Fue de más a menos aunque siempre tuvo calidad. El Betis-Villarreal de anoche venía con trazas de gran partido. Dos conjuntos frescos, veloces y bien entrenados sin la urgencia de ganar que nace allá por marzo o abril. El choque cumplió a medias; una primera parte riquísima en lo táctico (por parte de los dos equipos) y una segunda mucho más difusa en la que se sintió el rigor del calendario. Tres partidos en una semana suelen ser demasiados para las piernas (y cabezas) no acostumbradas.
Los cuarenta y cinco minutos iniciales fueron los jugosos. Hubo varios puntos de interés en este periodo pero el que definió casi todo fue la interesantísima presión del Villarreal. Para explicarla, el mejor resumen –y elogio– Interesantísimo pressing de los visitantesque puede hacerse es decir que recordó a la del Dortmund. Esto es: los dos delanteros se lanzan de manera gradual sobre los centrales, obligándoles bien a salir por fuera, bien a esperar la ayuda de un mediocentro. El retroceso de Matilla creaba una superioridad (3 contra 2) que al Villarreal le daba igual. La intensidad llegaba a continuación. Si el Betis pasaba por dentro, Trigueros se iba arriba para que Verdú (que bajaba a recibir) o Lolo no pudieran girarse. Si, por el contrario, los béticos optaban por salir hacia las bandas, triángulo de presión (extremo-lateral-pivote) para que los peligrosos extremos béticos no tuvieran las facilidades de otros días. El nivel de energía no puede compararse al del cuadro de Jurgen Klopp, obvio, pero la idea táctica fue muy similar. El Villarreal no presionó arriba pero robó lejos de su área. Gran trabajo de Marcelino.
La presión del Villarreal en la primera parte, el detalle del partido
¿Y tras el robo? Más claridad y más táctica. El cerebro del contragolpe era Cani, con Uche y Pereira de ejecutores. El 10 amarillo es un extremo izquierdo falso como la moneda de chocolate. Vive en la izquierda pero juega por dentro, a espaldas de quien se despiste. Con Matilla y Lolo moviéndose mucho para recibir (o sea, fuera de la zona central), el Villarreal castigó con apoyos permanentes de Uche y rupturas de Pereira al hueco que dejaba Cani. El Villarreal era todo orden y pudo marcar. No lo hicieron por leves imprecisiones en el toque final… Y porque delante había un gran rival.
Consciente de que el Villarreal pondría trampas a sus extremos, Pepe Mel eligió jugar solo con uno. Vadillo, en efecto, fue neutralizado en la derecha pero faltaba el otro costado. Y allí estaba Nosa, ese nigeriano de 22 añosNosa, el fútbol del Real Betis y potencial más que ilusionante. Su partido fue muy meritorio, pues Mel le pidió un poco de todo; juego entre líneas, profundidad, desborde… En definitiva, que rompiera la simetría que el Villarreal tan bien estaba tapando. El tema es que el africano aportó eso y un poco más. Lo mismo encaraba junto a la cal que bajaba a auxiliar cuando el Betis se ahogaba, que fue a menudo. La banda no es su hábitat natural pero incluso ahí tiene un cambio de orientación que sienta muy bien al juego verdiblanco. Su actuación, eso sí, no era suficiente para mandar en el partido. El Betis encontró el gol en una acción de juego directo, el recurso ideal para saltarse la presión enemiga.
La presión del Villarreal en la primera parte, el detalle del partido
Ya fuese por el cansancio de una semana tan cargada o por efecto del gol, lo cierto es que la segunda mitad bajó muchísimo el nivel futbolístico. Incluso los cambios de los entrenadores (todos repletos de lógica) contradijeron un poco al espectáculo. Marcelino sacó al campo a Gio por Pereira y a Pina por Trigueros. El caso del mexicano es peculiar. Es, de largo, el punta más resolutivo de la plantilla pero a su vez resulta el ariete más anárquico, lo que afecta a los automatismos del equipo. Gio no tiene la disciplina de los ayer titulares. Es más raro encontrarle en el sitio correcto a todas horas. Quizás por eso su carrera no fue lo que un día soñaron que sería.
La entrada de Pina con marcador en contra también pudo resultar extraña pero tenía sentido. El Betis ya estaba metido atrás y el zurdo no tiene mal desplazamiento hacia las bandas, la toca relativamente bien. Eso y su poder defensivo, claro. Jorge Molina, ausente en la primera parte, encontró espacios para contragolpear junto a Verdú y Marcelino quiso cerrar. Lo mismo que un Mel que colocó doble lateral (Didac-Nacho) ante la amenaza de Aquino. De esta forma, Nosa regresaba a su posición real, la de pivote ofensivo. Ahí galopa con aires de Yaya y te hace preguntarte hasta dónde llegará. De verdad, mírenlo porque es muy bueno. 1-0 ganó el Betis, con gol de Nosa.
L.R. 30 septiembre, 2013
Leí el título y juré que era de Arroyo. David se une a la fiesta.