«Oiga Ángel, ¿usted no para de correr jamás?”, le preguntan. “No, nunca paro. Puedo correr lo que quiera, en la cancha no siento cansancio”. Y eso, adornado con una gambeta de contorsionista, un disparo terrible y mucha personalidad, es Ángel Fabían Di María. Su actuación en la prórroga del Argentina-Suiza llenó de épica un choque que los de Sabella merecieron resolver antes. Suiza, una correcta obra del viejo Ottmar Hitzfeld, se fue con honor.
Di María dio a Argentina un triunfo que había merecido antes
Argentina es el perfecto resumen de la teoría de la manta corta. Para lograr una cosa ha de sacrificar otra. Siempre. Con la lesión de Agüero, Sabella buscó el equilibrio con Lavezzi y un 4-4-2 bastante simétrico con el Pocho y Di María en bandas. Las virtudes del nuevo sistema fueron evidentes en el repliegue, con una Suiza que no podía aprovechar a Shaqiri, al que Hitzfed hizo jugar suelto. La albiceleste parecía más sólida que nunca en el Mundial. Ahí, el 4-4-2 triunfaba.
Con la pelota fue otro cantar. La pareja Mascherano-Gago sufre para agilizar el juego. Es muy lenta trasladando el balón. Consecuencia de esto, Di María tuvo que abrirse mucho para poder recibir y encarar, quedando en todo momento lejos de un Messi ahogado. 17 minutos tardó Leo en enganchar una como sabe, mérito también de un Behrami que rebañó y tapó como un coloso toda la tarde. Argentina no contaba con la sociedad Fideo-Pulga, la que genera el desequilibrio, así que Sabella buscó unirlos, pasando a Ángel a la derecha cerca de la zona predilecta del “Diez”. Pero la cosa no salió bien.
Di María, forzado a encarar hacia dentro, acabó por romper la simetría de Argentina. No es que el del Madrid lo hiciese mal, sino que la pérdida de balón de repente era siempre central, más caótica. Ahí sí, se conectó Shaqiri, que hiló en el sector de Gago (Fernando carece de inteligencia posicional en la presión y el repliegue). A él iba a unírsele un increíble y sorprendente Mehmedi, también brillante conservando la bola y dando oxígeno desde la izquierda. No hay que confundirse: Suiza tuvo dos salidas en 45 minutos, pero fueron de máximo peligro.
Argentina, pese a todo, jugó sus mejores minutos en este Mundial
Pese al mal balance peligro creado-ocasiones recibidas, hay que decir que Argentina logró a lo largo de casi todo el encuentro un control inédito en este Mundial. De hecho, tras el descanso y con la vuelta del 4-3-1-2, los de Sabella fueron muy superiores y debieron ganar. Rojo y Di María torturaron a Xhaka y Licthsteiner en sus duelos exteriores (importante la entrada de Fernandes para auxiliar), Messi estuvo muy presente en la frontal e Higuaín y Palacio tuvieron remates de gol o gol. Suiza, ni una contra. Por cierto, un apunte: Zabaleta, Rojo y Mascherano fueron al choque como hacían hace 20 años los soldados de Maradona. Con fe y pierna dura. Solo Fede titubeó.
Con los milagros de Benaglio se llegó a una prórroga que afectó al sistema nervioso argentino y calentó aún más a Mehmedi, desatado en las conducciones y los regatitos. Suiza tocó y sacó a Messi del partido. Argentina ya no le podía encontrar por juego. Había que jugársela al otro niño de Rosario.
Di María en una prórroga es como contar con un futbolista más
Y así fue. La prórroga de Di María fue un auto-homenaje a su figura, la de un futbolista grande. Con el terrible peso de la camiseta albiceleste a cuestas, Ángel reprodujo otro de sus esfuerzos incomprensibles y constantes. ¿Cómo puede buscarlo tanto un solo jugador? ¿Qué importancia tiene el error cuando a la vuelta de la esquina espera un nuevo intento? Di María es eso, y lo tiene Argentina, que también tiene a Leo. El genio volvió a decidir con una arrancada mágica y ya pudo hacerlo antes. Leo está y Di María también. Y quizás la suerte de antaño. ¿Fútbol? Mejoran, pero todavía les queda.
Pablo 2 julio, 2014
Fue un parto. Una tortura. Y ese tiro libre del final es algo que no se le hace a otro ser humano. Qué sufrimiento. Es difícil analizarlo. Argentina jugó mejor de lo que lo venía haciendo y tuvo sus chances, en el 2° tiempo, contra un rival que casi no salió de su propia área. Pero mereció sufrir menos aunque la tónica del mundial parece ser esta: a todos el triunfo les cuesta años de vida. Nada parece sencillo.
Con respecto a Di María: viene levantando desde el partido con Nigeria. Ayer… intentó mucho pero no termino ninguna bien, excepto la del gol, pequeña cosa, no?
Pero Argentina tiene a Messi, que sigue demostrando que al menor descuido te asesina. Ayer, con tres o cuatro marcadores encima hizo sus cosas. En el momento que solo quedó contra uno, hizo desastres. Es muy impactante ver el gol desde la cámara detrás del arco: toda la defensa se cierra sobre él, los demás no importaban. El peligro, el miedo, es Messi. Ahí radica toda la esperanza.
Toca Bélgica. A sufrir de nuevo calculo. Ah, de Sabella, Gago, Fenández mejor ni hablar…
PD: Me olvidaba de Masche. Monstruoso. Enorme. Épico. Los corre a todos y por todos. Y encima le suma ese "fuck off".