El de Marcos Alonso es uno de los pocos nombres propios que, por evolución, rendimiento y prestaciones, podría quedar impune ante el descalabro sufrido por el segundo Chelsea de Antonio Conte. El canterano del Real Madrid, que en Florencia ya dejó detalles como para figurar, al menos, en las quinielas de cada convocatoria nacional, ratificó en el Camp Nou, días antes de conocerse la última lista antes del Mundial de Rusia, que su ausencia en la selección durante estos años no se atribuye tanto a una cuestión de méritos sino más bien de estilo.
El madrileño siempre fue de origen un futbolista muy ecléctico en cuanto a sus aptitudes. Alonso llegó a jugar de todo cuanto fue posible por aquel entonces en el sector izquierdo de la Fiorentina: hizo de lateral, de carrilero y hasta de central, que también se llegó a dar el caso. Y dicha flexibilidad encandiló a Conte. El italiano, tras caer con los suyos en los cuartos de final de la Eurocopa, aterrizó en Londres con el reto de hacer útil su pizarra en el particular contexto de la Premier. Lo consiguió, ahí están los resultados. Aunque para ello debió recurrir al ensayo y error del más puro aprendizaje empírico. Debió probar cosas, cambió muchas otras y unas cuantas se quedaron por el camino. Hasta el punto de que dicha fórmula, reajustada de cara a esta segunda temporada, ha erradicado cualquier atisbo de versatilidad en Marcos Alonso. Desde hace tiempo, el español frecuenta con mayor asiduidad el área rival que la suya propia.
Conte ha reorientado la proyección de Marcos Alonso.
Por esta razón, no deja de ser sorprendente que la llamada a filas se haya producido ahora que su fútbol se ha vuelto más reduccionista dentro de un sistema. En base a ello, la eliminatoria ante el FC Barcelona sirve como reflejo para entender el jugador en el que se ha convertido. Atacando por el costado izquierdo, aprovechando el vacío que Eden Hazard le genera con sus movimientos por dentro, el carrilero ha pasado de llegar a línea de fondo -como hacía hasta el año pasado- a entrar en el área para acudir a su zona de remate predilecta: el segundo palo.
En ese sentido, sus números no engañan: Marcos Alonso es el quinto máximo goleador del equipo ‘blue’ con siete tantos, empatado con Pedro; superando así los seis que consiguió durante el curso anterior. Unas cifras que, si bien es cierto que se encuentran ligeramente engrosadas con su destreza a balón parado, refuerzan la teoría que, entre el bajón de Morata y la actual sequía de Giroud, le sostiene como el mejor finalizador del Chelsea en los últimos meses. Ya sea desde su potente zurda o bien a partir del juego aéreo; el cual domina en los dos lados del campo. Lo que le convierte en un valor seguro dentro del peculiar entorno británico.
Marcos Alonso no guarda similitudes con Jordi Alba.
A menos de tres meses para el Mundial, Marcos Alonso recala en una selección en la que Jordi Alba acapara su coto privado hace ya un buen puñado de años. Y lo normal, salvo casos de máxima excepción, es que este, de cara a junio, siguiera siendo suyo. El del FC Barcelona es, por múltiples razones, el candidato idóneo para ocupar el sector zurdo de la selección. Ambos reúnen muy pocas cosas en común. Por no decir ninguna, más allá de que los dos, rozando la treintena, amanezcan, se bajen del autobús y compitan de corto confiándolo siempre todo a su pierna izquierda. La diferencia principal está en cómo interpretan los espacios.
Alonso necesita de un contexto muy abierto, con ritmo, para funcionar como es debido. Algo que Alba, por su parte, no siempre requiere, dado que es capaz de percutir sin tantos espacios porque, en estos casos, él mismo se los inventa. A fin de cuentas, el del Chelsea no dispone de la maña –ni la cadera- para regatear en estático. Lo suyo es llegar desde atrás, tocar –si fuera necesario- en carrera y aparecer por sorpresa para finalizar. Y en esta España, con Isco y Silva por fuera, Alonso podría aprovechar esas zonas para avanzar. Lo que está por ver, en cambio, es cuántas selecciones le concederían tantos metros para, conforme a su perfil, erigirse como ese recurso puntual que tanto podría aportar en estos escenarios. Del mismo modo que, si al final acude a Rusia, quizás podría dar sentido a la alternativa que ya ha probado Lopetegui: el sistema de tres centrales con carrileros. Pero ese, si se llevara a cabo, daría para otro texto.
Foto: GLYN KIRK/AFP/Getty Images
@AdrianBlanco_ 22 marzo, 2018
A raíz de su convocatoria, leí el otro día un dato de lo más llamativo: Marcos Alonso es el defensor que más goles lleva anotados esta temporada entre las cinco grandes ligas.
Eso sí, el dato va con truco. Hace ya tiempo que el español, en ataque, actúa como si fuese un segundo punta.