El hombre y el olvido | Ecos del Balón

El hombre y el olvido


En algún lugar está ahora mismo César Luis Menotti, treinta y nueve años, afiliado del partido comunista, campeón del mundo, abrazado con un miembro de la junta militar. La imagen es totalmente casual. Argentina entera está de fiesta y la gente ha dejado de ser gente para unirse en una impersonal celebración en la que nadie es militar, peronista, comunista, rico, pobre, enfermo, sano, joven o viejo. Veinte años antes, el país asumía lúgubre la humillante derrota del combinado que fue a jugar el Mundial de Suecia. Diez años antes, Menotti, el hombre que abrazó el testigo de una identidad que el fútbol argentino había perdido en Escandinavia, observaba extasiado el fútbol de Pelé. Treinta años después, la selección argentina sigue olvidando todo.

El Monumental abarrotado enardecía con la exhibición atlética que veía. Holandeses y argentinos corrían sin parar por el césped del Vespucio Liberti. En las gradas está la naciente hinchada de la selección argentina y no la de River, que está acostumbrada a ver las bellas jugadas del equipo de Labruna y Alonso, símiles a las que en el 73′ conjuraban Russo, Brindisi, Babington y Houseman. El nuevo equipo de Menotti triunfa en la copa del mundo, pero no enamora a nadie. César había prometido conectar el juego argentino con su esencia fundacional, vista por última vez con la camiseta albiceleste enfundada en el Sudamericano de Lima 1957, mas la selección es la viva imagen del Kempes extraordinario: todo potencia y embestida.

Argentina no estaba siendo lo que se esperaba de ella con la llegada de Menotti.

¿Dónde están Bochini y Alonso, Maradona y Houseman? ¿Dónde están Sívori, Maschio, Angelillo, Cruz y Corbatta? Cuarenta años después del Huracán que desafió tres lustros de dudas argentinas, el fútbol del río de La Plata sigue buscando lo que Menotti iba a recuperar y no trajo de vuelta. Aunque esté grabada a fuego en cada uno de sus hombres de corto, La Nuestra sigue siendo una pesadísima carga para el fútbol de la Argentina, un enigma sin resolver que lastra todos los procesos futbolísticos que el país intenta.

¿Fue traición lo de Menotti? En absoluto. El rosarino prometió devolverle el alma al combinado albiceleste. Al hacerlo, Menotti no se comprometía a que su conjunto jugara tal y comoArgentina ya no podía ser la de Omar Sívori los carasucias, si acaso eso fuese posible cuando el fútbol planteaba problemas distintos en el 78′, sino que pactaba que la selección argentina recuperaría la memoria. El alma de un equipo de fútbol está compuesta por recuerdos y estos no son otra cosa sino remembranzas de actos que han definido la existencia del equipo como ser en sí. Argentina ya no podía ser la de las pisadas del ‘Cabezón’ de Sívori porque desde Suecia hasta The Animals, campeones del mundo en Old Trafford, el fútbol argentino había acumulado recuerdos nuevos que habían cambiado el significado de su juego.

El equipo de Menotti practicó el fútbol que tenían dentro los jugadores más preparados para ganar en aquel momento. Improvisaron y eso, la adaptación astuta y creativa a las dificultades cotidianas, es parte de la idiosincrasia del argentino. Se trató de algo que ninguna selección gaucha tuvo en los mundiales anteriores, y de lo que en realidad revivió César en su periplo por la albiceleste. El objetivo nunca fue que en el mediocampo se juntaran Bochini con Alonso, y que en la banda René Houseman desatara su vesánica gambeta, quizás con Diego Armando en la otra orilla. La misión de Menotti era lograr que el pueblo volviera a sentirse representado por su selección.

¿Era tarea de Menotti luchar contra el aún hoy evidente olvido existencial del fútbol argentino? La mejor respuesta posible es no y si en algún momento Menotti pensó lo contrario fue un acto irresponsable. Si ArgentinaEs normal que en el 78 no se viera «La Nuestra» sigue empecinada en olvidarse a sí misma es porque, quizás, el recuerdo es tan borroso que se ha vuelto más fantástico que mitológico. En ese caso es normal que el argentino de 1978 no recordara La Nuestra de la forma en la que Panzeri, Lucero y Ardizzone añoraban puesto que aquello, como tal, ya no representaba nada para las nuevas generaciones. En todo caso, lo que sí pudo y debió influenciar el entrenador rosarino, al igual que Bilardo, Basile, Passarella, Bielsa y Pekermán, fue la redefinición de lo argentino en el fútbol.

Menotti creía que su centro del campo debía modernizarse tácticamente para competir.

Lo intentó, no cabe duda. Para ello apartó a todos aquellos que jugaban por fuera del país, salvo a Kempes, a quién consideraba el mejor jugador argentino, y promulgó un discurso en que las palabras «identidad», «valores», «argentinidad» y similares predominaban. Conociendo lo orgulloso de sus compatriotas, en ningún momento Menotti fue explícito en su deseo de solidificar un nuevo fútbol, pero, combinado con toda su disertación sobre La Nuestra, sí fue muy enfático con la necesidad de modernizar tácticamente el medio para poder ser competitivos. Bajo esa modernización estaba disfrazada la unión de lo producido en Argentina tras el mundial del 58′ con la noción clásica del fútbol criollo. El resultado fue el dinámico 4-2-4 de Ardiles y Kempes con el que se coronó campeón mundial.

Ahora cabe preguntarse por qué si la modernización fue un éxito y, además, Argentina ganó el mundial, el legado de fondo de Menotti se esfumó y hoy la selección está en el mismo punto muerto. Aunque suene a locuraMaradona apareció con una idea ya formada, quizás la solución esté en que Menotti llegó muy temprano. Dos años después de que fuera contratado como seleccionador, debutó Diego Maradona y cuatro meses y una semana más tarde, Menotti alineaba por primera vez a Diego con la albiceleste. Maradona entraba como pieza exótica en un proceso que ya había decidido su curso. Diego, sin importar la edad, lo absorbía todo. Era imposible que él fuese una pieza auxiliar en el equipo de Kempes y Ardiles. A Menotti le tocó lidiar con la brillantez de un Maradona todavía inmaduro, que le pedía que se entregara a él sin contemplaciones y César nunca quiso o nunca pudo.

Pocas decisiones más polémicas que no contar con Maradona para la Copa del Mundo de 1978.

La polémica exclusión de Maradona de la convocatoria final al Mundial del 78′ no fue un capricho. Menotti era consciente de lo peligroso que era entonces Diego para sus planes, sin embargo el ostracismo era imposible de mantener.Argentina no jugó bien tras el Mundial del 78 Tras el mundial del 78′, Maradona pasó a ser parte íntegra del equipo. Menotti continuó al mando a pesar de haber anunciado su despedida. El proceso 78-82 tenía como principal objetivo introducir al novel mejor jugador nacional en el exitoso conjunto campeón. No era fácil pues Menotti no jugaba con enganche, la mayor cuota de balón era para Ardiles, imprescindible en el mecanismo, y, dentro del sistema, la posición que mejor le venía a Diego era la que ocupaba Kempes. Al final, la decisión fue mantener la conexión en la que siempre confió Menotti y aislar a Maradona todo lo que se puede aislar a Diego Maradona en la posición de delantero centro. Argentina no volvió a ser un buen equipo de fútbol, nunca resolvió los problemas que tenía y fracasó con estrépito tanto en el mundialito de 1980 como en el Mundial de España 82′.

Menotti, derrotado, perdió el crédito que había logrado. La elección de su sucesor no pudo ser más diáfana en ese sentido. Carlos Bilardo era adalid de un discurso que, al menos en la superficie, contradecía las ideas del seleccionador saliente. Las diferencias, que llegaron incluso al plano personal, partieron para siempre la historia del fútbol argentino. La confusión entre los a priori discordantes menottismo y bilardismo polarizó Argentina durante décadas de fracasos. Aunque fue campeón del mundo y cambió para siempre la relación de la selección argentina con los argentinos, Menotti falló como encargado de conciliar las definiciones que Argentina había dado al problema de su identidad futbolística. Su historia es la del hombre y el olvido, la del delantero que anota dos goles la noche en la que su equipo es eliminado.


31 comentarios

  • José Luis 3 diciembre, 2013

    Nunca, nunca me gustó el discurso de Menotti. Nunca. Otra cosa es su fútbol; vistoso. Aunque el Campeonato que lo coronó como entrenador no fue sinónimo de fútbol de toque ni mucho menos. Como bien dice el artículo, el juego que propuso el Flaco fue de garra y lucha. El menottismo y el bilardismo son dos ideologías futbolísticas que exceden del mero deporte del 11 contra 11. Abarca la política, la forma de vivir, de entender la vida, … de respirar.

    Y esta forma de entender el fútbol no me gusta nada. Ni la de Jorge Valdano, ni la de Lillo ni la de Kappa o entrenadores similares. Son "promiscuos" a la hora de hablar del buen fútbol, de los alardes técnicos y demás, pero cuando obliga la causa, se declinan por los Lasa, Luis Enrique, Zamorano, Kempes, Urzáiz, y demás jugadores técnicamente poco dotados. Incluso se enfrentan a grandes genios como Laudrup, Míchel o "se olvidan" de Maradona. Su discurso no va acompasado a su juego. Roza la hipocresía.

    Otra cosa distinta (aunque quieran decir que parecidas, no lo son en la esencia de la gestión) son Bielsa, Johan y Guardiola. Éstos últimos llevan los vestuarios con mano de hierro, y su idea futbolística sí es acorde a lo que hablan. Me gustan los entrenadores cuyos equipos son reconocibles por lo que dicen y por lo que luego hacen en el campo. Por eso, me quedo con Clemente, Capello, Mourinho y los 3 que acabo de nombrar anteriormente (Bielsa, Johan y Pep).

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  • @DavidLeonRon 3 diciembre, 2013

    @José Luis

    Vaya, que te quedas con "los cracks" antes que con los menos buenos ^^

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  • @SharkGutierrez 3 diciembre, 2013

    Pues yo, al contrario que el amigo José Luis, entiendo el discurso de Menotti como algo que completa al fútbol. Otra forma de verlo y darle más riqueza en lo futbolístico y lo que no es fútbol. Es justamente, el arraigo de esa concepción de sacrificio o lucha, sin perder de vista lo que tiene enfrente. Eso, en parte, también forma parte de los entrenadores que le gustan al compañero y que él mismo señala "con mano de hierro". Por eso creo que sin un Menotti o un Bilardo, probablemente no hubiesemos tenido un Johan o un Bielsa.

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  • @DavidLeonRon 3 diciembre, 2013

    Por cierto, más allá de la estética y los gustos, hay que reconocer, y esto lo confirmarán los historiadores que tenemos, que Bilardo hizo un buen trabajo con la Selección argentina, que en el 86 tenía un orden y una disciplina táctica superior a lo que se vio en el 82. Está claro que el Mundial de España fue muy complejo para la albiceleste pero…

    De hecho, Argentina 90 es una herencia de toooodo lo vivido en el 86, desde las gotas de Diego a la resistencia colectiva.

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  • @DavidLeonRon 3 diciembre, 2013

    Sobre Menotti en el 78, puedo hablar poco, la verdad. El tema Diego siempre lo entendí desde el punto de vista de tener ahí a un fenómeno que te llega a destiempo y que tenerlo en el banquillo te supone más un problema social que otra cosa. Ha habido casos así. Parreira se pasó todo el Mundial 94 escuchando que tenía que sacar a Ronaldo a jugar. Si lo llega a saber fijo que no lo lleva. Esto es lo mismo.

    Del 82 me he visto todo el Mundial de Argentina y coincido con lo expuesto; ni Maradona ni Kempes ni Menotti sabían muy bien como relacionarse. El 11 argentino tenía 4 o 5 mitos pero la verdad es que no jugaban absolutamente a nada y el Flaco jamás le dio ese equipo a Diego, quizás porque no era su momento. A toro pasado, fue lo mejor para todos.

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  • Kundera 3 diciembre, 2013

    A mi me gusta como pocas cosas en el mundo hablar del fútbol argentino. Quizás porque fue lo que primero descubrí, y el primer amor nunca se olvida, o porque siento ese fútbol muy mío y sus enigmas, sus problemas, sus discusiones, me atraen como cantos de sirenas. No lo sé, pero hablar de estos temas me motiva mucho.

    Hasta hace muy poco yo estaba convencido de que Argentina tenía una identidad muy formada ya y que toda su crisis existencial venía dada por los fracasos mundialistas, la decadencia del campeonato local debido a la fuga de cerebros y todas sus consecuencias, y no a una verdadera búsqueda fallida de identidad. Hoy creo que mi percepción es ligeramente distinta. La Nuestra es real y su vigencia es clara. Negarlo es es negar a Ortega, a Messi, a Agüero, a Aimar, etc. Sin embargo, La Nuestra ya no configura una respuesta completa a la identidad del fútbol argentino. El otro día discutíamos sobre lo importante que es tener claro quién eres para poder desarrollar luego un equipo de fútbol y lo importante que es tener atajos que te permitan agarrarte y estar seguro cuando vengan las curvas. El problema es que Argentina no tiene de eso porque después de 1958 hubo actos que debieron redefinir lo que era jugar a la argentina, pero que nunca fueron consolidados en un solo bloque con lo que ya había. Argentina optó entonces por la polarización de ideas y por intentar encontrar valores de "bien" y "mal" en las distintas corrientes que aparecían en el rentado, llegando incluso a tomar posiciones morales respecto a una u otra idea.

    Si uno se detiene a ver el equipo campeón del 78' puede encontrar rasgos de que Menotti quizá sí comprendía este hecho más allá de su discurso mediático. Argentina era un equipo ofensivo, correlón, dinámico, disciplinado, que improvisaba en situaciones de ataque, pero que mantenía un orden importante en situaciones de transición y fase defensiva. No había parecidos reales con el equipo del 57', pero tampoco podemos decir que eran lo mismo que los equipos de Zubeldía o Juan Carlos Lorenzo. Menotti saca de su equipo a Beto Alonso, JJ López, Bochini, Patricio Hernández, Ricardo Villa o Maradona (caso especial), además de los extranjeros como Carlos Bianchi. Tampoco tiene muy en cuenta a la pareja de interiores de su Huracán y su medio del campo es Gallego-Ardiles, con Valencia entrando. Huracán fue una cosa, y su selección debía ser otra, y esa otra debía responder a un proceso de 20 años en el que el fútbol argentino había cambiado.

    Que la era Menotti-Bilardo, que rentó dos campeonatos del mundo, un subcampeonato, unos "cuartos de final", un mundial juvenil y Diego Maradona, terminase como terminó, dividiendo al fútbol argentino en lugar de reinventando la esencia de La Nuestra, provocó que los procesos de introspección y desarrollo de ese "yo" argentino estuvieran vinculados a los clubes. Así vimos en esa época intentos más que interesantes como el Ferrocarril Oeste bicampeón de Grigol, el River del contraataque ofensivo, el mismo Estudiantes de Bilardo, Argentinos Juniors campeón de América, el Independiente de Pastoriza, el Rosario Central de Zof y, mi favorito en todo esto, el Newells de Yudica y luego de Bielsa. Dado que fueron los clubes y no la selección la que se encargó de desarrollar esa nueva identidad, nunca se logró llegar a un consenso y las diferentes versiones terminaron atomizándose y pasando a formar parte de las idiosincracias de los clubes y no del fútbol argentino como tal.

    ¿Por qué nació Marcelo Bielsa? Bielsa, estoy convencido, era la respuesta a toda esa polarización. De todos los entrenadores/equipos que surgieron en esos ¿25? años, Bielsa fue el único que se mostró como una tercera vía, mientras el resto eran catalogados, no con mucha rigurosidad, en uno de los dos lados de la disputa. Bielsa abrió otro camino que puede que no fuera argentinismo puro y duro (Riquelme), pero que respondía al mismo problema que tenía entre manos Menotti en 1975. Llegó a la selección y su juego levantó muchísimas polémicas, y todo quedó como quedó después del mundial, pero esa fue una ventana importante y su legado aún vive. Ser "discípulo" de Bielsa da prestigio en Argentina.

    Por último, es curioso que Sabella, mediocampista de culto que fue dirigido tanto por Labruna -River Plate- como por Bilardo, hoy ponga seguramente el equipo más parecido al de Menotti en 78', con ese 4-2-4 que quiere ser 4-3-3 y tal. Lo que pasa es que su equipo no impresiona y mediáticamente no ha ni intentado hacer lo que Batista sí, aunque después lo haya hecho horrorosamente.

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  • Kundera 3 diciembre, 2013

    @ José Luis

    Bueno, yo creo que Kempes era un fenómeno en lo técnico. No sé si has visto el vídeo enlazado, pero es que son maniobras que te dejan con la boca abierta. Lo que pasa es que Kempes no era Bochini, Alonso, Maradona; Aimar, Ortega. Su juego era más de potencia que de engaño, más de exuberancia que de picardía. Y así era la Argentina de Menotti, a diferencia de Huracán que era el espejo de René Houseman -Al menos por lo que uno lee y ve en compactos de mala calidad-.

    Sobre el discurso, hay que entender que su existencia es mediática. Simeone te dices veinticinco mil cosas, pero en el campo es otra cosa. Y lo mismo muchos entrenadores. Lo normal es que mientan mucho, que se "traicionen" mucho, etc. Salvo Bielsa, que es muy honesto y no entra en esas cosas. Y eso quizás le ha representado algún problema como icono social en sus equipos.

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  • José Luis 3 diciembre, 2013

    @David

    "Parreira se pasó todo el Mundial 94 escuchando que tenía que sacar a Ronaldo a jugar. Si lo llega a saber no se lo lleva"

    Es que Parreira fue campeón del Mundo, y delante tenía a Romario y Bebeto. Y eso son palabras muy mayores. Maradona no tenía en esa selección de Menotti a nadie mejor que él. Nadie.

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  • Kundera 3 diciembre, 2013

    @ David

    Es que Menotti hubiera preferido que Diego le saliera a Bilardo. Para él fue una cruz porque Diego era mucho Diego y le cambiaba todo lo importante. Nunca pudo organizar bien su equipo con Diego y eso le costó. También es cierto que Diego no era el futbolista más maduro del mundo en esos años, un poco lo del Messi pre-Guardiola al que Pekerman y Basile llevaron bastante bien, por cierto.

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  • José Luis 3 diciembre, 2013

    @David

    "Vaya, que te quedas con "los cracks" antes que con los menos buenos ^^ "

    No es eso lo que quería decir. Simplemente que hay entrenadores que se le llenan la boca hablando de técnica, clase, juntar a los "jugones" (para que se me entienda, pero no me gusta ese término), pero luego, a la hora de la verdad acaban poniendo a los más rentables. Por eso, prefiero escuchar esos entrenadores que hablan de un modo y actúan en consecuencia.

    Yo no soy únicamente de los mejores. Si lees mis comentarios, verás que soy muuuuuy de Khedira, por poner un ejemplo. Como también era muy de Van Bommel o Touré en el Barsa. No todo en el fútbol son Iniestas, Xavis, Iscos y Öziles. Es más, me gusta que haya un cerebro muy identificado en el equipo. Uno solo. Luego, buenos futbolistas que trabajen para él -gregarios-. Por eso me gustaba tanto el centro del campo de la Juve 96, Juve 98, Francia 98, Brasil 94, Italia 94. No puedo negar que el centro del campo del Real Madrid 87-90, Barcelona de Pep y de España 08 me disguste. No es así. Pero si me das a escoger, me quedo con los primeros.

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  • Kundera 3 diciembre, 2013

    @ José Luis

    Ojo, que lo comento en el artículo: el equipo de Menotti se articula en un 4-2-4 con Gallego y Ardiles en el círculo central, Ortiz por izquierda, Bertoni por derecha y de delantero Kempes y Luque. Lo que pasaba es que los extremos, especialmente Ortíz, corrían para atrás como locos y que Kempes, que no era 9 sino un segunda punta como lo puede ser Cavani hoy, se descolgaba mucho y hacía de tercer – o cuarto en ocasiones- mediocampista muchas veces. Ahí Maradona compartía posición ideal con Kempes que era la estrella del equipo y, si bien tenía menos genio que Diego (Como cualquier otro jugador profesional en el año de 1978), era un futbolista muchísimo más hecho y que tenía un nivel descollante a finales de los 70's.

    La opción hubiera sido meterlo en una banda, creo. La izquierda, con mucha tendencia interior y tal, pero tampoco es que hubiera sido ideal. Para el mediocampo como tal recordemos que en el banco se deja a Alonso, que es la estrella de River, y a Bochini, el hombre bandera de Independiente, algo así como si España en el 2008 hubiera dejado a Iniesta en casa, a Xavi suplente, pero hubiera llamado a un joven brillante, pero con año y medio de profesional y que no cabía en el equipo ya armado.

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  • pablo 3 diciembre, 2013

    La verdad, esta parte la editaría: "En algún lugar está ahora mismo César Luis Menotti, treinta y nueve años, afiliado del partido comunista, campeón del mundo, abrazado con un miembro de la junta militar. La imagen es totalmente casual. Argentina entera está de fiesta y la gente ha dejado de ser gente para unirse en una impersonal celebración en la que nadie es militar, peronista, comunista, rico, pobre, enfermo, sano, joven o viejo"

    No se si es el tratamiento que se merece una época tan oscura. No estaba de fiesta la "Argentina entera".

    El resto del artículo es interesante. Yo creo que Argentina no tiene "la nuestra". Hemos cambiado tanto de estilo que es difícil definirnos. En realidad el que parecía destinado a "unirnos a todos" era Bielsa. Pero el 2002…

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  • Farrah 3 diciembre, 2013

    @Jose Luis

    No hay que olvidar que Valdano tuvo a Zamorano de quinto delantero. Que si después juega y hace tantos goles, cómo lo sacas del equipo?

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  • Kundera 3 diciembre, 2013

    @ pablo

    Seguramente no, como tampoco estaba Brasil entera de fiesta en el 70', pero lo cierto es que el triunfo del 78' fue una inyección de alegría para millones y millones de personas en Argentina, así fuese sólo media o una hora en la que los problemas de la realidad nacional se dejaron en un segundo plano para disfrutar del logro. Soy colombiano y aquí sabemos mucho lo que este tipo de cosas generan incluso en las peores realidades.

    Por otro lado, estoy de acuerdo en cierta medida con lo de Bielsa, pero es que Marcelo también era un poco sui generis y no era una representación fiel de la nueva identidad. Cualquier otro entrenador argentino coge a Riquelme y le pone un pedestal.

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  • pablo 3 diciembre, 2013

    @Kundera

    No quiero politizar la discusión porque no es el espíritu de la página pero es un tema sensible. Mientras se jugaba la final del Mundo había gente que estaba siendo torturada, a metros de distancia. No digo que no se festejara ni que no debiera festejarse pero la frase de "Argentina entera está de fiesta" es desafortunada.

    Pero en fin. Hablemos de fóbal. Yo no soy riquelmista (porque acá en Argentina hacemos "ismos" de todo, ja) así que en eso a Loco Bielsa lo banco. En realidad, lo banco en casi todo. El Mundial 2002 fue el último que viví con mucha ilusión previa. Fue todo un golpe. Y realmente creo que si triunfaba terminaba de llevar al fútbol argentino al siglo XXI.

    No se dio. Y ahí andamos entre Dieguitos, Basiles, Chechos y Sabellas…

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  • @DavidLeonRon 3 diciembre, 2013

    @José Luis

    "Es que Parreira fue campeón del Mundo, y delante tenía a Romario y Bebeto. Y eso son palabras muy mayores. Maradona no tenía en esa selección de Menotti a nadie mejor que él. Nadie"

    Seguro pero no dejaba de ser un crío de 18 años. A veces hay que contextualizar esto. Un Mundial es una concentración de 45 días, apartado de todo y de todos. Un mes y pico de locura y muchísima presión. En ese entorno, imaginemos a un niño quitándole el puesto a 3 o 4 futbolistas de 28 años ya curtidos y tal. Eso hay que manejarlo luego, ojo. Que encima Diego en ese momento no era ni campeón del mundo juvenil.

    @Kundera

    "Cualquier otro entrenador argentino coge a Riquelme y le pone un pedestal"

    Sabella no creo.

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  • Kundera 3 diciembre, 2013

    @ Pablo

    Todo bien. Yo entiendo por donde vas, vaya, pero la frase no tiene mucho misterio.

    Yo soy muy de la Argentina del Loco, y soy consciente de que todas sus decisiones fueron extremadamente coherentes. Riquelme tenía puesto dónde Verón y Bielsa prefería a Juan Sebastián. Puestos a tener a Riquelme en el banco mejor era no llamarlo y tener como recambios a Aimar y Gallardo, que compaginaban mejor con el vestuario y le daban a Bielsa variantes de mucho nivel. Pero es que Riquelme estaba a un nivel superlativo, y era claramente mejor que Aimar y el Muñeco, y el debate con Verón existía. Luego pasó todo lo de Román con Van Gaal y la aparición de D'Alessandro y otros no le dio muchas chances.

    @ David

    Yo estoy seguro que sí. Sale uno de los delanteros y Riquelme entra. Modelo "Boca", con dos escuderos, un tipo que le doble por la banda y los dos genios con los que se junta. Argentina gana en solidez, creatividad y conexiones para Messi. Y puede poner un Mascherano – "Braña" si quiere. ^^

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  • pablo 3 diciembre, 2013

    @Kundera Es que Riquelme tiene su mejor nivel en el Villarreal y ya había quedado un poco relegado en la consideración general. Incluso tengo muy presente que Bielsa en un momento lo dice en una conferencia de prensa, quejándose con la prensa de las constantes presiones para convocarlo: me lo pedían cuando no jugaba y ahora que anda bien no lo nombran (esto dicho con toda la verborragia bielsística)

    De todas formas, el "tema Riquelme" y el famoso "doble 9" de Batistuta – Crespo eran los grandes debates de la época. Con Riquelme prueba en una Copa América y no funciona pero con la dupla de delanteros nunca negoció. Siempre fue uno u otro.

    Con respecto a "La nuestra" y el tema de la identidad futbolística, me parece que es relativa y depende de épocas, circunstancias. Argentina fue campeón en el 78 y en el 86 con dos técnicos diametralmente opuestos; Brasil gana en el 94 con un equipo lejos de su identidad; España dejó "la furia" hace rato; Italia se mete en la final del 2006 ganándole a Alemania con 4 delanteros en cancha.

    Nada es tan taxativo. Ni dogmático.

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  • Abel Rojas 3 diciembre, 2013

    Siendo cierto que el juego de Menotti no fue tan preciosista como sus discursos posteriores han hecho que quede en la memoria, a mí Argentina 78 me parece muy buen equipo de fútbol.

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  • Kundera 3 diciembre, 2013

    @ Pablo

    Claro, el tema Riquelme se dio como se dio y a Bielsa no creo que pueda recriminársele nada. Respecto a lo de Crespo y Batistuta, pues algo parecido. Su sistema no es que fuese súper rígido, sino que Bielsa no concebía ocupar un mismo espacio con dos jugadores y ahí tenía mucha razón. O, por lo menos, no le puedes decir que estaba equivocado.

    La identidad no es fija. La identidad está definida por muchas cosas y el curso de las acciones, propias o no, en el tiempo construye esa representación exteriorizada del yo. Argentina tenía una hasta 1958 y a partir de ahí ha estado décadas formando una nueva a partir de la anterior y las nuevas situaciones. Ahora mismo es una identidad líquida y dispersa, pero que existe. Hay una forma de jugar que está vinculada a la forma particular en la que los argentinos sienten el fútbol y que es distinta a la de los uruguayos, alemanes, colombianos, italianos, españoles, ingleses, franceses, brasileños, etc.

    Pones el ejemplo brasileño y es perfecto para demostrar lo mutable de la identidad a lo largo del tiempo. Brasil, después de la era de Telê Satana, muta y por eso nacen los Parreira, los Scolari y los Dunga. Brasil en realidad nunca dejó de ser, sólo que redefinió lo que era. Argentina no ha afrontado ese proceso o, mejor, no ha terminado ese proceso y el que lo empezó fue Menotti hace casi cuarenta años.

    @ Abel

    Totalmente de acuerdo. El equipo de Menotti que jugaba mal es el posterior al título mundial, pero el del campeonato jugaba muy bien, era muy coordinado y dinámico. Además tenía al descomunal Kempes. Es un poco lo de la Brasil de Dunga: pudo haber sido muy diferente con otra elección de jugadores a priori mejores o con más potencial, pero decidió ser otra cosa y persiguiendo eso fue de alta calidad.

    @ Kempes

    Preguntaba en Twitter: ¿A qué jugador actual se les parece Mario Kempes? http://www.youtube.com/watch?v=4SzuoEi9e0I

    Si tengo que responder… pienso que Cavani con más técnica y menos juego al espacio. Digamos que una mezcla entre Cavani y Suárez.

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  • @Chemaerrebravo 3 diciembre, 2013

    @Kun

    No dispongo hoy de mucho tiempo para meterme en el debate… pero resumiendo, el problema del debate abierto en Argentina en los 60 fue reducir ese debate a una división moral. Lo que era bien o era mal. Y los efectos de aquello siguen aquí

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  • @Chemaerrebravo 3 diciembre, 2013

    @Kun

    Por lo demás, Kun, muy de acuerdo con tu texto y sobre todo con la parrafada de hace tres años. Yo también he observado a Bielsa como una respuesta, como una tercera vía.

    Respond
  • pablo 3 diciembre, 2013

    @Kundera "Brasil en realidad nunca dejó de ser, sólo que redefinió lo que era"

    Está bien esta idea, Kun. Muy bien. Creo que a Argentina le ha faltado dar el salto a este fúbtol moderno. Me da esperanza tener a tipos como Cholo Simeone, Loco Bielsa y Tata Martino dentro de la elite. Esperemos que los podamos aprovechar.

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  • Vilariño 3 diciembre, 2013

    Es lo que dice Chema, el problema es haber convertido la manera de jugar en un dilema moral. Que haya maneras buenas y malas. Y es un debate que, al menos fuera de Ecos, está bien presente, mismamente, en España a día de hoy. Por no hablar de que, generalmente los más radicales en sus posturas, son los primeros que cambian su valoración del bien y el mal en cuanto los resultados cambian.

    "La Nuestra" es un concepto interesantísimo. Y que sigue tremendamente vivo. Mucho más de lo que debería. "La Nuestra" es la forma de sentir el fútbol de una sociedad de hace más de 50 años. De una sociedad aislada, de una sociedad bohemia, de una sociedad que todavía buscaba aglutinar a una masa ingente de inmigrantes. "La Nuestra" es la forma de sentir el fútbol de una sociedad que iba al campo de fútbol mientras el resto del mundo se desangraba en la Segunda Guerra Mundial.
    Esa sociedad ya no existe. Quedaban retazos en los 70, cuando Menotti construyó aquel Huracán, y de aquellos retazos pretendió hacerla revivir, pero la realidad lo llevó a un punto bien distinto. Los años 70 son quizá la época futbolística más radical.

    Hoy, la Nuestra como concepto sigue existiendo, añorando algo de otra época en lugar de reflejar a la actual sociedad argentina, que no tiene mucho que ver con la de los años 40. Hoy quizá "La Nuestra" podría buscar ejemplos en River del 96 o Boca de Bianchi. Pensar que se puede recuperar el espíritu de los Carasucias es una utopía. Argentina y sociedad (con todo lo que ello implica) han pasado por demasiadas cosas. Y es de Argentina y de su gente, su modo de vida y su manera de entender la realidad de donde sale el espíritu de La Nuestra.

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  • Marcus 3 diciembre, 2013

    Buenas,
    Se agradece que sacaran un artículo como este. Nuestro fútbol es algo que nos encanta discutir. :)

    Se me ocurren algunas ideas sueltas:

    Valorando todas las opiniones y miradas, creo que la clave puede estar en el aspecto "menos futbolístico" y más grupal, allí donde podemos jugar a pensar que por praxis coinciden plenamente Menotti y Bilardo, y por lo que leo, quizás los comentaristas en general: los dos decantaron muy fuerte por la cohesión grupal en contraste con una posible bomba en el vestuario más allá de las soluciones táctico-técnicas que ofrecían las alternativas. Por coincidencia, esto puede entenderse como parte sustantiva de la identidad, y a pensar eso me aboco.

    Sin haber visto a la Selección del 78 por cuestiones de edad, la no entrada del Diego se puede leer perfectamente en este registro. En la del 86, "la salida" de Passarella también.

    "La Nuestra", distanciada de aquella lírica simil brasilera, posiblemente por mucho de lo que aquí se dice, también puede entenderse bajo esta mirada. Digámosle una "Nuestra" más actual. Podemos hablar de la permuta de "la Nuestra", lo que significaría que "la Nuestra" serían simplemente todas las posibles (¡wow!). jeje. Eso si, presentadas siempre como la Gran Innovación 😉

    (Continúa…)

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  • Marcus 3 diciembre, 2013

    (…sigue)

    Lo siguiente será difícil de explicar.
    Aquí el fútbol tiene un tinte psico(tico)-social impresionante. Junto al juego, las aptitudes, el talento y cualquier cosa que tenga que ver bien concretamente con la pelota, circula también mucha sensación de hambre, ego, guapeza, soberbia, cobardía, "viveza criolla", envidia, etc. Casi los pecados capitales… jeje (recuerdo una campaña publicitaria con los jugadores de la Selección y los pecados capitales y me vuelvo a reir :))

    Nuestro fútbol tiene mucho de eso, que es un tanto intangible. Para mi de a ratos se vive literalmente como una carrera contra la muerte (la carrera de cada jugador) que lo asemeja más a una película que a un deporte profesional.
    Si bien esto puede pensarse para cada futbolista del mundo, aquí la intensidad es extrema. Y lo inunda todo. Y es así para el jugador, el entrenador y el público; niños o grandes.
    En ese contexto, y entendiendo que el fútbol es un deporte de equipo, triunfa siempre, o casi, el que consigue construir la más firme idea de equipo (alguna, la que sea, medida por convicción y claridad de a qué se juega). Al nivel de nuestros jugadores, la cohesión por sobre la complejidad táctica (que en definitiva termina siendo una cuestión táctica), lógicamente siempre dentro de los límites del talento disponible. Creo que el termómetro del fútbol vernáculo pasa bastante por ahí, lo que básicamente consiste en un posgrado de gestión de los recursos con que se cuenta y la posibilidad o no de potenciarlos. Un fútbol de sobrevivientes.

    Ejemplificado sería que casi siempre el equipo chico jugará el partido de sus vidas contra el grande (aunque el partido sea horrible). No suelen ser muchos esos resultados resignantes del tipo Madrid 5 Almería 1. Aquí cerramos siempre en el 1 a 0 o 2 a 0 como mucho. Lógicamente otros resultados hay, pero les diría que están más próximos a la excepción que la regla.

    Si buscamos (o rebuscamos) la argentinidad me parece que tendríamos que hacer una antropología de esa competitividad. Y esto no significa necesariamente que haremos o encontraremos buenos equipos o jugadores (que por suerte los sigue habiendo), pero si hallaremos mucha adaptación, mucha relectura, mucha incorporación y permuta. El objetivo es ser competitivos. Esto sostenido en el tiempo resulta indefectiblemente identitario, en consecuencia la identidad está, o termina estando en buena parte, en la adaptación

    En un "mundo paralelo" van los discursos y lo que allí se discute, muy bien disfrazado en el fútbol, pero eso es otra cosa. Aquí nadie sale extra motivado de una charla técnica sustentada en la lírica belleza y tampoco salen muy claros los jugadores de tremendos menjunjes tácticos en las mismas charlas.

    Aquellos que han quedado cortos creo que lo han hecho desde allí, porque en general siempre se ha contado con buenos recursos a nivel Selección. Puesto de otra forma, creo que el fútbol argentino tiene menos tacticismos de los que sería saludable que tuviera. Diría que se añoran buenos y grandes entrenadores, pero esto es parte de un problema más estructural y organizativo. La cuestión de los referentes (imprescindible para lo grupal) y de como eso se hereda dentro de los grupos ha quedado rota por la vorágine de resultados y las crisis económicas de clubes que provoca la fuga de talentos.

    Asimismo, y agregaría saludablemente, tiene también menos tacticismos de los que hacen falta. Se centra un poco más en esta cuestión grupal que menciono que lógicamente potencia los personalismos y la competitividad. Acá cuenta, y mucho, el cómo se arreglan los 11 de adentro más allá del técnico.
    Un ejemplo de esto sería un Estudiantes que le hace mucho partido al Barcelona, siendo que muy dificilmente alguno de sus jugadores -excluido Verón- tuviera calibre para un Sevilla o Valencia (no les digo Madrid o Barca).

    Desde esta mirada se podría explicar bastante el fútbol argentino post Suecia. Allí hay grandes fracasos, pero también los dos títulos mundiales, varios títulos juveniles, olímpicos y de clubes. Y también Distéfano, Maradona y Messi, tres Nº 1 indiscutibles de la historia en sus respectivos tiempos. ¡Ah! Y Bochini y Redondo, dos jugadores fuera de serie. :)

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  • @smiguelh 4 diciembre, 2013

    A mí me encanta esta columna de Jabois sobre Menotti:
    http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/apuntes-en-su

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  • Veneziano 5 diciembre, 2013

    @Josè Luis
    Me dà la sensacion de que erès demasiado joven (por suerte para ti) por los comentarios que hacès sobre el mundial '78. Como podès decir que ese equipo no era un equipo de toque y que solo era garra y fuerza ? Viste jugar a Kempes el mundial '74 ?….decir que Kempes no era tecnico no puede ser aceptado ni siquiera como opinion….perdoname la franqueza no quiero ofender . El futbol de Menotti fuè (en aquella epoca) un cambio radical dentro del futbol argentino, y los motivos son muchos . El discurso que se sale de lo futbolistico es inevitable, somos seres humanos y estamos hechos con muchas partes….y cada parte està conectada con la otra. Existe una interaccion inevitable (guste o no) entre las ideas "socialistas" de Menotti y su modo de proponer el futbol. Cada acto de nuestras vida es un poco eso, hay personas que pueden pensar solo al futbol y otras que aparte del futbol tambien tienen ideas sobre la sociedad, la historia , la filosofia. Querer separarlo cuando existe es no querer ver una globalidad humana y social que es innegable. Menotti jugò con Ardiles , Kempes , Bertoni (o Houseman) ,Luque ,Ortiz y un lateral con poca marca y mucha salida como Olguìn,….como se puede decir que no era coherente?Podès decir que no te gusta pero Menotti ha sido tal vez màs coherente de lo aconsejable en su vida.
    Lo de Maradona hay que vivirlo en aquella epoca, Diego no era absolutamente una garantia por entonces , era muy joven y solo en el '79 gana el mundial juvenil y se transforma en una gran estrella . Ese mundial Argentina lo gana jugando muy bièn con un buenisimo futbol, es muy dificil aùn hoy criticar a Menotti por sus elecciones….que màs se le podia pedir ?

    La cuestion de "La Nuestra" es mucho mas compleja, creo que no existe un modo futbolistico tipicamente nuestro, existe mas una actitud nuestra con relacion al futbol y que refleja un poco nuestra mezcla identitaria (un poco espanoles, tanos, judios, ingleses , franceses , algo de indigena etc). Es indudable que si nos provoca tanta fatiga individuar cual es " La Nuestra" quiere decir que su existencia es muy diafana. No creo tampoco que sea necesario individuar algo asì , pues hemos ganado y perdido (seleccion y clubes) con filosofias diametralmente opuestas , …tal vez esa sea nuestra identidad, manejar el imprevisto, adaptarse , inmolarse por los colores de a patria si es necesario , lamentarse siempre (aun cuando se gana un mundial) ,criticar y al final luchar unidos hasta el ultimo segundo….y si se gana salir a festejar todos juntos (los pro y los anti) y si se pierde cortar cabezas (los pro y los anti) sea un partido de futbol o una guerra .

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  • Veneziano 5 diciembre, 2013

    Me olvidaba de decir que el articulo es fantastico, muy bueno ,….muchas gracias por la posibilidad de debate. Esta frase me parece muy acertada : " El equipo de Menotti practicó el fútbol que tenían dentro los jugadores más preparados para ganar en aquel momento. Improvisaron y eso, la adaptación astuta y creativa a las dificultades cotidianas, es parte de la idiosincrasia del argentino. "
    Esto no quita merito a Menotti , todo lo contrario , porque para improvisar bien hay que tener conocimientos especificos sobre la materia y el flaco en aquella epoca tenìa las ideas muy claras, sabìa exactamente lo que estaba buscando y como buscarlo.
    Luego vino Bilardo que era" lo opuesto " y se ganò otro mundial , ….es una contradiccion ? ….creo que no , es la otra cara de una misma moneda y esa moneda se llama "La Nuestra". Cualquier realidad està hecha de estas cosas, a veces lo antagonista es solo un complemento para seguir viviendo, evolucionando, sobreviviendo…..no hay que analizarlas en modo separadas (vision parcial y reductiva) sino tratar de entender como estàn conectadas y asì entender lo global. El problema es que nos gusta etiquetar las cosas para que sean mas simples , para poder pensar que podemos dar un orden armonico a las cosas (si descubrimos cual es" la nuestra "estamos salvados!!!!)….lamentablemente la realidad es siempre mas compleja y para aceptarla se necesita un examen complejo no simplificador.

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  • […] menotti y d10s […]

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  • Menottista 26 noviembre, 2020

    Si jugaba Kempes, Alonso no podía jugar ni tampoco Bochini. Cuando se forma con un medio centro y dos interiores, uno de los interiores debe mantenerse la mayor parte del tiempo en su puesto, al lado del mediocentro. La razón es esta: si el equipo pierde la pelota cerca del área del rival o en el área del rival y la presión alta no surte efecto, el jugar con dos interiores que abandonan sus puestos para atacar significaría quedarte con un solo jugador en el medio, el mediocentro, que no podría abarcar tanto espacio él solo. Para remediar esta falta de efectivos se podría asignar a un defensa el acompañar al mediocentro en esas específicas circunstancias; pero no tiene sentido porque, entonces, habría espacios en la zona defensiva, donde nunca pueden concederse. En el Barcelona de Guardiola se jugaba de ese modo; aunque Xavi abandonaba su puesto en alguna ocasión para entrar en el área y chutar, en general se mantenía en él, junto a Busquets, y el entrenador daba cierta libertad a Iniesta, que, de los dos, era el interior digamos más "ofensivo" porque abandonaba con mucha frecuencia su puesto de "diez" para adentrarse en el área.

    Tampoco habría tenido sentido alinear a Alonso o a Bochini de falsos extremos porque, entonces, el equipo habría pecado de demasiado "centrocampismo": mucho pasador y poco delantero.

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