Chelsea y Manchester City disputaron un encuentro muy similar a los dos que les midieron la temporada pasada: ritmo lentísimo como le gusta a Conte, posesión sin daño para los de Guardiola y espacio para las dos estrellas blues, Hazard y su «9». Antaño Diego Costa, ahora Álvaro Morata. El español, que se lesionó en el minuto 35, marcó con su salida del terreno el punto de inflexión del partido.
En cambios conjuntos hubo novedades tácticas. Conte, como en el Metropolitano, renunció a su doble mediapunta para alinear un centrocampista más. Es decir, en lugar de apostar por un 5-2-3, dibujó un 5-3-1-1 con Cesc haciendo labores de mediocentro y Kanté y Bakayoko volando como interiores. Los rotundos movimientos de Morata y la maravillosa habilidad de Hazard se las apañaban para desordenar la defensa citizen y las irrupciones en el ataque de las dos bestias francesas creaban bastantes problemas. Esta variante del Chelsea FC promete malos ratos en la Champions League a aquellos que se crucen con ella. El poder físico de la propuesta es brutal y la organización táctica logra equilibrio también en ataque. Quizá, se trate de un equipo superior, o más preparado para Europa, que el que ganó la Premier League hace sólo meses.
El Manchester City no tuvo que preocuparse de defender.
Pero la dependencia de Morata es alta o al menos así resultó tras la improductiva reestructuración de Conte. Sin él abriendo huecos y anulando a los centrales contrarios del juego, los movimientos de Kanté y Bakayoko, así como la magia de Hazard, perdieron eficacia e incluso sentido. Desprovisto de su goleador, el Chelsea se quedó sin margen y el Manchester City gozó de un guion afable en virtud del cual no tenía que preocuparse de su transición ataque-defensa. Su único reto pasó a ser hacer un gol. Tendría 55 minutos para ello.
La ausencia de Mendy ha limitado mucho al Manchester City.
No le fue fácil porque también sufría ausencias determinantes. Las lesiones de Mendy y Kun Agüero le han privado de su hombre más profundo y de su delantero más desequilibrante; pero Guardiola halló la manera de abrir algún hueco que otro. Sin miedo a que el Chelsea FC le filtrase una contra, dejó sólo a Fernandinho cerrando, puso a Silva de mediapunta y, luego, cuatro delanteros, que de izquierda a derecha fueron Sané, Gabriel Jesus, Sterling y De Bruyne. El belga, como de costumbre, fue el más presente y el más peligroso, si bien la mayoría de sus acciones terminaban en un pase atrás hacia Silva -suyo o de Walker tras desdoblarle- que el canario no acababa de transformar en la victoria. Así, que en una diagonal, tras apoyarse en Gabriel Jesus, decidió chutar él mismo y sumar tres puntos que se presumen muy importantes en el duelo por la Premier que se atisba entre los dos grandes clubes de Manchester.
Foto: Clive Rose/Getty Images
Luizao 1 octubre, 2017
Pues yo no vi ninguna diferencia en el peligro que corrió el City de tener Morata a no tenerlo en contra, entiendo lo que implica para el sistema de Cont,e pero ayer fuera por lo que fuera, el partido con y sin Morata estuvo bajo control en todo momento, aunque el City tampoco es que fuera superincisivo.
De hecho las primeras ocasiones del Chelsea vienen de un par de desequilibrios de William, que fue el sustituto.