El Real Madrid consiguió ante el Valencia una de esas victorias balsámicas tras lo ocurrido en Ipurua hace siete días. El cuadro blanco presentó dos caras muy distintas, una por cada parte, en su segundo triunfo consecutivo después de lo de Eibar. Tras una primera mitad sumamente intensa, con más ritmo que ocasiones, el Real Madrid acabó sentenciando la contienda después de una contra que había empezado a más de sesenta metros de la portería defendida por Neto. Fueron, por reducirlo mucho aquí al principio, las dos caras de una misma moneda: los mejores 45’ del equipo desde la llegada de Solari, y otros 45’, al regreso del descanso, en los que, con el bloque ordenado a media altura, el Valencia controló y amenazó (muy cerca del empate) sobre el rectángulo de Courtois.
Marcos Llorente se movió muchísimo… para jugar como pivote
A nivel colectivo, la mejor noticia de la primera parte para el Real Madrid fue su eficaz salida de balón. La segunda, consecuencia de la anterior, fue su presión. Y la tercera, a raíz de las otras dos, fue su seguridad defensiva. Organizado en un 4-3-3, con Llorente, Ceballos y Modric en el centro del campo, el Real Madrid articuló varios escenarios de salida a partir de la movilidad de sus tres centrocampistas. Y es en este punto donde entra el primero de los tres nombres propios. Sin Casemiro, Solari volvió a probar -como en Roma- con Llorente por delante de la defensa. Y antes de profundizar en más detalles es de recibo señalar que el partido del ‘18’ del Real Madrid fue tan vistoso como positivo, aunque en ningún caso puede decirse que lo hiciese como pivote. Anoche, ante el 4-4-2 del Valencia, Llorente hizo de todo en la parte ancha del campo… menos de ‘5’. Situado muchas veces en paralelo junto a los dos centrales en la salida, ofreciendo línea de pase por delante en un escalón intermedio, saliendo a las coberturas e incluso trazando todo tipo de diagonales dentro-fuera, ensanchando por delante o por detrás del lateral en cuestión, lo cierto es que su partido denotó un desgaste tremendo. Para Llorente y hasta para el propio espectador.
Como tremendo fue también lo de Carvajal, aunque del lateral hablaremos más adelante. Con el ‘5’, de esta guisa, haciendo de todo menos de ‘5’, el segundo nombre a destacar fue el de Luka Modric. El croata, como todo el equipo en general, completó sus mejores 45’ en mucho tiempo. Arrancando desde el interior derecho, aunque obligado -dada la hiperactividad de Llorente- a recoger varias veces el pase por delante de los centrales, el jugador croata fue uno de los grandes protagonistas en la exitosa salida de balón de los suyos. Por ese mismo perfil, recibiendo casi siempre de cara, Modric fue la tercera arista de la sociedad con Carvajal y Lucas Vázquez. Con el primero saliendo en conducción, el apoyo de Modric sobre este lado fue, tras pasar por Lucas y acabar de nuevo en Carvajal, el recurso más eficaz que encontró el Real Madrid para superar la primera línea de presión rival. Un ejercicio que el equipo repitió en bastantes ocasiones en los primeros 45 minutos, y que le permitió pasar de primera a tercera antes de cruzar la línea divisoria.
El ataque blanco se mantuvo muy rígido con Bale-Lucas por fuera
Pero no todo fueron buenas noticias para el Real Madrid antes del descanso, pues el índice de ocasiones fue relativamente bajo a tenor de todo lo anteriormente descrito. El equipo salía bien desde atrás, superaba con soltura la presión che y apenas sufría dada su eficiencia tras pérdida, pero no consiguió transformar esta cuantía de detalles en claras llegadas sobre el arco de Neto. En líneas generales, el Madrid volvió a recurrir a una denotada rigidez posicional, que fue aún más palpable entre sus hombres de ataque. Con Bale -izquierda- y Lucas Vázquez -derecha- bien abiertos, cada uno en su costado, el resto del bloque no fue capaz de generar el contexto más idóneo para que estos, desde fuera, tuvieran opción de prolongar el juego por dentro, para que el destino de la acción no fuese siempre el mismo: el centro lateral hacia el corazón del área. Lo cual dejó de existir tras el 1-0 debido a la propia disposición del colectivo, que bajó un escalón y redujo su posesión (hasta el 55%).
Dani Carvajal tocó más veces el balón que Modric o Bale
En este escenario, con el bloque unos cuantos más cerca de su portero, la incidencia de Modric -que en la primera mitad había avanzado hasta la primera línea, organizando por momentos un 4-4-2 a través de la presión- también fue perdiendo incidencia, y el Valencia encontró la rendija por la cual no solo colarse sino instalarse mucho más arriba que hasta entonces: alrededor del propio Llorente. Con Parejo y Coquelin en el medio, queriendo salir siempre por bajo, el Valencia localizó en Santi Mina su principal vía de progreso sobre la parcela contraria. El gallego, ante la ausencia de Rodrigo Moreno, fue encargado de recibir ese envío vertical desde el doble pivote; con el cual el equipo, por el carril central, priorizó su ataque por dentro y no desde los extremos. Así, con el Valencia más volcado y con Batshuayi acompañando a Mina, es momento de destacar la excelsa actuación de Carvajal. El de Leganés, súper insistente en sus acciones ofensivas, fue partícipe de los dos goles de su equipo, al tiempo que completó un 89% de acierto en sus pases, tocó el balón 100 veces -más que Bale (53), Benzema (55), Llorente (89) o Modric (90)-, realizó 5 regates y ganó 3 tackles. Unos números que ensalzan el partido de nuestro tercer nombre, pero que también ponen de manifiesto la necesidad que mantiene el equipo en sus dos laterales; cuando no es uno, es otro.
roumagg 2 diciembre, 2018
Empezó el Valencia tocado anímicamente por la eliminación en UCL -especialmente flojo lo de Wass y Paulista- y eso permitió a un Madrid con mejoría física en varios jugadores dar mejores sensaciones de lo que viene siendo habitual, ganar bastantes segundas jugadas y hacer muy largo al Valencia. Contando, por cierto, con el Benzema más activado que he visto nunca: bajó hasta las cercanías del área propia para recuperar varios balones y, ojo a esto, protestó las faltas, incluyendo las que no habían sido sobre él. Lo primero extraña mucho y no sé si lo habré visto alguna vez; lo segundo es inaudito en Karim.
Pero la segunda parte del Valencia volvió a evidenciar los problemas del RM. En cuanto Santi Mina empezó a enganchar un poco en entre líneas, paliando lo mucho que se había notado en la primera parte la baja de Rodrigo, y Parejo pudo jugar de cara, metiendo al equipo más arriba… Muchos problemas. Salvó el resultado que Guedes, quien acabó tocado en Turín, pareció estar efectivamente lesionado, y que Courtois está a un gran nivel mientras que los delanteros del Valencia no están precisos en la definición. Pero dominio claro del equipo de Marcelino desde el descanso.
Cabe la posibilidad de que Parejo en su mejor día no sea peor que ningún centrocampista del mundo. En sus picos, le mira a la cara a cualquier centrocampista, si se tiene solo en cuenta la fase ofensiva. Exhibición su segunda parte, en el juego medio y en la generación de ocasiones, pues a punto estuvo de generar 2-3 goles con pases desde su casa. Vaya ojo el de D. Alfredo.