En el 3′ de partido, el Atlético había girado la última línea osasunista, primero con Filipe, después con Diego Costa. En el 5′, Cejudo abría el marcador a balón parado, revirtiendo cualquier intencionalidad visitante de prolongar las primeras acciones del partido. Sin dejarlo caer, de un saque de esquina bien lanzado y mejor pensado, el balón entró limpio y sonoro, metáfora de un encuentro que los de Simeone no supieron ni pudieron descifrar.
Como siempre ante los grandes, Osasuna compitió y convenció
En gran parte porque Osasuna lo jugó con dañina puntualidad para marcar pronto, aumentar la cuenta con un gol plástico y contundente, y penalizar una zaga deslocalizada y sin el concierto necesario ante un equipo que doblegaba en concentración y perspectiva a su oponente. Los de Javi Gracia solventaron, con un 3-0 en 41 minutos, un choque competido con la clarividencia de equipo de entrenador, si la retórica permite remarcar una idea que literalmente no debería de diferenciarla de los otros 19 equipos.
Continuidad. No expresa mejor ningún concepto como este el partido de Osasuna. Con balón, sin él, su presión, la recuperación de zonas vacías si el pressing era superado. EngrasadoOsasuna cuajó un gran partido y motivado por el contrincante, Gracia trabajó el partido al detalle, con lupa y alma de relojero. Se sirvió de la desconexión de la fase ofensiva de un equipo que reservó a Koke y Arda por posible sanción, y que con marcador en contra, se ahogó sin soluciones momentáneas y lejos de un plan global con balón que gravite alrededor de Diego Ribas. El debut ante la Real Sociedad fue una respuesta de pregunta cerrada. Y es que no parece fácil que Simeone conceda a Diego el lugar que el brasileño requiere: espacial e ideológico.
A pesar de que el brasileño leyó mal el tipo de solución que el marcador requería, todo el puzzle estaba erróneamente construido, con Gabi a la misma altura que Diego, con Villa en paralelo a Costa, con Adrián alejado del balón y con Mario como mediocentro fijo, que apenas rota posición para que Ribas ejerza de playmaker. Pérdidas de balón más numerosas, centros bien defendidos por Osasuna y control total de los pamplonicas en dicha fase del juego. Cuando Osasuna pasaba al ataque, su precisión era, en contraposición, enormemente productiva. Como ocurriera en San Siro, Simeone jugó en 4-1-4-1 en fase defensiva, con Mario sumándose a cualquier contacto de Oriol Riera. Con Gabi en un bache de intensidad, Diego de volante y Adrián y Villa en las bandas, Cejudo, Roberto Torres y Armenteros hicieron del bloque atlético un mantecoso manjar.
Cejudo, Armenteros y Torres dañaron el 4-1-4-1 rojiblanco
Al conseguir girar a la segunda línea de cuatro colchonera, Gato Silva, Lolo y los centrales acompañaban ese pase vertical que superaba línea para negar la transición al equipo rojiblanco en un pressing coral bien ejecutado. A pesar de no haberse producido demasiadas cosas en contra de Courtois, Osasuna tenía el partido programado. Fue el perfecto antivirus para un Atlético desorientado por un gol tempranero y por una fase del juego que amanece cuando Cholo menos se lo espera. El argentino no trabaja situaciones de juego que entiende como secundarias pero que chocan con el hipotético mensaje que mandaba la llegada de Diego. Y Javi Gracia lo comprobó durante toda esta semana.
A.G.A 24 febrero, 2014
Osasuna le dio un baño al atletico en todos los aspectos del partido…táctico, físico, psicológico… Creo que no es casualidad que Osasuna haya podido en casa con los tres grandes. Si nos fijamos en los últimos años, los grandes que han pasado por Pamplona no parecen nunca tan buenos equipos como son, exceptuando algún que otro año que el rival, por calidad, ha podido con el infierno pamplones. Pero no es lo habitual. Lo habitual es ver equipos como Madrid, Barcelona o el mismo Atletico ayer jugando a un ritmo y nivel muy inferior al que están acostumbrados y creo que nos obsesionamos en decir el mal partido que han echo olvidándonos del buen partido que suelen hacer "casi" siempre los "rojos" contra estos equipos en casa.
Lo de ayer fue una lección de Osasuna de como controlar un partido del minuto uno al noventa. Como atacar y defender con y sin balón. Jugadas de estrategia realizadas a la perfección (una el primer gol, y otra al primer palo rasa que el jugador rojillo no remata de milagro). Las transiciones fueron ejecutadas casi a la perfección, por no decir perfectas y en ningún momento el segundo clasificado de la liga dio síntomas de peligro en el feudo osasunista.
Un estadio que aprieta, que alienta a los suyos en todo momento, que vibra como casi ninguno y que nunca nunca nunca deja solo a los suyos aunque vayan últimos, lo que hace que la ciudad entera luche hasta el final por la permanencia y sea Osasuna, en mi opinión, el club que mejor sabe desenvolverse en la zona de abajo de la clasificación. Si a esto le sumamos el buen momento que viven jugadores como Damia, Loties, Arribas, Silva, Oriol y Armenteros…se resume en el buen partido que vimos ayer en Pamplona.
Abel, espero tu análisis exhausto. Un saludo a ecos, da gusto leeros y escucharos todos los días!