
El norte está haciendo grande a nuestro fútbol. Hace once días vivimos en San Mamés un Athletic de Bilbao-Real Madrid precioso, saldado con un empate de esos que no dejan amargura en nadie. Anoche les tocaba a los vecinos de San Sebastián recibir al otro gigante nacional, el Barcelona, y el resultado fue un nuevo partidazo digno de verse. La Liga debería jugarse siempre en estas tierras.
Lo cierto es que había más historia de la que parecía. Pese al 2-0 de la ida –marcador mortal en rondas del KO–, la sensación general es que quedaban cosas por suceder. La Real y su gente soñaban con hacer algo grande, había esperanza en sus corazones. Y en las filas azulgranas, si no miedo, sí que existía el respeto a un estadio que no conquistan desde hace siete años. Conocer esta mezcla de sentimientos es indispensable para entender las alineaciones y todo lo que ocurrió en el encuentro.
Real Sociedad y Fútbol Club Barcelona jugaron un partido intensísimo, una maravilla para el espectador
Tata alineó por segunda vez en la temporada a Xavi, Cesc, Iniesta y Messi juntos (la primera fue en el Clásico liguero). Martino resucitaba así la “fórmula Vilanova”, la última que vistió al Barça de equipo dominante. Entre aquella versión y la vista ayer en Anoeta hay diferencias que matizaremos, pero ambas comparten un mismo objetivo: controlar el juego.
La primera decisión conservadora tuvo que ver con la salida de balón. La Real Sociedad mandaba a la presión a sus dos delanteros, Seferovic y Vela/Griezmann. Presión agresiva, fuerte, como se esperaba en una velada tan emocional. Como siempre, el Barcelona respondía retrasando a su mediocentro para crear la superioridad numérica y poder avanzar. La sorpresa llegaba al comprobar que ese mediocentro no era Sergio Busquets sino Xavi Hernández (Foto de la izquierda), que ejerció de pivote el 90% de las veces que al Barça le tocaba iniciar jugada. El motivo de este cambio, que no es nuevo pero casi nunca ha sido tan evidente, estuvo relacionado con la seguridad en la posesión. A Xavi ya no le da para dominar arriba pero atrás, con tanto tiempo y espacio, es complicado que la pierda. La directriz de Martino fue clara y se apreció incluso cuando el pressing rival no exigía bajar al mediocentro (Foto de abajo a la izquierda). La posición de interior quedaba en manos del que pasase por allí. Tanto Busquets como Iniesta o Cesc se mostraban inspirados en el toque así que el Barcelona cruzaba la divisoria con sencillez. La Real Sociedad no robó ni una pelota adelantada en la primera mitad. Con el Barça instalado en campo contrario, Xavi y Busquets pasaban a recobrar sus roles originales.
Obligado por el 2-0 del Camp Nou, Arrasate se la jugó en cada aspecto táctico. Sus dos puntas trabajaban en defensa sobre los centrales y Busquets, pero renunciaban por completo a presionar a los interiores. La Real necesitaba tener listos a sus arietes para sentir cercano el contraataque. Esto lo aprovechó de manera inteligente el Barça. Y además lo hizo de manera tan repetitiva que no escapó a los ojos de nadie. Los azulgranas formaron una fiesta en el sector izquierdo de su ataque (Foto de abajo a la derecha), donde Xavi, Cesc, Iniesta, Alba (siempre) y a veces Messi generaban una superioridad incontestable para Gaztañaga, Zurutuza (pivotes) y Xabi Prieto. Griezmann (extremo izquierdo) se veía forzado a cerrar su posición para ayudar, lo que derivó en la acción más repetida ayer en cualquier jugador barcelonista: cambio de orientación hacia Pedro o Alves. Y como Dani estuvo fino técnicamente, el Barça olió a peligro.
El Fútbol Club Barcelona volcó el juego en la izquierda para terminar sorprendiendo en el lado contrario
La calidad de su posesión permitió al Barça prepararse para defender, pero también hubo medidas específicas y aciertos individuales. La superioridad de los “jugones” a la hora de elaborar hacía posible que Busquets quedase atrás, aislado de la creación y pendiente de hacer el “3 contra 2” frente a Seferovic y Vela (Foto de abajo a la derecha). Además, Piqué y Mascherano andaban soberbios en el cruce y minimizaban las buenas combinaciones realistas. No obstante, no toda la primera parte fue balón para el Barça. La Real también la tuvo, algo que no pareció pillar desprevenido al Tata. Incluso podría decirse que lo esperaba. El Barcelona no quiso presionar demasiado arriba y esperaba en su campo con un claro 4-4-2 (Foto de arriba a la derecha) que obligaba a Gaztañaga a retrasarse. La presión culé llegaba cuando los laterales o Zurutuza entraban en contacto con la bola. Ahí, sí, el Barcelona forzó a la Real a varios pelotazos, bien resueltos por el inconmensurable Piqué. La solución txuriurdin llegó a través de sus extremos y de un invitado impensado: José Angél. Aunque el Barcelona tapó de manera bastante eficiente los espacios interiores, Prieto y sobre todo Griezmann pudieron colarse entre líneas en alguna ocasión (Foto de abajo a la izquierda). Fue poca cosa pero ya sabemos que esta Real Sociedad tiene dinamita arriba y de poco saca mucho. Al que no pudo controlar el Barcelona fue a un José Ángel pletórico que logró poner varios centros. Piqué, de nuevo firme en el área.
Pese a que el Barcelona tenía el dominio claro de la situación, hemos de decir que los de Martino no desarbolaron a la Real. De hecho, el 0-1 se originó en un mal despejé de José Ángel (error inmerecido a tenor de su partido) que Messi aprovechó con la magia que acostumbra. El Barça era lo que Alves y Pedro producían y eso no es buena noticia. Sin embargo, tras el tanto de Leo vimos un cambio táctico de importancia notable estuvo a punto de traducirse en un par de goles blaugranas: Cesc pasó al puesto de interior, con Iniesta en banda. 4-3-3 de toda la vida… y Xavi atrás. Con Fábregas a los mandos, el Barcelona puso un ritmo altísimo y su juego adquirió de verdad tintes verticales. Esta es la gran diferencia con el “modelo Tito”. En aquel sistema, Cesc jamás bajaba a crear. Sus minutos fueron potentes y han de ir en el haber del Tata, el entrenador que más ha invertido en Fábregas desde que regresó al Barcelona.
Cesc Fábregas mostró detalles interesantes donde siempre ha sembrado dudas: jugando abajo
La distancia de cuatro goles hizo que la segunda mitad fuese de una calidad futbolística sensiblemente menor. La Real enloqueció al presionar de manera descontrolada con hasta siete hombres en terreno enemigo. Los espacios nacían solos, así que el Barça volvió ya de forma fija a su dibujo habitual: 4-3-3 con Messi de 9 y dos extremos (Cesc e Iniesta se turnaban). Con ese sistema el Barça sabe crear ocasiones, y más si el oponente se abre para que Leo corra. Tuvieron oportunidades como para ganar 0-4 pero Zubikarai lo paró todo. Claro que perdido el control y abrazados al disfrute se vieron las carencias habituales, sobre todo en las figuras de Daniel Alves y Jordi Alba. El primero sabemos que es capaz de concentrarse 90 minutos y sufrir pero del segundo aún no tenemos esa certeza.
A buen seguro, en la cabeza de Martino se habrá abierto un nuevo periodo de reflexión. Su equipo completó anoche el mejor partido de la temporada, justo el día que (re)estrenaba estrategia. Con ella, el Barcelona encuentra la seguridad defensiva que no halla por los cauces normales (extremos + Messi). Pese a ello, los 45 minutos iniciales no terminaron de ser perfectos. De fondo asomó la misma falta de profundidad que “mató” el invento de Tito justo hace un año. Claro que ahora hay algún motivo extra para el optimismo. De entrada, Messi está mejor. Más rápido, más ligero, más capaz de llegar hasta el final con sus slaloms. Y Cesc, causante parcial del derrumbe del «Titosistema», parece ser otro bajo el manto del Tata. Si este planinng tiene futuro, lo sabremos muy pronto. Por lo pronto, hoy el Barça está más feliz que ayer.
@DavidLeonRon 13 febrero, 2014
Por cierto, lo menciono "poco" en el artículo por haber sido parte de un todo en la primera mitad pero no deja de ser él el que permite ese tipo de baile entre centrocampistas: qué delicia es ver jugar a Iniesta cuando pilla ese mes al año…