En Stamford Bridge se anunciaba un jugoso menú. A un lado del rincón, José Mourinho y “el peor momento de su carrera”. Enfrente, Jurgen Klopp y “su primer gran partido en la Premier”. Como pasó en 2013, volvió a ganar el germano. Una victoria mucho más modesta que aquella, eso sí. Porque solo había tres puntos en juego… y porque este Chelsea definitivamente ya no parece un equipo de Mourinho.
Los minutos previos al choque arrojaron la noticia de la mañana: Cesc Fábregas sería suplente en favor de Ramires, un clásico del Chelsea en tiempos de crisis. El brasileño, ya se sabe, tiene como principal –y casi única– virtud ofensiva su notable llegada a portería. La exhibió a los tres minutos, cuando la grada de Stamford Bridge ni siquiera había tenido tiempo de cantarle a su entrenador su habitual grito de apoyo.
El Chelsea se ha caído de pleno como equipo. Carece de solidez
El gol permitió al Chelsea ocultar sus miserias un rato. Los locales cedieron la pelota y se ahorraron el drama de una salida de balón que, con Mikel y Ramires, equivalía a pérdidas cada vez que la tocaban.Mikel y Ramires no cerraban El Chelsea se metió atrás dibujando dos líneas de cuatro, el sistema que a priori más le convenía en ese momento dada las características del rival. Klopp alineó un ataque formado por Lallana, Coutinho, Firmino y Milner, siendo éste último el único que no se movía de su zona (la derecha). El intercambio de posiciones arriba mareaba como quería a Obi Mikel y Ramires, sin talento defensivo real, pero como faltaba una referencia rematadora en el área, al Chelsea le parecía que todo iba bien. Sensación irreal, porque a la primera que el Liverpool tocó con velocidad en la frontal llegó el empate. El Chelsea era mantequilla.
El empujón anímico aupó al Liverpool tras el descanso. Klopp fue valiente e incitó a Emre Can y a Milner a atacar el agujero central del entristecido Chelsea. De todas maneras, al ver que Milner no respondía del todo a la llamada, el técnico alemán no demoró más la salida de un Benteke a la postre decisivo, con su gol y al bajar antes el pelotazo previo al 1-2 del destacado Coutinho. Futbolista a menudo criticado, debe elogiarse el encuentro del Philippe: marcó dos buenos goles y se mostró siempre, también con marcador en contra.
Benteke aportó la mordiente que le estaba faltando al Liverpool
Tras el 1-2, el Chelsea entró en estado de desconcierto. Mourinho metió a Cesc para que alguien pensase en su equipo, y aunque Fabregas lo intentó, no bastó. Las contras del Liverpool anunciaban la puntilla que estaba por llegar a poco del final. Victoria justa y de enorme crédito para Klopp en su complejo desembarco en Anfield. Derrotar a un equipo de Mourinho siempre suma para el curriculum. Aunque este Chelsea ahora mismo no parezca en absoluto de José.
@joserguacaran 1 noviembre, 2015
Cual será la solución para este Chelsea tan golpeado y desanimado? Es preocupante y tiene jugadores con capacidad para salir adelante.