Valencia y Real Sociedad compartieron la pasada temporada objetivos y en lo que va de liga comparten circunstancias. Ambos cambiaron de entrenador en verano, ambos han tratado de darle -más allá de los cambios obligados por alguna salida incómoda- continuidad a un conjunto que funciona y en ambos clubes estas dos piezas, técnico y equipo, han tenido problemas para encajar. Ambos han vivido sus peores momentos al calor de la determinación de uno de sus mediapuntas; Jonas y Griezmann, respectivamente. Su situación, al menos hasta hace tres semanas, no distaba tanto de ser parecida.
El equipo ché dio un puñetazo encima de la mesa ante el Sevilla. Sin necesidad de tener una superioridad abrumadora, los tres puntos fueron una brújula en un equipo sin rumbo, una inyección de moral colectiva, y una respuesta al porqué de las cosas. Con el enfrentamiento a priori más complicado de la fase de grupos a cuatro días vista, el partido de Mestalla estaba llamado a convertirse en un punto de inflexión necesario y premeditado para la Real Sociedad. Casi hasta marcado en el calendario tras la enésima decepción en Vallecas.
La última victoria de la Real Sociedad databa del 28 de agosto.
Los treinta primeros minutos de partido se jugaron en un circuito cerrado, en el que cada recuperación y progresión por fuera valencianista parecieron un dejavú. Salida lateral ché por medio de un Joao Pereira muy largoEl inicio fue ché gracias a Javi Fuego y Pereira con todo el carril para sí, intento frustrado de atacar la espalda de la zaga, recuperación realista, salida por izquierda en inferioridad, recuperación valencianista y centro lateral desde banda derecha. Y vuelta a empezar. El Valencia dominaba en todas las fases del partido, el balón no salía de campo rival y, pese a ello, el circuito siempre se cerraba igual: con saque de puerta de Claudio Bravo. Sin balón había menos pegas. La Real estaba imprecisa y Javi Fuego aplacaba de forma incansable la cabezonería de lanzar la contra por banda izquierda. Como el Valencia achicaba bien por fuera, Griezmann decidió buscarse sus habichuelas por dentro, y aún en un escenario desfavorable de soledad más que manifiesta, sin apoyos por parte de Vela y sin apenas espacio para la conducción, ese carácter le valió a la Real un 0-1 que inclinó el partido. Al final, es ese carácter el que define la alta competición: Antoine es un ego andante que a la Real le vale puntos.
Tras el descanso, para los de Arrasate todo fue a mejor. Con la sustitución de Hélder Postiga, Djukic abrió la caja de los truenos. Pese a que en la primera parte la Real terminó anticipando cada una de las acciones que el Valencia tratóDjukic quitó a Hélder Postiga en el descanso de filtrar a la espalda de Mikel e Iñigo, siempre pareció que la próxima podía funcionar. De hecho, la diagonal de Feghouli, a diferencia de los inofensivos centros de Pabón, fue el mecanismo más peligroso del partido. Por ahí se explica la entrada de Fede y Canales: abrir a la defensa y herir por dentro. No obstante, la respuesta defensiva txuri urdin fue impecable, enfocada a evitar que la pareja de centrales estuviera tan expuesta como en la primera mitad. Juntó líneas y optimizó la ocupación del espacio por fuera sumando lateralmente a Vela y a los interiores en la primera presión. Con el Valencia volcado arriba pero sin encontrar los espacios, los de Djukic se partieron, la Real encontró a Zurutuza –o Zurutuza encontró a la Real– y transitó a placer. Hasta se dio el lujo de dar por acabado el partido 15 minutos antes del pitido final.
La Real no sólo ganó, sino que recuperó sensaciones.
Mestalla puede ser el punto de inflexión, al menos en lo que a borrar ‘imprecisión’ del vocabulario se refiere; algo en fútbol tan incuantificable como definitorio, algo tan irracional como errar una y otra vez en un control sencillo o ser incapaz de encadenar dos pases consecutivos sin un rival que fuerce la pérdida. En la primera parte, la Real estaba en ese punto. En la segunda, acumuló más virtudes del pasado que deméritos del presente. De nuevo esa solidez defensiva en el área pequeña, de nuevo esa virulencia a la contra, de nuevo esa habilidad para congelar el partido. Falta echar a rodar. Hay una gran novedad en el diccionario realista: “recuperar sensaciones”.
Abel Rojas 20 octubre, 2013
Muy de acuerdo en todo:
– Inicio intenso y enérgico del Valencia made in Javi Fuego.
– Pero falto de precisión -quizás por exceso de energía-. La Real aguantando pero "ya".
– Griezmann se inventa un gol y Djukic se pone nervioso, y pone nervioso al Valencia.
– La Real gana confianza, Zurutuza aparece y vemos algo un poco más parecido a la Real de siempre.
Tal cual.
Vamos a ver si tiene para la Real el mismo efecto que del famoso 2-5 del año pasado…