La ConfeCup es un torneo sin tradición pero que reúne y mide a selecciones muy importantes, así que, pese a su juventud, ya ha dejado historias que contar. Una de las más místicas fue la del año 2005, la de la única conquista de la única Brasil de Ronaldinho.
La verde-amarela aterrizó en Alemania con tres bajas sensibles: Cafú, Roberto Carlos y Ronaldo. Es decir, los protagonistas más recordados del título en Yokohama (¡qué injusticia contra Rivaldo!). En esta edición sus ausencias fueron una bendición para Parreira, pues casi todos los presentes tenían hambre y cosas por demostrar. Sobre todo los cuatro fantásticos de arriba: Ronaldinho, Kaká, Robinho y Adriano. El primero, oficioso nº 1 mundial, quería esgrimirse como líder patrio. El segundo, crackazo que empezaba a partirla, necesitaba sacudirse la decepción del milagro de Estambul. El tercero era el joven prodigio del país ante su primera oportunidad. Y el cuarto, el «9» tras Romario y Ronaldo. Por encima de cualquier cosa Brasil tenía muchas ganas de jugar al fútbol.
Ronaldinho, Kaká y Robinho consiguieron ser complementarios.
Ronaldinho era jefe y estrellaCon franqueza, la leyenda de que aquel equipo, de no haber sido trastocado, hubiera barrido en el Mundial de Cannavaro… es un castillo en el aire. El fútbol practicado fue irregular, en casi todos los encuentros hubo fases en las que fueron dominados sin querer, y, hasta después de la Final, pocos jugadores esquivaron la crítica mediática. Aquel 4-2-2-2 de Parreira tenía sentido pero estaba verde. Su idea era darle a Dinho la banda izquierda, el espacio que se inventó Rijkaard para esconder sus defectos, y que Kaká y Robinho, tipos inferiores -especialmente Binho- pero con mejor lectura del juego, agitaran el resto del campo. Por momentos fue una orgía, sí; pero en general aquéllo no fue la máquina que el boca-boca luego construyó. Como mínimo, necesitaban tiempo.
La Final contra Argentina desató las expectativas con la Seleçao.
Pero fue imposible, completamente imposible, mantenerse en la línea del realismo después del 4-1 en la Final contra Argentina. El baile fue memorable, los cuatro cracks jugaron casi riéndose y dejaron entrever lo que, de perfeccionarse, podrían haber llegado a ser.
Doce meses después, Cafú, Roberto Carlos y Ronaldo (¿los mejores de la historia en sus puestos?) se apuntaron en la lista y varias cosas se rompieron. La energía de Gilberto Melo y, sobre todo, Cicinho había sido básica en los costados, y Roberto y Cafú estaban muy, muy mal. Mucho mejor rendía Ronaldo, si bien su imponente estampa derivó en dos asuntos difíciles: Ronaldinho dejó de ser el rostro y Adriano cedió el «9». El ambiente se vició, el fútbol se ahogó y Brasil capituló contra la Francia de un hombre al que le restaban dos citas como profesional.
@SVilarino 15 junio, 2013
El primer tiempo que hace Riquelme en esa final de la Confecup es tremendo.