A Carlos Sánchez, cuando llegó a Montevideo siendo un niño y sin más cosas que una mochila de sueños, le debieron haber hablado de un tal Obdulio Valera, ‘El negro jefe’, y sus hazañas de hacía medio siglo. Sánchez, que, como colombiano que es, seguramente nunca había escuchado el vocablo centrojás hasta entonces, se enamoró de la idea. Un tipo que se paraba antes del círculo central, por delante de la defensa, atrás de los otros medios, y que desde allí ejercía de líder, de caudillo de grito, pase y robo. Eso quería ser y jugando con niños uruguayos se veía más fuerte y más rápido que ellos, y como para pasar la pelota, incluso a los ‘wines’, no tenía problemas… se creyó que él podía serlo. Carlos Sánchez, el primer centrojás colombiano.
En Europa descubrió que no era todo un centrojás.
Aprendió a pararse allí dónde se paraba Pipo Rossi, como un ancla que ansia ser sol del sistema del equipo. Mediocentro puro, de los que reniega del doble pivote, disfrutó en River Plate (URU)El quería ser como Redondo de su contexto preferido y, como flotando en una nube, sintió que lo suyo era hacer lo de Redondo: conducciones para batir líneas, temple en el círculo central, garra y técnica para el robo e incluso rimbombantes aventuras ofensivas. Los dos años en Uruguay lo pusieron en la órbita de la selección y de ahí surgió el salto al fútbol europeo, dónde descubriría que sí, que era un centrojás, pero a medias.
Lejos del ritmo cadencioso y los grandes latifundios del fútbol uruguayo, el globo en el que estaba se desinfló. Le faltaba visión y don de mando, quizás también una técnica algo másHa destacado por su físico depurada para pesar con balón lo que a él le gustaría, y poso táctico y lectura defensiva para que no haya agujeros en la transición defensiva de la que quiere ser líder. Es muy fuerte, más rápido que la media y tiene suficiencia técnica ganar la pelota en duelos individuales. Por eso en Francia triunfó como ‘La Roca’ y en la selección es el especialista defensivo del mediocampo para interrumpir juego y robar balones.
Llega a un Elche de Fran Escribá que destaca por su equilibrio.
Su llegada a España sin duda es un paso adelante en su carrera. Su poderío físico servirá para compensar lo que el juego de su equipo no compense. Rebañará rebotes, recuperará balones y será un bastión, pero también es una oportunidad para dar un paso atrás. Si su equipo elige jugar con él como único mediocentro, y le escolta con dos interiores, Sánchez se va a atrever a agarrar la pelota y pasarla, a soltarse en conducción o a llegar desde atrás y romper la portería. No importa que sea sólo por ratos, pero es lo que su cuerpo le pide.
Kundera 16 agosto, 2013
A mi Sánchez me parece un buen futbolista, aunque no me toque la fibra y no lo quiera de titular en la selección porque su tendencia a ser pivote único desordena al equipo, que está hecho para jugar con doble mediocentro. Aún así, tiene muchas cosas buenas. Lee bien varias cosas, rebotes, por ejemplo… Y es capaz de filtrar pases, aunque no sea su especialidad. En la selección hay que verle cuando se anima y empieza a conducir o tira un cambio de frente… resalta. Su laguna más grande creo que es elegir la altura en la que se debe posicionar en el momento de la transición defensiva. Eso y su rigidez en la salida… para un equipo de las aspiraciones del Elche va sobrado y con un técnico que sepa (Y quiera) pulir sus lagunas desde la táctica – es obediente – pues mucho más.
Si gana confianza le vamos a ver rompiendo líneas en conducción, pasando el balón a la banda y hasta tirando alguna pared. Ojalá. ^^