El rendimiento reciente del Manchester City en la Copa de Europa ha dejado bastante claro que el único atisbo de éxito estaba en los pies de Sergio Agüero. Que el punta argentino agarrase la pelota en alguna acción con un poquito de ventaja y que se inventase una jugada acorde a la exigencia de la máxima competición continental parecían el único halo de luz que podía conducir al éxito. Porque el Manchester City de Roberto Mancini y de Manuel Pellegrini, el de Yaya Touré, nunca ha sido capaz de encontrar un plan de juego competente cuando ha tenido que mirarle a la cara a los equipos más fuertes del continente.
Las llegadas de Sterling y Kevin de Bruyne no significaban, a priori, una solución a nivel de sistema, pero sí elevaban mucho el nivel de determinación del Manchester City: en principio, el foco para hacer aparecer la jugada resolutiva parecía no recaer sobre un solo hombre. Es cierto que el equipo aún debía de ajustar problemas importantes, principalmente el hecho de que Yaya Touré siguiese siendo un jugador importante, y hacer encajar ese rol con las cuatro figuras -Agüero, Silva, de Bruyne y Sterling- acabando todo ello en un sistema equilibrado. De partida, esa idea nunca cuajó.
David Silva fue perdiendo peso en el equipo.
La figura de Yaya Touré incidía de forma completamente decisiva en el sistema: sus conducciones, sus apariciones cerca de área rival para finalizar jugadas y su pasividad defensiva, obligaban a Fernandinho a abarcar un terreno enorme cuando el equipo perdía la pelota. La figura de David Silva, que cuajó un gran arranque de campeonato, maquillaba la situación, porque a través de él el Manchester City sí tenía fases en las que lograba juntarse con bastante gente en campo rival. Después, Agüero o De Bruyne ofrecían toques decisivos para ir sumando puntos y victorias.
Con un pivote el equipo sí es más equilibradoSin embargo, la sensación es que en los días de más exigencia la versión más competente del Manchester City ha aparecido con Fernandinho y Yaya Touré repartiéndose ambos flancos de medio campo, y con un pivote por detrás -Fernando-. Ahí el equipo ha estado más junto en sus defensas posicionales, utilizando a un extremo de apoyo -Silva-, otro para romper -de Bruyne- y un delantero centro -Agüero-. Darle a Fernando la base de la jugada penaliza al equipo a nivel de creación, pero que existan fases de juego sin pelota, teniendo a De Bruyne y Agüero en la última línea, resulta menos problemático.
Sin Kevin de Bruyne, Manuel Pellegrini tiene dos opciones.
La baja del belga, en este sentido, resulta realmente dramática. Sobre todo de cara a enfrentamientos frente a los equipos punteros, porque sin De Bruyne, Pellegrini pierde a su hombre más creativo a más revoluciones. El belga es el único jugador de la plantilla capaz de inventarse un pase de gol tras otro con el equipo saliendo a toda velocidad, y hasta el momento parece claro que este tipo de acciones son las que pueden acercar a los skyblues a los triunfos en los días señalados, puesto que la que parece una estructura defensiva más sólida lleva a más ataques de este tipo. Veremos si Sterling puede coger ese testigo, o si Pellegrini elige una versión en la que haya más balón, con dos extremos y ese Silva abriendo líneas de pase por todo el ancho del medio campo rival. Por supuesto, hablamos de una superplantilla que debería de poder hacer frente a una baja de este calibre, pero por lo que hasta ahora nos ha mostrado su sistema de juego, perder a Kevin de Bruyne parece ser un dolor de muelas importante.
danityla 6 febrero, 2016
Y encima es que el belga llevaba un año pletórico. Creaba una asistencia o un gol en casa cada partido. Es que son datos de mucho nivel.
Y la sensación es que él siempre estaba ahí. Para mí había ensombrecido a Sterling.
La pregunta que no se ha querido hacer Pellegrini este año es si el hombre clave de su equipo y que condicione su juego debe ser Touré u otro. Pep entrará de lleno en ese tema seguro.