Boateng, Draxler, Huntelaar o Farfán son buenos futbolistas pero forman un equipo descompensado e incapaz de competir ante la aristocracia europea. Esta premisa ya la demostró el Real Madrid el pasado miércoles, así que nos centraremos (casi) exclusivamente en esa primera parte del Bayern Munich que es ya, por derecho propio, uno de los baños futbolísticos más gordos que se recuerdan en los últimos tiempos.
El Schalke topó, otra vez, con un rival muy por encima de su nivel
Guardiola es el Picasso del fútbol. Al igual que el gran pintor andaluz, Pep dibuja figuras geométricas sobre el lienzo, y como pasaba con el malagueño, a veces hay que poner mucho empeño para entenderlas. Ayer el Bayern salió con sus laterales ocupando unas posiciones más centradas que la de los propios extremos, Robben y Thiago. Al internacional español le va bien ese rol –ya visto en el Barça– ya que le permite jugar de cara a menudo, pudiendo elegir el momento y el lugar en los que intervenir. Enfocado al detalle, Thiago es un elemento poderoso. A cambio, el Bayern entrega la creación a figuras más responsables y sólidas como Toni Kroos o Schweinsteiger.
En cualquier caso, el tapado del Bayern a día de hoy no es otro que Arjen Robben. A los 30 años, el holandés atraviesa su cima como jugador. La convivencia con Pep, que pintaba dudosa, ha sacado de él una lectura del juego que no conocíamos. El holandés inicia los ataques por fuera pero termina recibiendo dentro, intercambiando ubicación con algún compañero. Ayer fue Gotze. La habilidad, el regate y el disparo siempre estuvieron presentes en Arjen, pero ese fútbol entre líneas le catapulta a otro nivel. Su hat-trick no fue casual.
Robben es más completo futbolísticamente de lo que fue nunca
La mezcla de todo lo explicado dio lugar a cuarenta y cinco minutos de museo. La suma de movilidad por delante de la pelota, seguridad en la creación y laterales adelantados derivó en un control de juego abusivo, digno de los mejores momentos de Guardiola como técnico. El Schalke se quedó en unos enternecedores 69 pases, por 421 de un Bayern que trenzó jugadas sin igual en el continente. Antes de la media hora ya ganaba por 4-0, con el añadido de haber impedido a los de Jens Keller cruzar la divisoria con el esférico en su poder.
Pero el Bayern, aunque a veces sonroje escribirlo, no es perfecto. Guardiola solo concibe el fútbol de manera valiente, con el riesgo siempre presente. Sin ir más lejos, ante el Schalke su equipo saltó al césped sin mediocentro fijo y cerrando atrás con dos hombres, porque ni Alaba ni Rafinha se quedaban cerca de los centrales. Bajado el pistón emocional, los de Gelsenkirchen pudieron contragolpear e incluso hacer el gol del honor. Guardiola sabe que su equipo puede perder y lo recuerda a todas horas. Con primeras partes como la de ayer, al pobre Pep a partir de ahora no le va a creer nadie.
@DavidLeonRon 2 marzo, 2014
Yo hoy no voy a iniciar con quejas o matices. Creo que no toca.
Cómo juega el Bayern en algunos momentos, madre mía.