La lesión de Falcao en enero de 2014 obligó a acelerar el ascenso de James Rodríguez como rey del fútbol colombiano, trono para el que se había venido preparando desde los catorce años. Pekerman no dudó: sin el entonces delantero Monaco era imposible replicar el fútbol que había llevado a Colombia al mundial. Había que tomar decisiones y estas fueron orientadas a potenciar las virtudes de la nueva estrella. James Rodríguez abandonó la banda izquierda, las obligaciones defensivas y asumió la responsabilidad de ser el hombre gol del equipo. Adelante de él estaba Teo, que no es un goleador constante, y nadie más. Colombia iba a disminuir el número de sus ataques y necesitaba que los que colara fueran exitosos. De eso dependía su suerte en el Mundial y James era el encargado de materializar las llegadas en goles o asistencias. No falló. Bota de Oro de la Copa del Mundo, ni más ni menos. Actuación histórica que lo llevó a fichar por el Real Madrid para jugar de lo que siempre quiso jugar. Como mediocampista puro firmó la mejor temporada de su carrera y se asentó en la élite mundial.
En Colombia, James o era el goleador o el medio. Nunca las dos
Ante Ecuador, James pudo ser ambas cosasLos ecos de su curso con Ancelotti no llegaron a Colombia. Falcao volvió paulatinamente, pero James no abandonó su rol de atacante. Ni siquiera en las veces que volvió a la izquierda dejó James de jugar para pesar en el marcador más que en el juego medio. Como el equipo cafetero no era capaz de tener el volumen de ataque con el que Pekerman se siente seguro, necesitaba de la brillantez de James en los metros finales más que en la sala de máquinas. James siguió arriba mientras otros se ocupaban de ejercer el rol que el colombiano tenía en el Bernabéu. Incluso un atacantes como Edwin Cardona o Juan Cuadrado le pareció a Pekerman mejor opción en el medio que James a costa de no perder al cucuteño donde más valía tenía para él. Hasta ayer.
Ayer tuvo más ayuda de la que ya es habitualContra Ecuador, el entrenador argentino confirmó una tendencia que ya habíamos atisbado en este nuevo ciclo: Pekerman no quiere perderse ninguna de las facetas de su número ’10’. Para materializar esa quimera, tuvo que sacrificar la avanzada ofensiva de los laterales, marca registrada del equipo, y juntar a James con Cardona y con Sebastián Pérez. El primero es un mediapunta con técnica y habilidad para dejar rivales en el camino en una baldosa y con una pegada con la diestra que rivaliza con la zurda del mismo James; mientras que el segundo es un mediocentro de formación de nula técnica defensiva, pero con un físico y una técnica suficientes que le permiten desenvolverse como un segundo pivote llegador, de presencia asociativa y continuación. El ’10’ del Monterrey ayuda a James compartiendo las responsabilidades de finalización y llevando el balón a zonas de peligro, en una especie de doble enganche, y el mediocampista de Atlético Nacional le colabora revoloteando a su alrededor para llevarle el balón, ofrecerle un socio y compensar tanto sus movimientos como su falta de esfuerzo defensivo. Y así explotó.
Anoche James Rodríguez volvió a ser decisivo.
El equipo de Gustavo Quinteros sufrió la que es posiblemente la mejor versión de James este año. Fue indetectable e indefendible. Apareció por todas partes exhibiendo su monumental técnica y talante creativo, participando en la gestación de la jugada y llegando a finalizar muchas. Se reportó en el marcador con una asistencia y un penúltimo pase de esos que se esperan de un futbolista como él, y contagió al equipo de sus ganas y su fútbol. Todos lo buscaron y él los encontró a todos. El resultado fue el mejor partido de Colombia en mucho, mucho tiempo. No es casualidad que haya sido el primero en el que Pekerman haya podido disfrutar de James al completo. Así es como Colombia lo necesita.
Abel Rojas 30 marzo, 2016
Qué partido más agradable de Sebastián Pérez. Seguramente fuese la gran noticia del choque.
Con respecto a James, la verdad es que yo no lanzaría las campanas al vuelo. Está mejor que hace un mes, por supuesto y como no podía ser de otra manera, pero sigo sin verle a tono. Aunque sin duda para él han sido muy positivos estos dos partidos con Colombia y si tiene la fortuna de encadenarlo con algún buen minuto en el Camp Nou quizá pueda edificar el punto de inflexión que necesita en el Madrid. Y que el Madrid necesita, porque tener a James Rodríguez y no poder contar con él es una trastada que no estaba sabiendo medir o que no medimos tanto como la cuestión merece.