Argentina y Brasil se enfrentaron en China en la segunda fecha FIFA tras el mundial que culminó con los primeros en la final y los segundos sufriendo la peor derrota de su historia. El partido fue emocionante y dejó pie a dos reflexiones sobre el rumbo de ambos procesos. Se trata de dos nuevos proyectos en las dos selecciones con más presión encima, por lo que también se trata de los dos entrenadores que menos tiempo tienen para acondicionar a sus equipos. Martino y Dunga van a marchas forzadas y eso se nota, no tanto en la solidez táctica sino en los mensajes que envían: tres meses después del Mundial, ya son dos conjuntos distintos.
El trabajo de Martino y Dunga ya se nota.
Brasil volvió a desplegarse en su legendario 4-2-4 en el que, en realidad, no hay delantero centro. Neymar, tal como en el mundial, abandonó definitivamente la banda izquierda y pasó a tener libertad absoluta para moverse a sus anchas, aunque partiendo desde el centro. Oscar, Willian y Tardelli también están en movimiento, compensando las decisiones del crack en cuestiones de anchura y profundidad. Detrás de ellos, Dunga pone una agrupación de siete futbolistas que pueden variar, ya que el peso individual que les otorga es mínimo. Ahí la ‘canarinha’ es un bloque y actúa como tal para transitar y defender, siempre tratando de mantener el orden y las líneas. Todo lo contrario ocurre arriba, donde la actividad creativa y producción futbolística de Neymar se dispara y hace del ataque brasileño una fiesta por momentos. La nueva Brasil de Dunga se entrega a Neymar, como el último intento de Scolari, pero también otorga libertades a sus otros jugadores de ataque: orden y progreso.
Por su lado, la Argentina de Martino se ha decidido a utilizar el 4-3-3 como dibujo de partida. En algún momento en el último lustro, el ‘Tata’ transformó el ideario con el que triunfó en Paraguay y comenzó a creer en un fútbol asociativo como bandera, y así lo ha querido para su Argentina; sin embargo, ninguno de los equipos que ha dirigido bajo esta idea ha logrado dominar de verdad desde el pase. La Argentina que entrena no es la excepción: le cuesta crear fases de posesión de calidad y perder el balón bien. Ayer, con Messi escorado sobre la derecha, Agüero de delantero centro y Di María y Pereyra de interiores, la ‘albiceleste’ tuvo momentos de ataque frenético e imparable, pero nunca de control. Así, aunque comenzaron bien, cada vez que Brasil recuperaba el balón lograba imprimir peligro a su ataque y tomar desorganizada a Argentina. La jugada que marcó el encuentro fueron las recepciones y toques de Neymar en transición rompiendo la defensa y tomando ventaja de la pareja de centrales, incómoda ante el vasto espacio que tenían que defender, y sacando a Mascherano de su zona.
Argentina busca tener más balón que antes.
El camino de Brasil tras su tercera victoria en el mismo número de partido, cuatro goles anotados y ninguno recibido ante tres selecciones mundialistas, está siendo más que positivo. Han logrado desmarcarse de la imagen que dejó el equipo de Scolari, aprovechando su legado táctico, y no han sentido ningún tipo de trauma. El equipo de Dunga quiere marca un punto medio entre la mitad de Brasil que desea como primera medida que a su selección nunca le vuelvan a marcar siete goles, y la otra que quiere que Brasil haga maravillas en ataque. Más difícil está siendo lo de Martino con Argentina. A pesar del buen debut, ante Brasil se le vieron las costuras al equipo: ¿Tiene Argentina jugadores para hacer lo que quiere Gerardo? Intentar controlar un partido desde la posesión con un mediocampo compuesto por Mascherano, Di María y Pereyra suena utópico. Defender arriba con una pareja de centrales como la de ayer es una quimera. Además, alejando a Messi del área, las ventajas se reducen. El aroma a lo visto en la era de Sergio Batista ya asomó en muchas cabezas. Martino quizás poner la vista en otros horizontes. La Pampa de verdad, tal vez.
@RoselloMatias 12 octubre, 2014
Respecto a Martino, yo no creo que él haya tenido un giro luego de su experiencia en Paraguay. Creo que, por su trayectoria como jugador y la influencia de sus técnicos, siempre tuvo el ideario de un fútbol asociativo. Sólo que en Paraguay no tenía las herramientas y tuvo que adaptarse. En Newell´s impuso ese estilo asociativo y le fue muy bien. Su equipo tuvo una identidad reconocible y un fútbol muy fluido. Lo que pasó en Barca es otro tema del que no me animo a opinar. Por lo complejo ^ ^.
Es muy pronto para sacar conclusiones categóricas pero la realidad es que Argentina tiene limitaciones en el mediocampo, sobretodo si Martino quiere utilizar jugadores con buen manejo de balón y capacidad de organización. Básicamente porque no los hay. O, por lo menos, no del nivel que yo imagino como necesario. Gago y Banega lo demostraron con Sabella. Además, tengo la impresión de que, en principio, Di María será extremo por lo que hay que rellenar dos puestos.
Y sí, los nombres elegidos para la pareja de interiores no eran los más idóneos para un fútbol de control. De hecho, yo nunca sentí que Argentina escala metros a partir de la circulación, sino de la capacidad de conducción de sus jugadores (principalmente Di María y Pereyra). Además, los interiores "volaban" mucho o se abrían demasiado y dejaban muy sólo a Masche, que tenía que cubrir muchos metros. Creo que esa (excesiva) movilidad, sobretodo hacia los costados, buscaba que Messi se centrara con frecuencia para recibir de frente. El problema es que lo hacía muy lejos del área y casi nunca llegó a zona de remate. Como en muchos partidos del Barca.
El segundo tiempo me dejo bastante "frío". Por sistema y por calidad individual, Argentina estuvo muy lejos de crear ocasiones o incluso una ligera sensación de peligro en el arco contrario.
Veremos que es lo que hace Martino. Imagino que, más temprano que tarde, Enzo o Biglia terminaran entrando. Tal vez no sean los jugadores que el Tata quiere para su idea pero, por lo menos, cuidarían mejor su posición, acompañarían a Masche y le darían un poco de empaque defensivo al equipo.