Bélgica volvía al mundial tras dos clasificaciones fallidas y estrenando una generación tan joven como brillante. El equipo de Marc Wilmots llegó a Brasil con una de las nóminas más completas e interesantes del mundial, pero también con una carga de la que, tras su debut, no se ha podido deshacer: a pesar de la innegable calidad de sus futbolistas, Bélgica está muy lejos de ser un buen equipo de fútbol, con movimientos complementarios y roles diáfanos. Aun así, la profundidad de su banquillo y el nivel individual de sus jugadores le permitieron aferrarse a la victoria.
Bélgica ayer no logró demostrar ser un buen equipo de fútbol
El primer tiempo fue para Argelia. Los africanos demostraron ser un equipo muy ordenado y que preparó bastante bien el partido. Localizó sus virtudes en todos los defectos de sus rivales y los cobraron con muchísima asiduidad. Bélgica movía el balón a una lentitud anacrónica y mostraba problemas en ataque posicional, fase del juego en el que Argelia estuvo muy firme en la primera partevivieron durante más minutos, debido a la homogeneidad de su fútbol: cuando alguno de los belgas tenía el balón encontraba movimientos masivos de apoyo por parte de sus compañeros, pero todos estos eran acercándose al balón. Como, además, los extremos tenían movimientos interiores desordenados y los laterales no sumaban en ataque, Argelia encontraba a todos los posibles receptores en una pequeña parcela de terreno, simplificando la presión casi hombre a hombre que realizaban, y creando una situación de robo sempiterno. Sólo la falta de precisión y velocidad de sus contragolpes evitó que el marcador de la primera parte fuera más amplio a favor de los argelinos.
En el entretiempo el entrenador belga decidió simplificar el juego de su equipo. En un primer momento introdujo a Dries Mertens como extremo derecho, enviando a Kevin De Bruyne a la posición de interior. El jugador del Napoli fijó su posición en la cal derecha y ahí no sólo creó espacio interior para sus compañeros, sino que creo una línea de pase fácil para ellos y obligó a Argelia a abrir sus sistema defensivo. Ese ligero desajuste terminó por desgastar al equipo de Halihodzić y dejaron de recuperar el balón con facilidad. Los siguientes movimientos de Wilmots estuvieron en la misma línea que el cambio de Chadli por Mertens. Primero Origi reemplazó a un desaparecido Lukaku y le dio ruptura a la punta del ataque belga, y luego con Fellaini sumó presencia en el área. Los dos goles de la remontada terminaron cayendo por el propio peso del partido.
Bélgica está más que obligada a mejorar a lo largo del Mundial
Aunque ganaron, las sensaciones de Bélgica no son muy alentadoras. Tanto Rusia como Corea del Sur gozan de un potencial ofensivo mayor y, de tener el robo tan fácil como lo tuvo Argelia, seguro causaran un daño de mucho más impacto. La idea inicial de Wilmots no está destinada al fracaso per se, mas no es rebatible que no parece estar lo suficientemente afinada para este torneo. El equipo necesita con urgencia una mayor mezcla de perfiles que potencia a sus mejores futbolistas. Mientras Wilmots no se mueva en esa dirección, Hazard y De Bruyne seguirán atrapados en una casa de los espejos de la cual no tienen escapatoria.
Abel Rojas 18 junio, 2014
Petición 1: que De Bruyne sea interior titular de aquí al último partido de Bélgica.
Petición 2: no tengo. Reitero la 1.