Brais Méndez es un chico tranquilo. Con poco más de un año de experiencia en Primera y tras debutar en el último parón de selecciones con la Absoluta, el de Pontevedra le pidió esta misma semana al 2019 que “todo siga igual”. Algo muy parecido escribió hace ya bastantes años un periodista en su periódico: ‘Que todo cambie para que todo siga igual’. Y eso mismo vino a decir Brais en el último encuentro de este año ante los medios de comunicación: “No nos vamos a engañar: este año ha sido increíble en todos los sentidos. Ha sido un año de ensueño. Y en lo personal: seguir con ganas, con ambición, con confianza y que siga viniendo como el 2018”. Ese, al menos de puertas hacia fuera, es el deseo de un futbolista que, como todos a su edad, es ciertamente lampedusiano con su destino; con al menos el más cercano (si se permite la expresión para este tipo de casos). A fin de cuentas, lo importante -dicen- no es llegar hasta la cima sino mantenerse en la misma. Y el anhelo de Brais, como el de cualquier otro profesional con 21 años, es cambiar cosas sin que nada se altere. Ha llegado para quedarse.
Brais Méndez promedia 6.04 pases/partido en 3/4 esta temporada
Brais Méndez apenas supera la treintena de partidos en LaLiga. Y ni siquiera tiene una posición realmente reconocible sobre el campo. Pero ninguna de estas dos circunstancias impide que, a estas alturas, sea uno de los futbolistas más importantes del RC Celta de Vigo. Con la llegada de Miguel Cardoso, el club vigués ha pasado a formar en un 4-2-3-1 que le está sentando bastante bien. A la espera de ir perfilando ciertos detalles, como la salida de balón o la posibilidad de ir alternando este esquema con uno de tres centrales y dos carrileros, la pizarra del técnico luso ya ha revelado muchas pistas que tienen que ver con lo táctico. Además de la colocación de los pivotes en fase de iniciación o del comportamiento de los laterales en campo rival, Cardoso tiene muy claro que para puntuar necesita a los mejores. Y juntarlos, más en este tipo de casos, siempre suele ser sinónimo de buen negocio. Iago Aspas, Brais Méndez y Hugo Mallo han pasado a coincidir en el costado derecho.
Cuando el Celta sale jugando desde atrás, la combinación más habitual cuenta con Hugo Mallo (lateral) muy abierto en banda, con Brais (volante) en un punto intermedio entre la cal y el carril central y con Aspas (segundo punta) en la zona axial, por detrás de Maxi pero por delante de los volantes y del segundo pivote. Desde este dibujo, el Celta está tratando de esquivar los distintos mecanismos de presión por parte del rival de una manera muy agresiva con la pelota: insistiendo en los envíos verticales y tratando de colocar el bloque lo antes posible en la parcela contraria. Una propuesta que confluye reiteradamente por el sector derecho, que es donde el RC Celta de Vigo ha asentado la triangulación de más calidad a lo largo y ancho de todo el esquema. Aquella en la que Hugo Mallo, Aspas y Brais Méndez, sin la obligación de respetar siempre ese mismo orden, están haciendo crecer al equipo desde la pelota, durante los partidos y en los resultados, que es lo que (más) necesita este Celta.
El triángulo Hugo Mallo – Iago Aspas – Brais Méndez por derecha
En este sentido, para este RC Celta resulta muy positivo el entendimiento entre todas las partes. Y más concretamente entre Iago Aspas y el propio Brais Méndez. El punta y el volante del sistema de Cardoso han descubierto que como mejor se relacionan entre sí es alejándose el uno del otro. Y a decir verdad, al colectivo le está sentando de maravilla este respeto mutuo. Aunque Brais -como decíamos más arriba- sea de los dos el que normalmente arranca la jugada más pegado a la banda, lo cierto es que tanto él como Aspas comparten bastantes zonas en común a lo largo de un mismo encuentro. Pero el secreto de esta buena relación es que nunca llegan a pisarse. Cuando uno va por dentro, el otro se abre por fuera, y viceversa. Y a partir de estos movimientos, los cuales Iago y Brais trazan con absoluta autonomía durante los partidos, el RC Celta de Miguel Cardoso se viene asegurando dos cosas al mismo tiempo: una, es que todas las partes dentro del sistema estén bien ocupadas, y la segunda, relacionada con la anterior, es que esta movilidad le garantice al lateral (Hugo Mallo) el suficiente espacio para percutir llegando, que no estando; que es muy distinto.
A partir de estos tres nombres, el Celta está cogiendo mucho vuelo en la parcela contraria. Una vez que la pelota llega a dicho sector, la buena química entre todas ellos está haciendo el resto. Mientras que uno se encarga de atacar la espalda del pivote rival, el segundo da amplitud cerca del pico del área y el tercero, siempre bien abierto, aguarda en la recámara la opción de acelerar hasta línea de fondo. Tres carriles, bien separados entre sí, desde los que el Celta está logrando llegar -y con peligro, además- a la portería rival. En esta zona, una vez detallado todo el proceso previo, el Celta está contando además con otros dos recursos también determinantes: el regate de Boufal, que muchas veces (por no contar en su lado con este envoltorio técnico-táctico) debe acercarse a la frontal a golpe de gambeta; y la presencia (con todo lo que esta supone) de Maxi Gómez. Este Celta va sobrado de calidad y oportunidades en los últimos metros. Y como unir todos estos puntos es la decisión más inteligente que podría tomar el luso ahora mismo, digamos que Brais, que no tiene posición determinada ni ganas de que esto desaparezca, es el mejor conector que podría tener el Celta. Y ahora que ya ha llegado arriba es normal que quiera disfrutar de las vistas.
AdrianBlanco_ 21 diciembre, 2018
A Brais Méndez creo que le está sentando bastante bien esta indefinición con respecto a su posición. Está jugando en muchos sitios, ocupando bastantes roles y el entendimiento que mantiene con Aspas es clave.
Lo que está claro es que cuanto más cerca juegue del área, mejor para el equipo. 😀