16 años después y en un San Mamés nuevo, el Athletic Club de Bilbao retornó a la máxima competición de la manera más brillante. Recibió la visita de Benítez y un equipo, el suyo, confeccionado para ganar el Scudetto, y lo superó no sin sufrimiento. Tipos como Hamsik, Mertens e Higuaín demostraron su calidad, ya de sobra conocida. Sin embargo, y con perspectiva queda más claro, estaba de la pelota que se clasificase el Athletic porque casi siempre la tuvo Iturraspe y ésta se quedó prendada. La actuación del joven mediocentro no fue consagratoria porque se dio en agosto. Si la repite tal cual en febrero, en marzo o en abril, se convertirá en una estrella. Fue absolutamente magnífica.
Mertens picó al rey IturraspeHasta el fallo de Rafael en el minuto 69, el partido se había desarrollado en un cauce de igualdad diferenciada. Igualdad porque ambos equipos parecían tener más o menos las mismas opciones de triunfo y diferenciada porque las alcanzaron con modos distintos. El Athletic asumió el protagonismo pero con más ímpetu que sosiego, lo cual daba al Nápoles la posibilidad de robar en zona de peligro y tirar la contra con ilusión. En especial durante los primeros 20 minutos, el sector derecho rojiblanco (Gurpegi y De Marcos) volvió a mostrarse vulnerable. De hecho, Mertens, que suele abrirse bastante para recibir e intentar desbordar por fuera, cerró su posición a sabiendas de que así participaría menos para atacar de frente al central y no al lateral en las pocas veces que lograse aparecer. Y esa era la excusa que necesitaba Iturraspe para emerger y comenzar su exhibición.
Colectivamente, el Athletic no fue una roca. Iturraspe lo salvó.
Iturraspe fue la representación del triunfo del Athletic porque su éxito no se basó en el equilibrio, sino en la proeza. Tácticamente, el encuentro favorecía a los italianos, que protegían bien su área y disponían de sitio para correr luego, pero el Athletic mostraba una energía física más frenética y un acierto técnico superior. En condiciones normales, en un equipo que domina, la estadística que sobresale en un mediocentro es la de intercepciones, pues el control de los espacios agobia al rival, éste falla pases y el pivote, que es quien anda por ahí, los captura. Ayer en Iturraspe, en cambio, las cifras que destacaron fueron la de despejes (7) y la de entradas a ras de suelo (6), sirviendo éstas segundas para apaciguar a ese Mertens que, aunque sin frecuencia, parecía conllevar peligro serio.
Óscar De Marcos volvió a ser el rojiblanco más participativo.
Con el pivote vasco multiplicándose en defensa y sanando al Athletic, el siguiente paso era pasar al ataque, y en esta ocasión no solo Beñat estaba lejos de Ander, sino que también Mikel Rico. Se debió a dos decisiones de Valverde: construir la salida principal a partir de De Marcos (lateral derecho) y que la secundaria fuese el juego directo sobre Aduriz -de ahí que necesitase arriba a sus dos medios, para ganar segundas jugadas-. De Marcos tocó el balón 90 veces, Iturraspe 88 y el siguiente rojiblanco se quedó en 66. Poner el partido de Óscar al nivel del crack de la noche sería incorrecto porque en defensa sí provocó inestabilidad, como antes se apuntó, pero fue clave en la salida de balón del equipo de Valverde. De Marcos, amén de sus condiciones, atesora una filosofía deportiva 100% ganadora. Los problemas no le hunden y las oportunidades le engrandecen.
La calidad y la constancia de Aduriz provocaron fallos ajenos.
Después llegó el típico punto de inflexión fijo que aprovecha el Athletic para decantar el fútbol a su favor: quitar a Beñat y poner a Ibai. Esta vez el juego no cambió tanto como en otras pruebas, pero el extremo potenció la exigencia a la zaga del Nápoles y ésta empezó a descomponerse sola. Sobre todo en el lugar de Maggio y Albiol, que anduvieron menos intensos y más fallones de lo que requiere una Copa de Europa. Esa vorágine llana pero constante terminó con el estrepitoso fallo de Rafael Cabral en la jugada del 2-1, que no solo puso en ventaja a los bilbaínos sino que descentró al Nápoles entero de forma inmediata. Los italianos perdieron consistencia, serenidad, acierto y fe. El marco ideal para que Unai López entrase al campo e imprimiese sobre el mismo el sello de los jugadores distintos. Aunque había sido la determinación Aduriz y la majestuosidad de Iturraspe, que hasta regates elegantes procedió a dibujar, los grandes artífices del regreso a la gran Europa.
Iñigo 28 agosto, 2014
Abel partido grande ayer de Iturraspe, cortando mucho (con el 3-1, dos corte providenciales en el área) y sobre todo dándole sentido a todo el juego, siendo el mejor del Athletic.
Pero, con el 0-1 creo que fue muy importante el papel de Mikel Rico y Laporte. En un momento de dudas (lógicas) no se arrugaron y cada uno en lo suyo destacó. Hay una jugada con el 0-1, que Laporte corta un balón en "su" banda derecha (gurpegi no está fino) y se la da a Gorka. Pues Laporte le vuelve a pedir para sacarla el desde abajo y sube hasta el medio campo, dejando al Athletic con ventaja y en el campo contrario: CALIDAD y CARACTER. San mames se lo agradeció, por supuesto (en la tv no se si vio el gesto de Laporte pidiendo el balón insistentemente a Gorka). Y Mikel Rico. En ese instante parecía el Mikel del año pasado, centrado en el robo, presionando, no quemándole el balón en los pies, …
Perdón por la brasa…
Gran artículo Abel.