Jesús Navas, el pequeño extremo derecho que hasta hace nada jugaba en el Sevilla FC y a todos abrumaba con su inhumana intensidad, dejó que Alaba le cogiera siempre la espalda como si fuera el jugador más perezoso de la Champions. Su caso, en ningún caso achacable a un futbolista que en este sentido está fuera de toda duda, resumió un encuentro definido desde el minuto 1 por el carácter de cada técnico. Pellegrini basa su discurso en una calma que parece dejar groguis a los vestuarios más estelares; Pep, incluso por encima del fútbol, parte de unas ansias por jugar que dan comienzo al resto. El Bayern Múnich jugó un partido que, a buen seguro, no estará entre sus 10 más potentes a finales de año, pero vapuleó sin vacilaciones a un plantel fabuloso que, individualmente, no atravesaba un mal momento.
La posición de Touré Yaya dejó al City sin respuesta defensiva.
Pep tenía lo que siempre buscaManuel Pellegrini, que cuando maneja un trasatlántico parece sentirse obligado a ser más ofensivo de lo que realmente es, fue a buscar a los alemanes bastante arriba. Quería incomodar a Lahm, Bastian y Kroos, ayer el triángulo de un 4-3-3 nítido, y para ello optó por adelantar bastante la posición defensiva de Touré Yaya: Fernandinho sujetaba como pivote y Yaya ocupaba el centro de una línea superior con Navas a su derecha y Nasri a su izquierda. Tácticamente no hay error, la medida vale si es bien ejecutada, pero la agresividad era tan ínfima que Schweinsteiger y Toni siempre estaban solos y el Bayern nunca tenía que ralentizar su cadena de pases. Para más inri, Dzeko y el Kun estaban liberados de trabajo defensivo, acabando de dar origen a una superioridad numérica bávara manifiesta donde a Guardiola le gusta tenerla: en mediocampo.
Ribéry volvió a ser mortalPor supuesto es de obligación señalar que el Bayern mostró confianza, deseo y acierto en su posesión de balón; se vio claro que cuando ésta no es fluida, como suele ocurrir en muchos partidos de la Bundesliga, se debe a la buena labor de sus rivales, y no a que el equipo no vaya asimilando los conceptos. Vimos recreadas ideas como las de el tercer hombre o la existencia perpetua de un pase atrás para asegurar la circulación, y el buen posicionamiento dio pie a asociaciones de las que, por precisión y rapidez, condicionan la atmósfera del juego. Quizás la presencia de Müller como «9» ayudó lo suyo, pues su movilidad extra generó ciertos espacios por dentro que Ribéry aprovechó para mostrarse más viajero de lo habitual. Tras su 0-1, Franck tuvo 20 minutos reveladores: quiere el Balón de Oro. Esa gula de fútbol, esa agresividad para aprovechar al máximo cada oportunidad de brillar… es porque quiere el gran objeto.
Alaba secundó con sus subidas todos los ataques de Ribéry.
No sería justo terminar análisis sin recalcar, más allá de la inmovilidad de Navas y Nasri, las figuras de Rafinha y Alaba. El moreno lateral izquierdo sigue a lo suyo, subiendo como una bala y alternando la carrera paralela a la cal con la diagonal hacia dentro mientras Ribéry fija. El pobre Micah Richards salió malparado y va a pagar algún plato roto, pero en tal abandono táctico y mental y ante tal despliegue y atino técnico, ningún defensor hubiera sobrevivido.
De igual modo cabe reseñar que un citizen sí fue capaz de imponerse a la parálisis generalizada y ser él mismo en todo su esplendor; Álvaro Negredo. Por atención, constancia y sensaciones y porque su sangre aspira a compensar en buen grado el, posiblemente, único defecto serio de su entrenador, el delantero centro debería acabar como titular. Su salto al campo cambió la inercia. Ayudado, eso sí, por un 0-3 que invitaba a sestear al campeón de Europa, que sumó su primer triunfo autoritario del curso y volvió a sentirse el jefe de la Champions League. Guardiola, que sumaba un título pero aún no una página, ya ha escrito el prólogo de su libro en Múnich. Sólo había que esperar hasta octubre.
letissier 3 octubre, 2013
Bayern está muy fuerte sí, pero creo que ayer su partido fue un poco engañoso. Vi bastante demérito del City, un planteamiento poco entendible, poca intensidad. El City defendía con las dos líneas de cuatro, con Nasri y Navas "tapando las bandas" y ayudando a Clichy y Richards. Pero en el medio había un espacio tremebundo entre los dos centrales y los dos delanteros. Esa zona central donde Fernandinho y Toure corrían como pollo sin cabeza, me dolió ver a Toure ayer la verdad. Ese espacio fue un jardincillo de flores para que los 3 medios del Munich + Muller viniendo, solo paraban de crear superioridad y Kompany y Nastasic pasándolas canutas.