Asistimos a un encuentro paradójico. El Chelsea le endosó al Arsenal un doloroso 2-0 amparándose en la superioridad numérica de la que gozó durante más de 45 minutos, a causa de la expulsión de Gabriel Paulista; pero fue justamente la actuación del central brasileño la mejor noticia del partido para los gunners. Tras años sin disponer de un defensa que aunase fuerza y rapidez, Gabriel completó un primer tiempo fantástico frente a uno de los arietes más físicos que hay, Diego Costa, propiciando una meritoria igualdad entre ambos equipos que, sin él sobre el césped, saltó por los aires.
La expulsión de Gabriel coincidió con la baja de Coquelin.
La reconstrucción que hubo de hacer Wenger se basó en el ingreso al campo de Calum Chambers, que pasa por ser una de las piezas menos competitivas de las rotaciones de la Champions League. Carece de contundencia, de actividad, de concentración y de efecto. Además sustituyó a Francis Coquelin, lesionado, lo que debilitó más la estructura defensiva de Wenger. Con Diego Costa campando a sus anchas en el frente del ataque, los principales motores ofensivos del Chelsea hicieron acto de presencia: Cesc en la sala de máquinas y Hazard en la banda izquierda ganaron una presencia a la que supieron darle buen uso. Es decir, jugaron en ventaja, pero tuvieron el acierto de aprovecharla al máximo. Y así, el derbi perdió su seriedad. No hubo segundo periodo, por mucho que Eden tardase hasta el 90 para meter el gol de la sentencia.
El Arsenal debe quedarse con que ganó una pieza para el futuro.
Pero lo dicho, el choque, en cierto sentido, puede dejar una lectura optimista en este Arsenal 2015/16. La crudeza de los acontecimientos dejó claro como el agua que ha ganado un argumento de calidad para el primer nivel. Los delanteros-bestias de Europa, si Wenger apuesta por Gabriel, tendrán un hueso que disolver. El chico cada día es mejor.
Carlos 20 septiembre, 2015
Me gustó mucho el primer tiempo de Diego Costa, saliendo del área y cayendo por izquierda para recibir en largo de Cesc en un periodo en el que Hazard no aparecía y Oscar estaba sacrificado en defensa. Pareció ser la única vía del Chelsea para salir en los primeros 45'.