El Calcio es una cultura de tradiciones y orgullo, como todas las que ganaron alguna vez, porque el fútbol es eso: ganar, querer repetir y mitificar la fórmula que ganó. La de Italia nunca fue unir a los mejores, pese a que durante dos décadas todos los buenos jugasen allí. El protagonista mediático de sus logros acostumbraba a ser tres o cuatro numeritos o un eslogan táctico: el Método de Vittorio Pozzo en los Mundiales del 34 y el 38, la marca al hombre + líbero del 82 y la Juventus de Trapattoni, la Revolución de Sacchi… Los italianos se convencieron de que eran superdotados tácticos, asumieron ese papel en el fútbol mundial y generación tras generación han heredado y defendido ese estigma. Quizá hasta la exageración. A veces se pasan.
Cuenta David de la Peña, referencia española en la materia, que cada retransmisión de fútbol en Italia dedica sus cinco primeros minutos a discutir sobre el sistema que está utilizando cada conjunto esa noche; como en Inglaterra a hablar del estadio y las aficiones o en España de otros ruidos. En dicho marco apareció hace ya un buen tiempo Walter Mazzarri, un modesto ex-futbolista que como entrenador novato decía tener una sola cosa clara: siempre jugaría con una línea tres defensas. Pero así de claro y tajante: en la era de la versatilidad y la adaptación al futbolista, en la que ni siquiera el técnico más rudimentario se atreve a insinuar que sus ideas no se mueven, un chico de 40 años afirmaba que siempre cerraría con una línea de tres. Resultaba insensato y raro.
Mazzarri fue el autor de la Sampdoria de Cassano y Pazzini.
Su Reggina se salvó saliendo con -11 puntosAquel mensaje desvió un poco el foco mediático sobre sus andanzas, y los resultados que obtenía, a menudo muy buenos, fueron consolidando su imagen de marca. Y así hasta que en su cuarto año como profesional subió al Livorno a la Seria A. Recalaría después en Reggina, donde en 2007 protagonizó una hazaña para el recuerdo: salvar en la última jornada al equipo pese a la sanción de 11 puntos que arrastraba tras el Calciopoli. Eso le valió el pase a la Sampdoria, y en Génova crearía su primer conjunto especial, de la mano del por él rehabilitado Cassano y el goleador Pazzini. Fueron la sensación y casi se colaron en la Liga de Campeones. El 6-10-09 firmó por el Nápoles.
En la Serie A se ataca con tres hombresA nivel de resultados vamos a terminar pronto: lo ha bordado. Multitud de sites profundizan en ello. En cuanto al juego, conviene pararse a analizar qué es el Calcio a día de hoy. Tres claves: espíritu defensivo, concepción individual del ataque y céspedes que muerden. Todos involucran a muchos en defensa y subliman el orden; muchas veces atacan con solo tres jugadores apartados, el crack, el rapidito y el killer; y el césped complica hasta el imposible un juego de pases. Sí es cierto que subir a los carrileros se estila, pero pocos lo hacen como parte de un sistema ofensivo bien trabajado. La Fiorentina, la Juventus y pocos más. El resto, solo para crear espacios al mago y al goleador.
Mazzarri se ve como un innovador y una inspiración para terceros.
Mazzarri se diferenció de la media por subir la presión, por esforzarse en aparentar un estilo más creativo y por, como se ha dicho, involucrar a los carrileros (Maggio, Zúñiga, Armero…) de verdad en el movimiento ofensivo. Pero no ha sido tan diferente al prototipo de la Serie A como ha querido transmitir. «Me considero un innovador» o «Conte y Prandelli se inspiraron en mi Nápoles para su Juventus y su Italia» son algunas de sus frases; pero ni ha revolucionado en exceso ni la capacidad para mandar de su equipo ha estado a la altura de los citados, siquiera sea por no tener a Pirlo -o Verratti-. Lo de Mazzarri, que ha sido soberbio, se ha caracterizado más por la motivación del grupo y el excelso conocimiento del Calcio que por una riqueza táctica de libro nuevo. En ese aspecto todo pasó por Hamsik, que empezó en cualquier sitio, siguió de extremo (5-2-3), luego de enganche (5-2-1-2) y ha terminado de interior (5-3-2) *. El joven, que ya ha madurado, ha sido la variedad.
Con Walter Mazzarri uno se asegura personalidad, carisma, astucia, trabajo y, si sigue en Italia, dominio de la Liga. Pero ni estará fichando un visionario ni un técnico ultraofensivo y entregado a la creatividad.
* Nota: Para Mazzarri sus esquemas fueron un 3-4-3, un 3-4-1-2 y un 3-5-2. En Italia en general se parte de la posición que dibuja el equipo cuando tiene el balón en campo contrario. En España se divide entre defensas, centrocampistas y delanteros. Según la nomenclatura del Calcio, el mejor Barcelona de Guardiola habría jugado con un 3-3-4 y el mejor Madrid de Mourinho con un 2-3-5, por ejemplo.
@SharkGutierrez 23 mayo, 2013
La gran pregunta es: ¿se avecina nuevo ciclo ganador en Milán, pero de neroazurro? El reto parece más complicado de lo que en principio es una solución a corto plazo. Mazzarri (como bien ha explicado Abel), llega a un club como el Inter, destrozado por su gestión deportiva y falta de renovación en algunos elementos de su plantilla. El cambio es profundo, la inversión debe de ser grande y parece que no hay visos a una solución, que se antoja a todas luces, como la ideal.
Creo que Mazzarri puede devolver ese espiritú competitivo a un Inter, ávido de un orden y lógica, del que ahora mismo son huérfanos. Solo pueden volver a subir y Walter parece dispuesto a ser quien reorganice al Inter como ha hecho con el Napoli a grandes rasgos y como ya hiciera en Génova, años atrás.