La primera jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones es ante todo un momento para la experiencia, un grado futbolístico que razonó lo sucedido en Mestalla en el choque midió a los che con la Juventus de Massimiliano Allegri, en una cita medida por la palpable calma con la que los bianconeri asaltaron el feudo valencianista. Porque ante la adversidad o la oportunidad que supone jugar con uno menos o con uno más, la respuesta posterior significa todo. Más allá de la calma transmitida por la Juventus antes y después de que Ronaldo acabara expulsado, estuvo también el juego. Y ahí, en toda la extensión de la palabra, que abarca el significado más directo junto a otras consideraciones entre las que también puede incluirse la propia sabiduría que otorga la costumbre de jugar la competición de las competiciones, el Valencia sufrió mucho. Sus problemas son numerosos y le está costando resolverlos.
Con un ímpetu que pronto se apagó ante el primer acercamiento rival, el Valencia quiso compensar por ritmo y frenesí lo que tanto le está costando mostrar de atrás hacia delante, en ausencia de un sistema al que las costuras ya han comenzado a necesitar más de un arreglo. El conjunto de Marcelino, sin Kondogbia y con muchas dudas en su zaga, dispuso de sus mejores jugadores en la fase ofensiva, en sus lugares más cómodos y con la posibilidad de multiplicar la producción en base a relacionarse entre ellos. Con Guedes en izquierda, Rodrigo en su habitat y Parejo en la base, el plan con balón estaba dibujado. Pero en la práctica, el acento recayó en su defensa. Marcelino se aplicó para minimizar el efecto Cristiano y colocó a Rubén Vezo en el lateral derecho. Por allí, no fue la presencia del portugués lo que invocó las incógnitas defensivas del sistema che, sino Alex Sandro.
Juventus y Valencia respondieron de forma opuesta a la expulsión de CR7
La altura, la claridad y el buen pie centrando del brasileño, que se fue siempre de su par, e incluso de sus pares, con Soler bajando pero sufriendo del mismo modo, el duelo entró en el terreno de lo psicológico. Paralizados, Murillo y Gabriel Paulista, pendientes de fijar el área y con un ojo en Cristiano, otro en Manduzkic, otro en Bernardeschi y otro en la llegada de Khedira -y posteriormente Can-, estaban solos. La ausencia de un mediocentro que rellenara el área y barriera o igualara la llegada de segunda línea de las oleadas piamontesas, complicó en exceso cada envío al área. Parejo y Wass, mediocentros en la primera noche en Europa de la temporada, se desactivaban de cada lance. Las dificultades defensivas no sólo no se tradujeron en desventaja numérica y psicológico. En un gesto impredecible, el valencia pasó a tener un jugador más en el terreno, pero futbolísticamente se dejaron ver aún más su pelea con las áreas.
La Juventus no se desmoronó por perder un jugador, de nombre Cristiano Ronaldo. Retrasó su bloque, esperó a que la escena se enrareciera y fue pescando, detalle por detalle, en cada resbalón local. Como viene siendo costumbre, al Valencia le volvió a fallar su claridad con la pelota. En este arranque, sus bandas no están dotando al sistema de un segundo pase de calidad. El suministrador de los costados, además, Dani Parejo, atraviesa un problema de confianza a la hora de sumar presencia y gestión en la medular. Su ritmo ha disminuido, su número de intervenciones ha decaído y el valencia pierde a un jugador enormemente agresivo cuando afila cada uno de sus envíos. Wass, un jugador de apoyo y espacio, está aún por encontrar un rol que terminó por llevarle al lateral derecho.
Parejo es el inicio de todo; su confianza repercute en el sistema
El técnico asturiano, que ya iba 0-2 abajo, modifico por completo su estructura. Retirando a Vezo, colocó a Cheryshev en izquierda, a Guedes en derecha, a Gameiro por Batshuayi y a Carlos Soler junto a Parejo. El Valencia embotelló a la Juve pero no comprometió sus líneas. De entre las dos cuestiones más concebidas para abrir portones, el pase y el regate, el Valencia está encontrando mucho déficit en la combinación, la agresividad ofensiva, una de sus señas de identidad, y en el desborde y uno contra uno. Un escenario que la Juventus sabe decorar para aplicar espíritu propio y marcharse, en silencio, con una victoria tranquila.
Andrés Madrid 20 septiembre, 2018
Que decepcionado me está dejando el Valencia en este inicio de temporada. Sobre todo porque pense que sería la revelación europea y se asentaría en la Élite de la Liga,como hizo el Atleti.
Tiene un gran problema para anotar, para materializar las ocasiones.Ayer se quedó en 0 otra vez.