba un ida y vuelta, eso no le importaba.
C. Bravo dio una clase ofensivaCon un escenario tan ventajoso en lo táctico para la Real Sociedad, la verdad es que todos sus hombres jugaron muy bien. Incluso Canales, que en lo técnico lució menos de lo normal en un mediapunta con magia que juega contra el Barcelona, generó conflictos interesantes en la confundida sociedad Sergio-Alex. No obstante, si hubiese que destacar a alguno en particular, amén de Zaldúa, habría que centrarse en Claudio Bravo y Carlos Vela. El portero dio un clínic de fútbol ofensivo. Bajo el arco dominó en los córners e hizo un paradón (no halló más trabajo), pero con el balón en los pies (o en las manos) tiró de temple, visión y golpeo para tranquilizar o atacar según tocara. Hizo muchísimo daño a su rival. En cuanto a Vela, en este caso sí, lo esperado. Concierto en situaciones de uno para uno sin ayudas que dejaron muy mal a toda la zaga azulgrana. El Barça tiene que inventarse ya algo para defender a talentos así. No es de recibo que casi todos le hagan el partido del año.
El Xabi Prieto x Griezmann fue una cambio ganador de Arrasate.
El detalle final que encumbró a Jagoba Arrasate fue la sustitución de Xabi Prieto por Griezmann. Martino, desesperado porque su equipo no creaba ocasiones ni perdiendo 3-1, hizo el típico cambio de Sir Alex Ferguson o José Mourinho: un delantero por un defensa. Dicho ajuste casi nunca deriva en un ataque más equilibrado, y menos si se tiene por fuera tan poco regate como Alexis Sánchez; dicho ajuste se hace para invitar al oponente a buscar otro gol, que deje el hueco que no está dejando y probar suerte por ahí. El entrenador de la Real lo leyó, quitó a su delantero más veloz y puso a su centrocampista más lento. Arrasate, que suma 35 años, hizo un cambio de entrenador de 67. La Real ocupó aún mejor los espacios y el Barça atacó con aún menos orden. Noche redonda en Anoeta.
El Barcelona debe aprender del pinchazo, pero con tranquilidad.
En cuanto a los azulgranas, perder en San Sebastián en una Liga de 90 puntos como la actual no es ningún drama. Es algo perfectamente tolerable que no debe crear más dudas de la cuenta en un equipo que, hasta ayer, había enlazado una línea de juego muy positiva. Lo que sí debe hacer es descifrar el jaque (no mate) de tres piezas que Arrasate le ha lanzado:
1. Técnico. Hay que poner fin a las exhibiciones de los habilidosos.
2. Táctico. Hay que hallar el modo de que Leo reciba entre líneas. Es crucial y él, pese a estar genial, con su falta de movimiento no lo está poniendo fácil.
3. Anímica. Hay que mantener la calma pese a perder el liderato.
Pepe 23 febrero, 2014
Veo a Pellegrini tirandose anoche de los pelos en su casa por regalarle el balon al Barcelona y no atacarle la floja defensa en la primera parte cuando llego a crear ocasiones con 10 jugando ya sin presion.
Mucha gente se quedo con exhibicion en el campo del City y no fue asi, igual que el 1-4 en el Pizjuan muy engañoso.
Dicho esto ayer el partido lo pierde el Tata poniendo a Song-Busquets juntos, a Montoya o a un Bartra que hacia tiempo que no jugaba y le tocaba bailar con la mas fea.