Este Leo Messi ante el Real Madrid | Ecos del Balón

Este Leo Messi ante el Real Madrid


Este FC Barcelona es más que Leo Messi. No sólo por la obviedad de que luce un once titular repleto de jugadores de élite -como ha sido una constante desde la temporada 2004/05-, sino también porque es capaz de exhibir virtudes colectivas que no encuentran su nacimiento en el aporte del argentino. Del mismo modo que el proyecto de Luis Enrique, incluso poseyendo más talento bruto, desarrollaba todo su sistema tanto ofensivo (de manera directa) como defensivo (de forma indirecta) a partir del talento de su tótem, Valverde ha logrado determinados mecanismos en su presión, su defensa en campo propio o su salida de balón en las que son otras piezas, como ter Stegen, Umtiti o Busquets, quienes se alzan como mayores protagonistas. No obstante, y pese a lo importante de esto, cuesta imaginar al conjunto azulgrana reinando en el Santiago Bernabéu sin una actuación destacada del gran ogro de este estadio.

A lo largo de la temporada, se han divisado dos versiones de Messi bien diferenciadas. Por seguir un orden cronológico, Valverde empezó presentando una idea de Barça en la que parecía concebir a Messi como el finalizador de su sistema. En pos de ello, tomó decisiones estilísticas y tácticas que en aquellos instantes iniciales funcionaron y prometieron. Por ejemplo, devolvió a la salida de balón y la tenencia de la pelota en campo contrario un papel preponderante que se notó sobremanera en los datos asociativos de centrocampistas como Busquets o, sobre todo, Rakitic, que experimentaron un incremento en su número de pases muy reseñable. Gracias a esto, el «10» se vio descargado de la responsabilidad de bajar a organizar el juego y pudo localizar sus recepciones más cerca del gol. Además, la alineación pasó a contar con un extremo derecho (Deulofeu, Dembélé) y a él se le devolvió al carril central. Por supuesto, su respuesta fue sublime tanto en números brutos como hablando de precisión. El Barça creaba menos peligro que antaño, pero al ser Leo quien definía las ocasiones, las cifras no se resentían.

Cuanto más arriba juegue Messi, más problemas tendrá Zidane para controlar el fútbol del argentino.

Aquella concepción original que Valverde había tenido sobre Messi parecía olvidada hasta las últimas jornadas, siendo el encuentro frente al Deportivo de la Coruña la prueba más fehaciente de ese reciente regreso al pasado. Quizá fuese una consecuencia aislada de la exhibición jerárquica y futbolísitica que regaló Iniesta como interior derecho, que acaparó la gestación y la gestión del juego y desplazó a Leo a líneas más alzadas, si bien, como se apunta, era un proceso ya iniciado en choques anteriores.

Cotejando este rol casi de «falso 9″ de Messi contra lo que habitualmente es el Real Madrid, como no podía ser de otra manera, se antojaría un reto dificilísimo para el sistema defensivo de Zidane. Casemiro ha crecido sin cesar desde su consolidación en el bi-campeón de Europa, pero sigue tratándose de un mediocentro que administra mucho mejor lo que tiene delante de sus ojos que lo que le queda detrás de su espalda. Y el interior izquierdo (perfil de Messi) del Real, Toni Kroos, no destaca precisamente por su capacidad para recuperar metros perdidos. Si Valverde se puede permitir fijar a su crack arriba, o sea, si la medular responde al reto de llevar el peso creativo ante el Madrid, el Barça partirá con ventaja.

Desde que Paulinho es titular, Messi juegue más abajo que antes aunque resulte paradójico.

Dicho esto, el disfraz que más veces ha vestido Messi en este curso ha sido, de nuevo, el de creador de fútbol, algo que se vio acrecentado, paradójicamente, cuando su entrenador sacrificó un delantero en favor de otro centrocampista y el 4-3-3 derivó en 4-1-3-2. En cierto grado, esto se ha debido a que Paulinho -el beneficiado- es un medio con menos peso en la posesión incluso que un extremo derecho estándar, pero también estriba una cuestión ligada al cambio estilístico que ello ha provocado y a las desventajas que se han aceptado como peaje de los pros adquiridos.

Con cuatro centrocampistas puros, el Barça ha logrado una consistencia superior en la transición ataque-defensa y en la defensa organizada en general. Paulinho por delante de Busquets tiene recorrido de sobra para ir y volver y a su vez permite a Rakitic e Iniesta ayudar más en los costados. Esto no fue un mecanismo de impacto inmediato, pues por ejemplo contra el Valencia CF, el gol ché nació en una acción en la que Rakitic se quedó demasiado pegado a su mediocentro en lugar de hacer la ayuda abierta, pero con el transcurso de los partidos sí se ha ido asimilando el ajuste y el Barça ha sufrido menos contra los laterales más peligrosos de sus oponentes (todo un factor frente a Carvajal y Marcelo). Amén de ello, con Paulinho donde un extremo derecho, se ha ganado una fuente de gol inmediata, pues el brasileño atesora más llegada que cualquier alternativa que maneje Valverde para la banda, al menos, hasta la recuperación absoluta de Dembélé, que sin haber contrastado su olfato, sí que lo ha insinuado.

Pero a cambio de estos extras, el Barça ha reducido bastante la anchura de su ataque. No ya sólo por el sacrificio del ala, sino también porque, con el nuevo dibujo, Suárez, que arrancó la temporada un poco más abierto hacia la izquierda, ha vuelto a cerrarse y ocupar un rol más de delantero centro. En lo individual, a Suárez le ha venido de maravilla; en lo colectivo, en según qué partidos, al equipo le ha sentado peor. Cuanto más estrecha es la delantera, menos espacios se disfrutan en el ataque, y cuanto menos espacios existen, más alta es la exigencia técnica, de lectura y de imaginación en los de detrás para crear juego. Y ahí es donde los medios culés se atragantan salvo pico de Iniesta, y donde Messi se ve forzado a bajar a recoger la pelota para llevarla arriba con criterio y amenaza. Y resulta menos feroz.

Incluso si Messi juega abajo y el Madrid lo controla, siempre quedará su pase decisivo a Jordi Alba.

El problema ofensivo para Valverde radica en que a Messi le cuesta más que antes ser desequilibrante en la delantera cuando su trabajo arranca en la línea de centrocampistas. Tanto con trabajos individuales (Kovacic en la Supercopa o Guido Pizarro en Liga) como colectivos, se ha logrado en los últimos tiempos reducir el daño de su repertorio cuando se ha dado esa circunstancia de que haya tenido que retroceder demasiado. Para más inri, contra este tipo de fútbol, Zidane sí alberga recursos, pues Casemiro, Kroos y Modric defendiendo hacia delante son piezas de un valor medio muy, muy alto. Si bien, tratándose del genio más decisivo del planeta, incluso en estas condiciones menos entusiastas para él, encontraría caminos para asustar a Keylor Navas. En especial, su casi intratable alley oop hacia Jordi Alba, frente al que Real Madrid, quizá, no sea el equipo mejor preparado. Al menos, en la teoría.

 
 

Foto: Fotopress/Getty Images


9 comentarios

  • Cachocorcho 23 diciembre, 2017

    También pienso que la defensa de Paulinho en la frontal del área como segunda jugada o pase atrás se le atragantará al Madrid

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  • MigQuintana 23 diciembre, 2017

    @cachocorcho

    Es un tipo de jugada y de movimiento que siempre ha hecho daño al Real Madrid, sí. Aunque es que, en realidad, ese es un movimiento que hace daño a cualquier equipo. Tiene naturaleza de imprescindible. El caso es que Casemiro tendrá otras atenciones y que ahí exige mucha lectura de centrales o interiores. Hay un momento en que Paulinho pasa de ser de ningún jugador por lo poco que interviene a ser de todos por el espacio que ataca y ocupa.

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  • Borja Sarobe Robledo 23 diciembre, 2017

    A fin de cuentas, Messi es, a día de hoy, el único jugador que puede desequilibrar, sin ayuda, un partido en el Barça. El ejemplo más claro fue vs la Juventus. Posesión, sin profundidad, sin intención de dañar al rival. En cambio, cuando la tiene el 10 la sensación de peligro es constante para el rival. Creo que el Barça necesita como el comer un jugador con el uno para uno suficiente para descargar de responsabilidad a Messi en el ataque. ¿Será Dembele? En posicional no lo tengo muy claro…

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  • Abel Rojas 23 diciembre, 2017

    @ Borja Sarobe Robledo

    Pero arriba, Borja, que para mí es la diferencia. Creo que si Messi hace de cuarto o quinto centrocampista, el rival ya tiene la posibilidad de detener su desequilibrio. Es clave para Valverde recortar los metros de Leo para que esté fresco y cerca del peligro.

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  • Maxwell 23 diciembre, 2017

    Sin ánimo de criticar en absoluto la gestión que hacéis, que es fantástica: quizá en esta ocasión hubiese sido mejor adelantar los contenidos, ya que al ser a la 13.00 va a dar para comentar poco aquí. Espero que no se tome mal pero para mi lo bueno de las previas en Ecos es tanto del texto en sí como de lo que se generan en los comentarios. Apenas comento pero soy un devorador de los contenidos, entre los que incluyo por supuesto los comentarios tan buenos que generan los lectores.

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  • adiazagero 23 diciembre, 2017

    ¿Qué conjeturas se hacen por aquí con la noticia de la titularidad de Kovacic? ¿Dónde creéis que Zidane va a encontrarle acomodo con la pelota? SIn ella, parece meridiano que a a localizarse allá donde Messi lo haga, lo cual debería suponer todo un respiro para Casemiro y Kroos, quienes más habitualmente iban a tener que chocar con él.

    Con Isco fuera, ¿veis a Zidane manteniendo el rombo (¡y con quién en el vértice superior!)?¿Dos líneas de cuatro con Kroos y Modric más por fuera?

    Menos mal que sólo queda media hora porque sino lleno una pared con preguntas.

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  • Captain 14 23 diciembre, 2017

    @Abel, pero también porque Suárez no está al nivel, no?
    Con Suárez-Super-Star, un Messi concentrando atenciones en la zona de centrocampistas sí es útil.

    Evidentemente, cuando está en la frontal y puede recibir de seguido es que es absolutamente devastador.

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  • AArroyer 23 diciembre, 2017

    @adiazagero

    Estamos comentándolo aquí: http://www.ecosdelbalon.com/2017/12/minuto-liga-e… 😉

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  • Álvaro 25 diciembre, 2017

    Estoy de acuerdo. El problema de Luis Suárez era que empezaba a perder su sitio en el campo como delantero centro, especialmente tras la entrada en el once de Alcácer y ahora parece que ha recuperado su sitio en el césped.

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