«No es lo que yo quiero. Así de sencillo. Estos partidos locos no son para mí. Hubo muchas cosas que no me gustaron. Me quedo con la reacción, las ganas y el empuje ante una situación complicada de partido, pero con poquito más. Este no es mi partido. Yo no juego a este fútbol. Es decir, no quiero que mi equipo juegue a este fútbol».
No pudo ser más claro Gustavo Poyet cuando, con evidente cara de disgusto, tuvo que valorar el empate a dos ante el Granada de Paco Jémez. El técnico uruguayo, al igual que su homónimo sevillista, llegó acreditado por la existencia de un estilo que no sólo describía a sus equipos, sino que sobre todo le definía a él. Sin embargo, tras un mes largo de competición y a escasas horas del primer partido inolvidable de la temporada, el Real Betis Balompié está lejos, muy lejos, de ser lo que su entrenador quiere. Sobre todo porque, por ser, de momento no es nada. Ni siquiera un puñado de buenas intenciones. Los béticos ocupan la duodécima posición con cinco puntos por la determinación de los hombres que se encargan de aprovechar ambas áreas (Adán y Rubén) y porque, en general, a la plantilla no parece faltarle calidad (Musonda, Joaquín, Sanabria…), pero no por lo que es -o por lo que pretende ser- como colectivo.
El Betis, de momento, no está controlando los partidos.
Si entendemos, a grandes rasgos, el estilo de Gustavo Poyet como una mezcla de sus vivencias en Uruguay (la intensidad), en España (el toque) y en Inglaterra (la verticalidad), hasta la fecha sólo hemos visto ciertas trazas de ésta última. Y tampoco de forma demasiado continua ni elaborada, porque a menudo falta velocidad y desborde para poder sorprender al contragolpe. Dicho esto, seguramente el gran problema estribe en cómo y dónde está teniendo la pelota el Betis. O, mejor dicho, en cómo y dónde la está perdiendo el Betis.
Dani Ceballos parecía clave, pero no lo esEn los primeros días de pretemporada, también en sus primeras ruedas de prensa, se pudo entrever que Dani Ceballos iba a ser más importante para Poyet de lo que lo había sido el año anterior para Pepe Mel y Merino. “Voy a decir una frase que es importante: nos identifica en la cancha a Taricco y a mí, sin lugar a dudas», decía Gus un día. «Vamos a encontrar su posición en el campo para desnivelar», comentaba al otro. Su puesto, en concreto, parecía el de interior derecho del innegociable 4-3-3 de Poyet. Su labor, en general, parecía ser la de dinamizar la posesión bética. Igual todavía no está para canalizarla o gestionarla por completo, pero a través de su talento y su técnica sí que es capaz de hacer lo que Petros o Brašanac no pueden siquiera imaginar. Sonaba bien.
Ceballos debía ser clave a la hora de sumar calidad (peligro, metros, sorpresa…) al ataque y a la posesión bética. Sin embargo, entre una lesión a primeros de agosto y unas malas sensaciones iniciales, tras cuatro jornadas Dani únicamente acumula 60 minutos de juego. Y el Betis lo extraña. Mucho. Y si no a él, al menos sí a alguien como él.
No existe la figura de Ceballos. Sólo crean Rubén o Joaquín.
Fuera ante el Dépor, en Mestalla o contra el Granada, el conjunto verdiblanco ha carecido de ideas. Buenas o malas. Pero de ideas. De iniciativa. Y esto se ha notado en sus problemas para crear peligro en posicional, en su incapacidad para girar al rival y, por consiguiente, en su deficiente posición tras pérdida de pelota. A esto, además, le ha sumado una actitud muy pasiva a la hora de defender. En vez de ir hacia adelante, como quiere Poyet, el Betis está yendo hacia atrás. Excesivamente hacia atrás. Lo cual provoca que su frontal sea como un vergel para los equipos rivales. Quizás esto último no sea más que la mera consecuencia de que, en realidad, no pueden presionar porque nunca logran incomodar ni descolocar al contrario en ataque. Y, quizás, esto a su vez esté provocado por la ausencia de protagonismo de Ceballos o de Felipe Gutiérrez. En todo caso, lo que está claro es que el Real Betis no es todavía nada de lo que quiere Gustavo Poyet. Y esto, más allá de lo que pase hoy en el Pizjuán, es la peor de las noticias posibles.
Foto: Boris Streubel/Bongarts/Getty Images
Ismael 20 septiembre, 2016
Es preocupante el tema de la frontal, le tiran mucho y muy cómodo…
Por otro lado ante el Granada me pareció ver (en algunos (muy pocos) momentos) una presión algo más en bloque y acertada pero falta de continuidad.
A esperar a esta noche. Ganas mil jaja