Aún comenzando el encuentro de vuelta clasificada, la selección española sub-21 quedó lejos de encarrilar su billete a la Eurocopa de Polonia 2017. El conjunto dirigido por Albert Celades armó un encuentro de ritmo muy bajo y pocas ocasiones, claramente intencional, dentro de un marco competitivo caracterizado por jugar un partido cerrado, valorando los 180 minutos y la definición del cruce en casa. La disposición de sus hombres y el poco desorden al que sometió a los austriacos dejó todo por decidir en Albacete, dentro de cuatro días.
España cuajó unos primeros 45 minutos de control y precaución. En su habitual y académico 4-3-3, Celades dio el pivote a Saúl, los interiores a Óliver y Denis, el extremo zurdo a Asensio, que jugó con libertad de movimientos, Deulofeu en derecha y Williams como referencia. De entrada, tanto la propuesta como su desarrollo provocó un choque plano, con los papeles muy marcados, que dejó a Austria sin contragolpe, fruto del plan español y a la propia España sin acercarse apenas a la meta de Bachmann, mérito a repartir a partes más o menos iguales entre ambos equipos.
España redujo cualquier riesgo; buscó mucho control
Describir a España en este encuentro de ida fue sencillo, en base a dos conceptos muy relacionados con el control posicional y la baja velocidad de la circulación. Primero, los laterales, sobre todo el derecho -Jonny-, siempre quedaba por detrás del extremo, lo que fomentaba una horizontalidad en primera línea que se fue incrementando cuando, ante la doble punta rival, Saúl jugó prácticamente de central, dándole a Vallejo la responsabilidad de conducir y buscar a Asensio y Óliver entre líneas. Así, España sumaba pases y pases, desgastando sin dañar. El carril central fue austriaco, mayor en número y cómodo ante un Iñaki Williams que no pudo combinar ni desequilibrar durante toda la primera mitad. En ese escenario, cuando España replegó en 4-4-2 o encontró en largo la carrera de Deulofeu, pudo profundizar. Así llegó el primer gol y la llave del posible dominio en el segundo acto.
Tras la reanudación, España alternó una posesión aún más controladora con un posterior repliegue. Con Asensio más centrado, cercano a la pelota, Celades buscó una superioridad alrededor del balón, sin más ánimo que el de rodear al rival, dejarlo sin robo y asegurando un balance defensivo que comenzó a sufrir cuando Austria mandó arriba a sus laterales y España dio un paso atrás tanto en la presión como en la intención y gestión del partido. El empate austriaco deja la vuelta muy abierta, con la sensación de que, efectivamente, los tiempos del partido y su interpretación, precedentes de repescas mediante, será lo que decida la clasificación del vencedor.
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