A veces aparece un futbolista que no se asemeja a ninguno de los que hubo antes. Así es la evolución de la especie, que avanza con lentitud pero se presenta de forma exagerada, e interesantísima, en algunos de sus ejemplares, como si fueran un anuncio de algo que acabará sucediendo con los siglos o los milenios. En el deporte pasa lo mismo, pero mucho más deprisa, por eso hay que estar preparados. Técnicos, compañeros, clubes, ligas, puede que incluso críticos; de cada uno depende que estos chicos especiales desarrollen su potencial y lleven de la mano al fútbol hacia donde este deba dirigirse.
Sirva de muestra Cristiano Ronaldo. Nació creyéndose un extremo regateador, pero entre Ferguson, Rooney, la Premier, Mourinho, Alonso, Di María, Benzema, la Champions, Guardiola y Messi le ayudaron a encontrarse a sí mismo y a crear un prototipo de atacante que, una vez diseñado, ha inspirado el surgimiento de cracks (como Antoine Griezmann) y hasta sistemas ofensivos de equipos fascinantes (como el del Borussia Dortmund de Jürgen Klopp). Y es que un invento no es un invento a secas, sino el origen futuro de un puñado de inventos más: el combustible del progreso. Y desde hace más o menos un lustro, se espera que Paul Pogba, flamante fichaje del Manchester United, azote a la rutina una vez más.
Ningún centrocampista reunió nunca las virtudes físicas y técnicas de Paul Pogba antes que él.
Nunca ha existido un centrocampista con las condiciones físicas y técnicas de este francés. Se trata de un atleta impresionante y de un auténtico artista, de un chaval en el que confluyen todas las virtudes de los pequeños y todas las de los grandes, y en ambas vertientes, con una fascinante generosidad. No hay nada que hiciera Patrick Vieira que Pogba no pueda realizar, pero a su vez, tampoco nada de lo que haya hecho David Silva queda fuera de su alcance. Sin embargo, es precisamente este amplísimo campo de posibilidades lo que, de momento, le ha impedido definirse. Pogba oye tantas voces, tantas llamadas, que no alcanza a atender ninguna. No escucha. Su infinito abanico de soluciones, de momento, tan sólo es un ruido clavado en su cabeza.
Cabe señalar que tampoco se le ha ayudado en demasía. A ver, por supuesto que tanto Conte como Allegri trataron de potenciar su talento, pero en la Juventus subyacía una circunstancia que limitaba el crecimiento salvaje,La Juve no le pidió nada concreto a Paul Pogba el genuino, el que de verdad sirve: su equipo no lo necesitaba. Ni según la Ley de Darwin (especialización) ni según la Ley de la Selva (AKA calidad). Cuando Pogba aterrizó en la primera plantilla de la Vecchia Signora, los Pirlo, Marchisio y Vidal ultra dominaban el fútbol italiano por sistema y por talento. Paul no solucionó ningún problema, es más, ni siquiera lo intentó, porque no había ningún problema que solucionar; y sin esa exigencia, sin la extrema necesidad de desempeñar una labor clave en beneficio de un colectivo, no se puede mejorar. En la vida, el estímulo más poderoso radica en la supervivencia; en el fútbol, en huir de la derrota. Pues para su desgracia, Pogba ganaba incluso cuando jugaba tan mal que perjudicaba a los suyos.
El Manchester United enfocará a Pogba fuera y dentro del campo; como líder y como futbolista.
Fichar por el Manchester United le hará mejor jugador de modo lindante y automático. El gigante de Old Trafford atraviesa su periodo más precario desde que Sir Alex Ferguson lo convirtiese en uno de los cinco clubes más importantes de la Tierra, y Pogba será, junto a Ibrahimovic, el encargado de sacarle de este trance. Justo este ha sido el argumento utilizado por José Mourinho para terminar de seducirle; la frase “Si quieres ser el mejor del mundo y vas al Madrid o al Barça estarás en problemas, porque no creo que los otros dos gigantes te dejen demostrar ese nivel” no deja de ser el anuncio oficial de que los éxitos y fracasos del Manchester United serán, íntima y directamente, los de Paul Pogba. En lo mental, para él, la situación evocará dureza, pero es la pertinente. Su carrera requería de esta presión. Especialmente, valorando que trabajará al lado de un entrenador que va a explicarle muy bien qué tiene que hacer para dominar la Premier League.
Antes de entrar en el detalle, hay que recalcar que José Mourinho es un técnico suscrito al denominado juego de posición. En ocasiones, esta expresión se confunde, para ser diáfanos, por atribuirse en exclusivaEl juego de posición de Mou podría aclararle a la escuela que lidera Guardiola, que tan sólo representa una variante más dentro de esta cultura táctica. Porque de eso se trata, de una cultura táctica, de una manera de situarse y de moverse, de un determinado modo de interactuar con el espacio, no de un estilo futbolístico. Mou, como Pep, es un entrenador intervencionista que otorga a sus jugadores una libertad bastante relativa: él señala la casilla de partida, los dos o tres posibles recorridos y las tres o cuatro decisiones recurrentes. Escribe hojas de ruta, programa el quehacer de sus pupilos, cree en la repetición como camino hacia la fluidez. Esto, aplicado a Pogba, puede marcar la diferencia. Al y al cabo, va a delimitar a un futbolista cuyo mayor problema práctico hasta hoy ha residido en carecer de una misión concreta y sentir que, en consecuencia, debía encargarse de todas. Con Mourinho, Pogba va a abarcar muchísimas funciones, pero otras, no. Es más, esas otras le estarán incluso prohibidas. De ahí que pronto, por fin, vaya a empezar a apretar allá donde se enfoque.
El aterrizar en la Premier League casi certifica que se convertirá en un especialista en transiciones.
También debe apreciarse el campeonato que le acogerá. Haber acabado en Inglaterra, y no en España, va a definirle radicalmente como un centrocampista de transiciones y de ritmo alto; por tanto, casi seguro, en un futbolista relacionado con el error, en el sentido de que arriesgará y fallará en ataque y de que se le pedirá una actividad defensiva muy constante y muy física. Luis Enrique o Zidane nunca hubieran aspirado a construir sobre él un Xavi o un Kroos, pero quizá sí un Iniesta o incluso un Modric, pero eso ya no va a suceder. Ipso facto, los Steven Gerrard, Frank Lampard y, en menor pero curioso grado, Cesc Fábregas se fijarán como referencias para su crecimiento. Dar sentido al ida y vuelta, para que este sea lo más peligroso posible en su primera parte y lo más consistente que se pueda en la segunda, constituirá su nuevo sino. Y siendo honestos, parece más sencillo que logre el estatus que pretende bajo estas reglas que bajo otras más complejas, aunque en términos de interés, medirlo en La Liga hubiese resultado más apasionante.
En lo referido a su posición, cabe señalar que, durante la pretemporada, Mourinho ha venido utilizando un 4-2-3-1 o 4-2-4. En las plazas de arriba, en principio, Rooney, Mkhitaryan e Ibrahimovic se presumen intocables,Se espera que forme parte de un doble pivote y para la restante, en apariencia la de extremo izquierdo, que quizá sea ahora mismo la demarcación favorita de Pogba, se pelearán Martial, Lingard, Mata y compañía. A su vez, la titularidad de Fellaini, y no de Herrera, en el primer partido oficial de la campaña, la Community Shield levantada frente al Leicester City, evidencia que el plan original del de Setúbal fija a su nueva estrella como acompañante de Carrick o Schneiderlin en el doble pivote. Aunque es tan pronto todavía que, de verdad, perderse en este tipo de elucubraciones serviría para poco. Lo importante son los futbolistas, y sobre ellos sí se puede profundizar algo más.
La sociedad que puede tejer con Ibrahimovic se antoja fácil y mortal, pero imprevisible en su forma.
La relación clave para el futuro a corto plazo del Manchester United será la que establezcan sus dos fichajes rutilantes, y en teoría debería funcionar. Ibrahimovic en un sistema de transiciones genera alguna duda a causa de su lentitud y de su poca tendencia al desmarque de ruptura, pero mal se haría en despreciar su virtual aporte por quedarnos en la superficie del análisis. Sin ir más lejos, casi todos los contragolpes sensacionales están provistos de pases hacia atrás o, en su defecto, un instante de pausa que aclaran la situación poniendo de cara a alguien que llega en carrera. El único peligro amenazante que personificaba Zlatan para Mourinho estribaba en que su influencia fuera tal que condicionase el estilo y la estética del proyecto, pero Pogba, por carisma y potencial influencia, puede esgrimirse como el contrapunto perfecto para que el colectivo sea un Mou-Team. Y en términos de pareja, Ibra se postula como el apoyo que le permitirá estar abajo y arriba a la vez sin que llegue tarde a ningún sitio. Zlatan y Paul son dos ases netamente distintos a los que no cuesta nada imaginar juntos.
El momento de encontrar a Paul Pogba ha llegado por fin. La Premier League, el Manchester United, José Mourinho y Zlatan Ibrahimovic, así como la competencia que le plantearán entre Guardiola, Conte, Wenger, Klopp y Pochettino, concretarán un marco apropiadísimo para que el ambicioso centrocampista francés culmine su búsqueda del «yo». Por él no va a quedar; tanto sus hechos como sus palabras presentan un profesional intachable que hace gala de esa humildad de los superdotados que no se parece a la del resto pero no deja de ser humildad: él sabe de su calidad, pero también es consciente de que necesita ayuda para desatarla. De ahí su respeto a los que saben y su obediencia innegociada. Pogba es el definidor capaz de ganar cualquier partido en un suspiro a quien Deschamps fijó como pivote defensivo en la Final de la Eurocopa celebrada en su país y que cumplió con el rol a pies juntillas. Paul va a defender como Mourinho le pida, Paul va a trabajar como Rooney le enseñe, Paul va a aprender de lo que la experiencia le dicte. La llegada de Pogba a Old Trafford es muy ilusionante porque alguien que lo tiene casi todo se ha vinculado a un proyecto que le va a permitir demostrar, si la presión no le supera, y quizá a uno o dos años vista, de qué está hecho. Porque tan cierto es su potencial como lo lejos que está aún de desplegar, semana a semana, un fútbol acorde al mismo.
Foto: Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images
Manugg 9 agosto, 2016
Enhorabuena.