Cristian Tello no es un futbolista ilimitado. Bien analizadas, sus habilidades quizás son insuficientes para formar parte de todo un Barcelona: asociativamente es algo pobre, solo puede jugar en una banda y casi no toma decisiones sobre un terreno de juego. Sus aptitudes son pelín escasas pero, ojo, también son especialmente relevantes. De entrada, goza de una gran punta de velocidad, algo que nunca sobra en un delantero. A su sprint se une un desmarque en profundidad vertical y coordinado con el pasador; bordea el fuera de juego pero no suele caer en él. Y en el mano a mano con el portero, pese a usar siempre el interior del pie, acierta más que falla. No son virtudes menores, claro está, pero hubiesen servido de mucho menos si hace veintiséis años Lionel Messi, en vez de zurdo, hubiera nacido diestro.
Messi y Cristian Tello forman una pareja decisiva pero de análisis complicado para el Barcelona
¿Por qué Messi y Tello se llevan tan bien? Lo primero, por puro encaje de características. Como zurdo que conduce para dentro que es, el pase natural de Leo vuela siempre hacia la banda izquierda, justo la que explota Tello, la que da sentido a sus capacidades. Sin embargo, la reciprocidad va un poco más allá. Por un lado, el tipo de desmarque de Tello es de una agresividad poco frecuente en un extremo. Son rupturas largas, de muchos metros por delante, más propias de un delantero. Si uno repasa la nómina de futbolistas que ocupan esas posiciones en el Barcelona o en el resto de clubes verá que no hay muchos que compartan esta rutina: Robben, Ribery, Alexis, Hazard, Bale… pocos atacan de manera tan directa la portería. Esto, por supuesto, le convierte en foco de atención para los pasadores. En el Barcelona el único que simula este movimiento es Pedro, pero su desmarque en estas situaciones es más cortito, de espacios más chiquititos. El gol anulado en la final de la Copa de 2011 es un buen ejemplo.
Por otro lado está la calidad de Messi en el pase. Puede que Leo no tenga la sobrehumana sensibilidad de Maradona –comparación inevitable– en el envío aéreo. Quizás también quede por detrás de Ronaldinho y su golpeo con el interior. Es posible, pero a día de hoy, pocos delanteros (¿ninguno?) son tan precisos a la hora de meter una pelota al hueco. Aunque su toque con el exterior ha dejado barbaridades imborrables, lo que mata defensas es su lanzamiento entre central y lateral derecho. Siempre con una gotita de efecto, para que el receptor no pierda la esperanza tras el bote del esférico. Esta bola, por supuesto, es el sueño de Tello, el escenario exacto donde se vuelve un elemento peligrosísimo.
En el talento natural de Leo Messi está la salvación de Cristian Tello sobre un terreno de juego
Esta unión vio la luz en la temporada 2011-2012, la última de Guardiola y la primera en la que el Barcelona comenzó a mostrarse humano. Fue el año de la caída progresiva de Xavi y por ende, del sistema que levantó junto a Messi en el histórico curso 2010-2011. Con Leo “solo”, el Barça fue girando poco a poco hacia un centrismo absoluto alrededor del argentino, destinatario de la mayoría de jugadas de ataque. El mayor nivel individual de La Pulga (91 goles en 2012) permitió al Barcelona pelear por los tres títulos. Paralelo a esta involución fue el desembarco de Tello en el primer equipo. El canterano fue ganando minutos con Pep, disputando 15 partidos de Liga esa campaña, en los que lograría tres goles: frente Osasuna, Granada y Real Sociedad, siendo este último el primero anotado con la complicidad directa de Leo. Confirmado el adiós de Guardiola, las circunstancias iban a sellar el matrimonio Messi-Tello.
Sin saber si fue la exigencia, el paso del tiempo o la imperiosa necesidad (de su club y también suya) de jugarlo todo, el caso es que Leo Messi fue reduciendo su actividad e intensidad sobre el campo. Resulta obvio que nadie, ni siquiera él, puede permanecer ajeno a las relaciones grupales que se forman en un equipo. En otras palabras; siTello explotaría con el Leo Messi más central Messi pasó a hacer “menos cosas”, en parte es debido a que el enorme dominio que aportaban los Xavi, Alves, etc, fue disminuyendo. Muchas superioridades dejaron de existir. Es posible que su facilidad para limpiar a dos contrarios con la sencillez de un superhéroe se redujese una milésima (no más) y que eso llevase a Leo visitar con menor frecuencia otros lugares más dados al regate. O que el Barça no pudiese subsistir sin su determinación cerca del área. El caso es que Messi echó raíces en el carril central (ejemplo gráfico del último partido de Liga, 83% en zonas medias), un hábitat severo que demanda abrir el campo para poder recibir. Esta tarea correspondería a los extremos. Y ahí el que mejor supo moverse fue Tello. El de Sabadell exprimió la atracción de Messi, ya fuera para marcar (7 goles en Liga) o para asistir varias veces al genio rosarino. Pedro o Alexis, por el contrario, vivieron sus peores días como azulgranas.
Desarrollar todo su juego pegado a la banda favorece a Tello ante jugadores a priori superiores
Los casi tres meses de baja de Messi en la presente 2013-2014 tuvieron sus consecuencias. En lo que respecta al co-protagonista de este artículo, la no presencia de Leo ha sido devastadora para él. En 12 partidos de Liga, Cristian aún no ha podido perforar la meta contraria. Para Pedro o Alexis la historia ha sido muy diferente. Precisamente en el último «38 Ecos» debatimos cómo ha afectado –sobre todo– a los delanteros culés el cambio de falso 9; pasar de Cesc a Leo. La conclusión general fue que la mayor movilidad y participación de Fábregas ayudaba a sus compañeros de ataque a hallar mejores posiciones de gol, pese a que el Barça, como es lógico, siempre será más potente con Messi en sus filas.
Entonces, ¿dónde está el problema? Básicamente, en la pérdida de potencial. Tanto Neymar como Alexis o Pedro son, en opinión de la mayoría, futbolistas de un rango superior a Tello, mucho más completos y capaces de encontrar y aportar soluciones a los problemas. El messitellismo tiene la virtud de ser muy difícil de parar para el rival no tan dotado. Lo vimos anoche en el Ciutat de Valencia. Caparrós optó por ser más combativo en la presión y adelantó su línea defensiva más de lo habitual. El precio a pagar fue una brutal exhibición pasadora de Messi. Para los más humildes, trabajar 90 minutos contra Leo a cuarenta y cinco metros de la portería es un infierno.
Para los grandes también es duro pero al menos es viable. Messi acabará filtrando pero de forma menos cómoda, y con un lateral en mejor situación táctica. El ejemplo perfecto lo vivimos en el Barcelona-Real Madrid de abril de 2012, en el que el experto Arbeloa tapó todos los intentos de desmarque (menos uno) y desborde de Cristian. La sensación global es que la dupla Messi-Tello es un fantástico recurso para la liga de los 100 puntos y un balón de oxígeno para Leo en todos los sentidos. Pero a su vez, resulta una solución recurrente y peligrosa que aleja al Barça de cualquier posibilidad de evolución. El techo del Barcelona 2014 está en que Neymar, Iniesta, Cesc, Messi y Busquets disfruten juntos. Para Tello siempre hay tiempo.
@DavidLeonRon 23 enero, 2014
El partido de Messi: http://www.youtube.com/watch?v=MaOsaB0-Mpw
Es curioso, me quedé con la sensación de que Messi no disfrutó en el campo el 90% del tiempo, pero que hubo un momentito, apenas 10 minutos, en el que encontró el modo de liarla y ahí se desató. Ahí lo gozó, se puso en modo Quarterback y se inventó cuatro goles.