Ernesto Valverde decidió construir su Athletic Club 2015/16 en torno a su mejor jugador y su mejor fichaje, Aritz Aduriz y Raúl García. Sobre el papel, era una noticia excelente para Susaeta, Ibai Gómez y el resto de piezas cuya zona favorita fuese la banda y cuya acción predilecta estribase en el centro; y en cambio y por consiguiente, se presumía un problema añadido para los hombres de segunda línea que basasen su juego en los desmarques hacia un punto de penalti donde no cabría un alma más. Dicho de otro modo, el joven Iñaki Williams lo tenía crudo.
Iñaki encaja en este AthleticIñaki se ganó la continuidad en el primer equipo de manera justa y objetiva. Su destacadísimo físico había ofrecido un ida y vuelta en banda a su entrenador que había aumentado la competitividad del grupo. Además, poseía un potencial goleador muy superior al de los demás extremos del Athletic, lo cual resultaba interesante. En el lado negativo, se había descubierto como un recurso muy simple. Más allá de que con el balón en los pies careciese de imaginación o de una técnica especial, sus movimientos eran mecánicos y repetitivos, y siempre verticales, algo que costaba encajar en la pizarra con los dos atacantes titulares. Pero ha encajado.
No solo ha encajado, sino que se ha convertido en uno de los motores de este notable Athletic Club física, técnica y tácticamente hablando.
Iñaki Williams hace más completo tácticamente al Athletic Club.
El detonante radica en que estamos ante un Iñaki abrumadoramente superior a la versión antes conocida del mismo. Lo palpable reside en lo técnico. Está completando controles y regates que, a la velocidad a la que los ejecuta, marcan rotundas diferencias; y que por supuesto no formaban parte de su repertorio habitual en su curso de presentación.
Luego están sus desmarques, que se han mezclado. Quizá amparado en la mayor confianza que siente con el balón en los pies, alterna la profundidad con el apoyo, la espalda de la defensa con la espalda de la medular, lo que colorea al gusto de la conveniencia el juego directo que reciben y administran Aduriz y García. Iñaki es el continuador de sus prolongaciones y también de sus dejadas; un complemento ideal que ha dotado no ya de sentido, sino de sentido e imprevisibilidad, al ataque rojiblanco.
Raúl García influye en el comportamiento de Iñaki Williams.
Y donde no ha llegado el crecimiento de Williams, ha llegado Valverde. El Athletic atesora la batería aérea más dominante de la Liga e Iñaki es un extremo que promedia un centro por partido; con el agravante de que solo el 25% de los mismos encuentran rematador. Es decir, centra bien una vez al mes. La pieza que está empleando el entrenador para paliar este déficit es el propio Raúl García, que está cayendo a la banda derecha con bastante asiduidad, sirviendo de ejemplo la acción del 0-2 de anoche en el Villamarín. Es más, es tal la tendencia del pamplonica a ese costado que, unida al paso adelante de Beñat y la inercia hacia la izquierda del ex-bético, el 4-2-3-1 original del Athletic cada vez luce más trazos de 4-1-4-1, sin llegar a serlo. En cualquier caso, y más allá de números, este nuevo Iñaki Williams y su absoluta compenetración con Raúl García y Aduriz han convertido al equipo de Valverde en una especie de avalancha que merece atención y elogio.
@DavidLeonRon 2 noviembre, 2015
Me estoy acordando del Athletic-Madrid del año pasado, un partido que tuve la suerte de ver en vivo en el estadio. Y digo esto porque fue quizás el primer gran partido de Iñaki Williams, exhibición basada única y exclusivamente en el aspecto físico. En otras palabras: corrió y corrió como un loco cuando el Athletic estaba muy mal, carecía de juego y plan de ataque.
Ahí me dije: "bueno, si no es al Athletic, a alguien le valdrá como 9 tipo Welbeck para correr a los huecos". Reconozco que jamás pensé que impactara tanto (y sobre todo tan pronto) en un colectivo con Aduriz, Beñat, Laporte, Raúl García y compañía.