Es obvio que la Champions League no es cualquier cosa. La máxima competición continental tiene un componente de emotividad extrafutbolística que influye en la motivación y concentración de cualquier equipo, el cual saca sus mejores galas para exhibirse ante todo el viejo continente y batir a un rival que, cuanto menos, hace eso mismo. Pero más allá de este aspecto derivado del glamour y la trascendencia del torneo, los equipos que la juegan no pueden experimentar mejorías exponenciales que duren una o dos noches: son lo que son. Las diferencias de juego y plantillas son reales entre los competidores, y no son excesivamente desvirtuadas por todo lo mencionado. En el momento actual, resulta intuitivo adivinar que el Arsenal lo notará esta temporada, puesto que atraviesa una seria crisis de juego que amenaza con prolongarse en el tiempo.
El equipo del norte de Londres atraviesa un momento de mal funcionamiento en términos generales, que se ceba con la elaboración en el centro del campo y se contagia al resto de líneas del esquema táctico. Se empieza a hablar del peor momento de Wenger, no solo por lo que al estilo futbolístico se refiere sino por la gestión de la plantilla en general. La afición empieza a cuestionar al técnico alsaciano, que cumplió en octubre 16 años de su llegada al banquillo procedente del país del Sol Naciente. Más allá de las decisiones del club en lo que al mercado se refiere, condicionadas por su política económica, la gestión de la plantilla está resultando cuanto menos infructuosa debido a lo que parecen ser apuestas personales y combinaciones extrañas a priori que no se transforman en resultados o rendimiento a posteriori.
El Arsenal pasó como segundo de grupo tras el Schalke 04 y en la Premier League es séptimo.
Si bien la ansiada vuelta de Jack Wilshere supuso un soplo de aire fresco hace unas semanas, el Arsenal no encontró en él –como era por otro lado previsible– el final de su problema. Los diferentes rivales que se han enfrentado a los gunners han ido evidenciando y agravando los problemas futbolísticos del equipo.Con la vuelta de Jack Wilshere, Cazorla se ha retrasado un poco para apoyar más en la base El primero de todos es la facilidad con la que se llega a atascar en elaboración. El doble pivote de los últimos tiempos, formado por Arteta, que ejerce de mediocentro defensivo y pieza clave en la salida por el carril central, y por Wilshere, interior cuya misión es llegar a la frontal del área, se puede deformar con una simple línea de presión adelantada. Alejando al inglés del español se obstaculizan las líneas de pase claves en los primeros segundos de cada posesión larga, y con ello surge la necesidad de que otros jugadores hagan un esfuerzo añadido. Uno de ellos es el mediapunta titular, Santi Cazorla. Acostumbrado en sus primeros días como gunner a ser influyente en tres cuartos de campo, cayendo a los costados y yéndose al ataque en busca del portero rival o de la referencia ofensiva, el asturiano ha tenido que dar un paso atrás: apoyar a los miembros del doble pivote. Aparece ofreciendo ayuda a Arteta y Wilshere en el centro del campo, y tras la recepción, su recorrido vertical tiende a ser previsible con el avance del cronómetro. Tanto que pocos equipos han permitido que se acercase con balón desde tan atrás hasta la frontal del área. Pierde demasiado tiempo ayudando, y con ello se anulan sus máximas aportaciones en ataque. Se ralentiza y colapsa el juego por dentro e, incluso, el ataque posicional.
La salida de Robin van Persie en dirección al lado rojo de Manchester ha dañado mucho la pegada del Arsenal, que en otros tiempos llegó a acabar dependiendo del acierto del neerlandés.Wenger ha preferido a Podolski o Gervinho por delante de Giroud Olivier Giroud vino de Montpellier para convertirse en su heredero. Un «9» de área pero con movilidad y caída a bandas, capaz de participar en el juego de elaboración del equipo. Parecía obvio que él ocuparía la punta del ataque en el 4-2-3-1 hasta que comenzó la Premier League y Wenger sorprendió primero con Podolski, ya acostumbrado a jugar solo en banda, y después, con Gervinho. Su especial empeño en que el marfileño jugase de falso «9» en un primer momento y de «9» puro después hizo perder bastante efectividad ofensiva al equipo. Detrás de esta idea puede encontrarse el colapso del juego interior y la idea de que Giroud tendería a quedarse solo arriba, absorbido por las defensas rivales, pero nada de esto justifica la reiteración del técnico con esta reforma después de su nulo rendimiento en un tramo concreto de partidos en otoño.
Las bandas comenzaron siendo otro problema y, pese a su mejoría, están siendo también objeto de experimentos. Lukas Podolski se adaptó con sorprendente facilidad al fútbol inglés, y Walcott ha rendido como extremo derecho a la perfección siempre que ha tenido minutos. Sin embargo, la capacidad de definición de Gervinho, la colocación de Walcott en la izquierda o las apariciones de Ramsey en la derecha han sido incomodidades para el equipo al que le han acabado restando más que sumando. No es menos cierto que las alegrías de la temporada, en forma de sorprendentes buenos rendimientos, han venido en esta zona del campo: Arshavin vuelve a estar comprometido con la empresa del equipo y Oxlade-Chamberlain crece progresivamente.
Como producto de la presión del rival entre Arteta y Wilshere, entre mediocentro e interior, los equipos que se han enfrentado al Arsenal han logrado partirlo en 5+5 y como consecuencia quitarle en balón y contragolpear desde demasiado cerca de la portería de Szczęsny. En ese contexto, los tres centrales gunners, Vermaelen, Koscielny y Mertesacker, que priorizan la salida de balón con posesión a favor a la defensa contundente más tradicional, han sufrido en demasía para lo que sobre el papel se puede plantear.
A los problemas del Arsenal en las dos áreas se ha sumado su facilidad para romperse en un dos.
Salvo fichajes invernales que no se atisban en la prensa inglesa, virajes revolucionarios en el estilo de juego, o mejoría en la consistencia del doble pivote –que pasa necesariamente por una recuperación total del mejor Jack Wilshere o parcial de Abou Diaby, algo que necesariamente lleva tiempo–, el Arsenal atraviesa un bacheLa línea de presión del Málaga está demasiado retrasada para lo que requiere el Arsenal de su idiosincrasia que bien puede ser aprovechada por cualquier equipo que le toque en suerte en el sorteo de Champions League, españoles incluidos. El Málaga podría alargar su sueño europeo si encuentra la manera de fijar líneas de presión sin balón y si consigue, una vez disminuidas las posesiones rivales, encontrar un contexto idóneo para la movilidad y el juego de Isco, que sería pesadilla para la defensa en su totalidad. No obstante, si tomamos como ejemplo un partido en el que el Málaga empleó una línea de presión clara –San Siro–, esta estaba lógicamente más atrasada de lo necesario en este caso, funcionando casi como una forma de impedir el avance y no de atacar la salida rival. Es lógico: jugadores como Joaquín, Isco o Portillo no son precisamente los idóneos para trabajar en presión cuando el rival sale, sino de hacer mucho daño con la pelota. Encontrar un híbrido entre lo que hicieron en Milán y lo que equipos más físicos como Sunderland o Aston Villa le han hecho al Arsenal en Premier League permitiría causar la partición 5+5.
El FC Barcelona estaría en disposición de quitarle la pelota con facilidad sin recurrir a la presión y destruir línea a línea a los cañoneros en el uso de cualquiera de las variables tácticas que Tito Vilanova ha ido probando esta campaña, ya sea el 4-3-3 o el 4-2-2-2. Propiciarían un empuje de los de Wenger a campo propio y, con ello, un contexto de ataques constantes de los culés bien distinto a partidos como el de la ida de los Octavos de Final en 2011. El mal momento de este diluido Arsenal se puede aprovechar. Si no hay cambios significativos de aquí a dentro de 2 meses, notificaremos el anhelo de los grandes de Europa porque les toque en suerte. Es buen momento para viajar a Londres y recibirlos después.
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@DavidLeonRon 11 diciembre, 2012
Yo creo que para el Barcelona, jugar de nuevo contra el Arsenal empezaría a ser un problema. Eliminar tantas veces al mismo oponente es una faena, aunque tu superioridad pueda ser más o menos clara.
Para el Málaga… difícil decir. La experiencia Champions cuenta mucho. Soy capaz de imaginar a ambos haciéndose daño mutuamente.
Y a ver, Cazorla, Arteta, Podolski, Wilshere, Diaby, etcétera, etcétera… jugadores tienen.