El banquillo del Atlético de Madrid es profundo, versátil y de calidad, y Simeone está demostrando saber sacarle provecho. Sin un patrón fijo, buscando velocidad, pase, intensidad, gol o cualquier cosa según las circunstancias de cada partido, cambia la inercia del juego y a menudo a su favor. Ayer, contra el Eibar, su as en la manga fue Óliver Torres.
La presión no permitía jugarLa primera mitad transcurrió entre presiones exitosas de ambos conjuntos que convertían en imposible la tarea de hilar dos pases en el campo del rival. La superioridad de los sistemas defensivos sobre los ofensivos era absoluta. En base a ello, el único resquicio que quedaba era la jugada personal, motivo por el cual el Atlético, que tiene y puso a Ferreira y a Correa, parecía crear un poquito más de peligro. Pero de forma tenue.
Óliver absorbió la presión del Eibar y liberó a sus compañeros.
El ingreso de Óliver Torres transformó el encuentro desde su primer contacto con el balón. El centrocampista no salió con la idea de agilizar la posesión del cuero aumentando el ritmo de las cadenas de pases; su plan de acción consistía en absorber él la presión del Eibar, conseguir que los vascos se desinflasen intentando arrebatarle el balón, conservarlo en sus propios pies y, luego, tras salir de la emboscada, y ya con un horizonte ventajoso ante sí, soltar la pelota con criterio. La precisión de sus maniobras era total, la eficacia de las mismas dio una iniciativa mayúscula al Atlético de Madrid y, rebosante de confianza, Óliver comenzó incluso a pisar el área de Lillo y Santos.
Simeone revolvió el marcador con dos goles a balón parado, su virtud de antaño perdida, pero en ese aspecto la lectura quizá no deba ser tan optimista; ambos tantos vinieron precedidos de errores ajenos (del portero Riesgo) que no suelen acontecer. Sin embargo, sí fue día de noticias de calado. Por la remontada ante un adversario al que no le remonta cualquiera, por la diana 100 de Fernando y porque Óliver alzó el dedo y se postuló como solución concreta a un problema específico. Cada vez quedan menos conflictos en el juego que el Atleti no pueda resolver. Siempre hablando potencialmente. Pues una cosa es poder hacer algo, y otra, muy diferente, más difícil y más importante, hacerlo con la constancia necesaria y en los grandes momentos. Y con éxito.
Garate 7 febrero, 2016
Ayer en el Calderon, tras el partido, habia una palabra en boca de todos. Torres. Pero servia para hablar de los dos protagonistas. Oli y Fernando. La salida de Oli le dio al equipo una referencia en la que guardar y mirar el balon, y poder sacarla siempre con pausa y criterio. Ayer oi un chascarrillo bastante acertado. Oli se ha vuelto turco. Pero lo de Fernando ayer fue una agradabilisima sorpresa. Mas alla de romper la racha y hacer el esperado gol 100 con el Atletico, su minutos fueron impresionantes. Cada vez que Oli le daba un balon en profundidad, el la conducia en velocidad, y olia a peligro, a gol. Se desmaracaba constantemente creando grandes espacios, y aprovechaba perfectamente los que se creaban. Pero no solo eso. Bajaba los melones que despejaba Gimenez y los convertia rapidamente en una ocasion para el Aleti, ganaba una y otra vez a su par envelocidad, robo en velocidad un par de balones claros para la defensa eibarresa, rascando una tarjeta en uno de ellos. Incluso se atrevio a conducir paralelo a la frontal y a disparar desde fuera, con bastante peligro. Olia a gol, a peligro. Olia a 9 de verdad. Y al final marco un gol de 9. A mi juicio, si Torres juega mas o menos como hoy lo que queda de temporada, no solo sera titular, sino que recuperara el respeto de mucha gente, y aumentara en mucho esos 100. La salida de Jackson parece haber sido un revulsivo mental para el, porque ayer evidencio que sus fantasmas no venian de algo fisico-esta finisimo- y este partido puede marcar un punto de inflexion. Ojala. Se lo merece