El lateral izquierdo del FC Barcelona y la selección española se ha convertido en un futbolista importante. A su meteórica velocidad, que es una virtud que se sale de la escala de la misma y condiciona el juego de por sí aunque sea de manera delimitada, ha añadido el don de la puntualidad -llega cuando debe- y una sensibilidad muy desarrollada para saber qué tiene que hacer entonces y hacerlo bien. Si sus equipos le generan un contexto que se preste, Jordi Alba, sí o también, gira al rival varias veces por partido.
En el debut de España contra la República Checa, la bala catalana no pudo correr. Del Bosque presumió, en buena lid, que Nolito clavadoNolito cambió su posición fija en la izquierda otorgaría beneficios tácticos -y de todo tipo- que resultarían muy positivos para el sistema, pero sin embargo, produjeron menos de lo esperado y presentaron la connotación negativa de que el espacio en el que irrumpe Jordi Alba estaba ocupado y por lo tanto inoperativo para nuestro protagonista. Y así, el fútbol de la Selección, si bien fue dominante y superior, no alcanzó la fluidez ofensiva que, por su relativa falta de pegada, demanda para ganar con comodidad.
Jordi Alba mejoraba todas las jugadas en las que participaba.
La principal novedad táctica plasmada por Del Bosque para el choque contra los turcos derivó de la nueva posición de Nolito, que abandonó la banda y se paró en una zona cercana al pico del área grande. La consecuencia directa, como es obvio, radicó en que Alba volvía a disponer de un carril entero, libre y llano para administrarlo a su gusto. Y lo hizo. Y eso es bueno. La circulación de pelota que lideraba Iniesta y aderezaban Busquets y Silva con sus pases y Cesc y Morata con sus movimientos hallaban un punto y seguido enriquecedor en el cambio de orientación hacia Alba que desorganizaba (más) la defensa de Terim y potenciaba la claridad de la continuación del ataque rojo. Andrés, tan desatado como contra los checos en cuanto a arte, rindió pleitesía al buen fútbol y lo convirtió en excepcional, porque sólo España lo juega de esa forma.
Sergio Ramos no cumplió con el rol táctico que el sistema le pide.
El partido fue tan proclive al optimismo que hasta la peor de sus noticias pudo ser buena en parte: Sergio Ramos. El central madridista, fantástico en la jornada inaugural, comenzó la noche subido a su típico maremoto de autoconfianza y cometió un par de fallos que le pusieron en modo «Responsable Capitán». Es decir, se acogió a la peor de sus versiones. Reculó demasiados metros, se situó a la altura de Piqué (que anduvo fenomenal) en vez de a la de Busquets y dejó solo al mediocentro frente a los centrocampistas turcos que intentaban salir a la contra. Busquets va a tener el problema de que Iniesta y Cesc se paran en zonas muy altas y de que casi nunca son factores en la transición ataque-defensa. Necesita que Ramos cierre la zona del pivote izquierdo para que él domine la del derecho. Si no, el campo se le va a hacer muy ancho ante las selecciones más dotadas. Pero como se apuntó, hasta de esto se puede extraer una conclusión optimista: el día despistado de Ramos ya ha tenido lugar. Ya pasó. Y no tiene por qué volver a pasar. Y el resto, con goles de Nolito y Morata inclusive, y hasta con minutos muy sugerentes de Bruno Soriano, salió a pedir de boca.
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Foto: VALERY HACHE/AFP/Getty Images
@DavidLeonRon 18 junio, 2016
Ayer, además del tema Alba-Nolito, me gustó la coordinación a la hora de subir de Juanfran. Es importante que el colchonero vaya ganando sensaciones poco a poco.
No puedo decir que me gustara Cesc, la verdad. Me parece que juega lento en todo momento y, ojo a esto, defensivamente es un agujero. Del Cesc de 22 años que quitaba y presionaba no queda nada. Defiende al trote. Lo positivo de su juego son los desmarques, pero yo esperaba otra cosa. Iremos viendo pero no es bueno que la aportación de Cesc sea irse arriba siempre.
Al que vi poco ayer fue a Silva. A mí me convenció el primer día. Imagino que ya está para tres o cuatro acciones.
Bien España, pero yo creo que debe y va a mejorar a lo largo del torneo. Turquía y la República Checa son rivales flojos, la verdad sea dicha. No horribles pero sí flojos.