Joaquín Caparrós volvía a Nervión a intentar conectar las partes de una historia que debe resumirse en recuperar la competitividad. Puede establecerse que el Sevilla presenta unos rasgos reconocibles, más de ritmo que de estilo, que lo relacionan con todos sus éxitos, pero que no se casa con una idea concreta, sin fidelidad estilística clara. Y es desde ahí donde Caparrós busca encontrar las teclas correctas. Lo cierto es que, como se ha comprobado en el primero de los cuatro encuentros que va a dirigir Joaquín en el Sánchez Pizjuán, la plantilla sevillista permite pensar de muchas maneras. Ante la Real Sociedad de Imanol Alguacil, Caparrós pensó en lo siguiente.
Caparrós comenzó esta andadura con Banega de ’10’
El técnico andaluz dibujó un 4-1-4-1/4-2-3-1 en el que Roque Mesa recibiría el primer pase, Nolito y Sarabia formarían las bandas del sistema y Sandro ocuparía la punta del ataque. La novedad tiene miga porque el Sevilla manejó la pelota un 40% del tiempo pero tuvo bastante claro, dado el poco recorrido llevado, qué quería hacer en el partido, La formación pareció muy complementaria y con roles muy marcados para diferentes momentos de partido. De la disposición local pudieron extraerse, por tanto, intenciones muy diferentes a las apuntadas por Montella.
Roque Mesa cuajó buenas sensaciones como mediocentro
La primera es la utilización de Banega en una posición más adelantada, por detrás de un delantero muy relacionado con el desmarque y el disparo; con la determinación. Junto a ellos, Caparrós recuperó la figura de un extremo -Nolito- secundado por Escudero, el jugador sevillista que más veces tocó la pelota y que más protagonismo acaparó de los hombres que llegaban por detrás. Muchos ojos, no obstante, estuvieron puestos en Roque Mesa, el mediocentro ayer del finalista de Copa. De las dos etapas anteriores, el mediocampo de tres tan solo fue un boceto en los primeros días de Berizzo, con Pizarro como ancla. Y a tenor de lo visto, parece que la probatura podría tener continuidad, pues la naturalidad de lo previsto fue positiva. Lo más interesante fue ver a Banega crear un triángulo con Escudero y Nolito en izquierda, con Mesa apoyado por detrás y Nzonzi para apoyar por delante. Surgieron así los mejores momentos del equipo, dando soporte a la idea de tener la pelota en una zona concreta y desde ahí derivar el juego hacia la ocasión de gol.
José Luis 6 mayo, 2018
"La primera es la utilización de Banega en una posición más adelantada, por detrás de un delantero muy relacionado con el desmarque y el disparo"
Es que ese ha sido el gran fallo de Montella. No sé qué hizo Banega en Italia porque lo vi poco. Pero seguro que Ever hubiese tenido más impacto en Champions y por supuesto en esa Final de Copa si hubiese jugado mucho más arriba. En cuanto a la delantera, no tengo la menor duda de que Sandro hubiese mejorado a Muriel. Incluso Ben Yedder lo hubiera superado. Está claro que lo que Montella había creado iba a potenciar al Mudo; ahora me da que el talentoso zurdo va a quedar alejado en un segundo plano.
Ya hubo un jugador parecido en el Sevilla, que cuando se erigió en figura del equipo… descendió. Estoy hablando de Tsartas. No obstante, en otros equipos, la tipología de jugador "lento", que pausa y lee partidos ha dado muchos frutos, como es el caso de Valerón. No sé. Creo que estos jugadores necesitan un delantero que fulmine arriba para que su trabajo sea puesto en valor.