Iker Muniain, Erik Morán, Borja Viguera, Mikel Rico, De Marcos, Unai López, Ager Aketxe, Iñaki Williams y, obviamente, Beñat Etxebarria. La lista de futbolistas que intentaron ocupar el espacio dejado por Ander Herrera es tan larga que, sin decir mucho más, explica todos los problemas que tuvo Ernesto Valverde para compensar una baja que además desajustó a un equipo que sólo unos meses antes se había clasificado brillantemente para la Champions League 2015.
La mediapunta parece un rol clave y capital para ValverdeSin Herrera, el Athletic perdió sobre todo calidad asociativa. Beñat parecía la mejor opción para mantener y dar continuidad a esas secuencias de pases que iniciaba Iturraspe, pero al ex del Betis aún le quedaba un tiempo para demostrar que su verdadero sitio en el mundo estaba al lado de Mikel San José. Una vez esta opción falló, Valverde comenzó a buscar variantes de todo tipo. Poco se parece el fútbol de Borja Viguera o Mikel Rico al de Iker Muniain o Ager Aketxe, pero ni la opción más vertical ni la más reflexiva tuvieron éxito. El vacío en la mediapunta estaba maniatando al equipo, pues no podía romper hacia ningún lado. ¿Qué quería ser el Athletic? Fuera cual fuera la respuesta, parecía que ésta pasaba por esa pieza en particular.
El fichaje de Raúl García confirmó el estilo de Valverde.
Y entonces llegó Raúl García. La incorporación del navarro se puede interpretar como una oportunidad de mercado que el Athletic iba a ejecutar fuese cual fuese su contexto, y seguramente así fue también, pero la contratación previa de Javi Eraso ya evidenciaba cómo Valverde quería resolver el tema de la mediapunta. Es más, si hubo una noticia positiva en pretemporada, fue precisamente el hecho de que Eraso mezclase y apoyase con capacidad física y determinación a la figura de Aduriz, la cual cada vez produce más para él sin por ello dejar de producir para el equipo. Circunstancia que con RG8 al lado, detrás o adelante se iba a notar todavía más.
Raúl entró en el Athletic con una naturalidad que podía resultar previsible, pero que no por ello deja de ser la mejor noticia de la temporada. Con él en el campo -a veces como segunda punta, a veces como volante-, el plan con el que Ernesto Valverde acabó la pasada campaña se completó. El «Txingurri», en resumidas cuentas, aprovechó el paso adelante de Mikel San José en el mediocentro y la irrupción de Iñaki Williams en la banda derecha para convertir al Athletic en uno de los equipos más físicos del fútbol continental. En el Athletic, ahora, todo es ritmo. Su presión devora la salida rival, su centro del campo se impone en cada duelo individual y, tras cada salto de Aduriz o Raúl, se propicia un balón dividido que, como ya sabe José Luis Mendilibar, siempre suele ser para el Athletic. Además, la calidad diferencial de Aritz y la variedad de movimientos de Iñaki evitan que todo este guión sea relativamente previsible, con lo que si logran imponer su ritmo y no hay fugas atrás, como ha pasado últimamente por el bajón de Etxeita y Laporte, el Ahtletic gana por aplastamiento. Gana como le gusta a su mediapunta.
Sin Raúl García se vuelve a abrir el abanico de candidatos.
Iker ya gustó el día del Eibar, pero vs Barça…Por eso su lesión se entendió con la importancia que tenía. No obstante, el Athletic Club sin Raúl García pierde mucha determinación, pierde su gran convicción, pierde capacidad física… Pierde, en definitiva, un poco de todo lo que es el equipo, el cual queda debilitado en cada de sus virtudes y comienza a exponer sus defectos. Por eso, acertar con su sustituto es tan importante para Valverde como lo fue hace un año con Ander. Opciones no le faltan. Estaba la de Beñat de nuevo, dando así entrada a Iturraspe, pero su buen rendimiento abajo parece descartarla. También la de Javi Eraso, el más parecido a Raúl, pero de momento tiene la pólvora mojada, y si no suma gol su nombre pierde sentido. Y, finalmente, la que vimos el pasado domingo ante el Eibar: Muniain. Es la opción de más calidad, desde luego, pero parece exigir -y no propiciar- que el Athletic imponga su guión en el partido. En el caso contrario, puede naufragar quedándose, literalmente, en tierra de nadie.
Por todo esto, en partidos como el de esta noche en el Camp Nou, el nombre propio de Iñaki Williams puede volver a ser una opción para ocupar la mediapunta. Es cierto que desplazarlo de la banda derecha, donde cada vez juega mejor y aporta más, tiene sus obvios inconvenientes, pero hay muchos motivos para pensar en él en días como hoy. El primero es que Valverde ya lo hizo el curso pasado. Cuando visitó el Calderón o recibió al Villarreal, fue Iñaki quien ocupó la mediapunta tras el nueve, permitiendo así también que Iraola (¿quizás hoy De Marcos o Lekue?) pasase al extremo para reforzar así un costado. Y es que no hay que olvidar que, en realidad, Iñaki Williams es un futbolista de carril central. Despuntó como delantero en categoría juvenil y, sin ir más lejos, hace un par de semanas ya exhibió en el propio estadio culé cómo su velocidad tiene el mismo o más sentido por dentro que por fuera. Además, como argumento final, también está el hecho de que juntar a Iñaki y a Aduriz no sólo supone afilar la lanza bilbaína, sino que incide en un reto que suele hacer daño al Piqué-Mascherano: la doble punta.
¿Es el momento de darle a Iñaki todavía más importancia?
El Athletic ya conoce lo que es superar al Barcelona, pero a su vez sabe que remontar un 1-2 sin desnortar anímicamente a los culés suena tan complicado como es. Y desde ahí, desde la punta, el Athletic tiene la oportunidad de girar el duelo. El de hoy y, en realidad, el de cualquier otro día, porque Iñaki no para de crecer. Está pidiendo responsabilidades. Está pidiendo ser la solución.
Iñigo 27 enero, 2016
"Si Eraso no suma gol su nombre pierde sentido" LOL. Desde luego.