El derbi lombardo recuperó color sin desteñir. Dentro del contexto y de lo que ha sido el enfrentamiento en los últimos tiempos, el partido tuvo entidad. El Milan, en dinámica muy positiva, acarició una nueva victoria desde su comentada tranquilidad y competitividad, adaptándose a lo que propuso la primera toma de contacto de Stefano Pioli al frente de los nerazzurri. San Siro asistió con gusto a un encuentro vivo, alejado de aquella sensación de aleatoriedad, tedio y mal fútbol que ha protagonizado los últimos derbis della Madonnina.
De primeras, pero también de últimas, el debut de Pioli en el banquillo del Inter de Milan se caracterizó por pretender mandar en campo contrario en todo momento. Desde la energía del primer día y de ser un derbi en San Siro, los futbolistas del Inter lograron su próposito desde el primer momento, robando en campo contrario con muchos futbolistas en la salida milanesa. La posición de todo el equipo fue especialmente significativa, pues tanto los mediocentros -Brozovic, Kondogbia- como los centrales -Miranda, Medel- salían muy arriba a anticipar y morder. Más que su capacidad para combinar y elaborar, la presión fue lo más destacable del visitante, pues todos los futbolistas alineados -los mencionados más Perisic, Joao Mario, Candreva- comparten ritmo alto y no tanto organizativo.
El Inter arrancó con ánimo de presionar y someter
Para terminar de conformar el marco del choque, Montella y sus chicos aceptaron muy rápidamente lo que vieron y renunciaron a discutir lo que el Inter había planteado. Dibujando una fase defensiva de altura baja, los rossoneri protegieron su campo, y anularon tanto los errores no forzados -sin Romagnoli, su salida de balón fue mucho más directa- como la reducción de espacios, allí donde los medios y atacantes de su rival más cómodos se encuentran. Cargando el lado derecho, con Candreva y D’ Ambrosio, el Inter se iba acercando al área, aunque sin excesivo peligro, abusando del centro lateral pero sin ocasiones claras. El partido, que desprendió mucha igualdad y control en ambas propuestas, se fue abriendo hacia el contragolpe local.
Como al Inter le faltaba toque y seda en sus filas, el Milan fue desbaratando sin demasiados apuros cada acercamiento. Los de Pioli seguían presionando, con dos pivotes muy separados y dos bandas muy ofensivas. El Milan, fuerte en mediocampo, con Kucka, Bonaventura y Locatelli, obtuvo recompensa en una de las pocas salidas que pudo enlazar, una contra que terminó Suso con un zurdazo perfecto. No fue un gol consecuente con el partido pero sí con lo que el Milan, en varios partidos, ha sido en esta Serie A, abriendo el marcador sin generar juego previo.
Suso se comportó como el auténtico crack del choque
La segunda mitad siguió el mismo sendero, sumando dos goles de bandera, de Candreva y Suso, que actualizó el nivel y realidad del futbolista gaditano, increíblemente resolutivo en dos acciones concretas para darle una victoria al Milan que no peligró en ningún momento y que solamente se esfumó a balón parado. En un reparto de puntos que deja muy contenta a la Juve, no debe dejar la sensación contraria a ambos conjuntos lombardos. El Milan sigue ganando identidad competitiva mientras el Inter puso el ritmo ofensivo y sumó el plus de confianza del empate final, siempre necesario en etapas que comienzan.
Foto: GIUSEPPE CACACE/AFP/Getty Images
hola1 21 noviembre, 2016
Suso fue amo y señor del partido. Me gusto este Inter, se les noto un cambio de actitud y una propuesta muy interesante de Pioli. Ojala este Inter rinda como la Lazio de Pioli.