Cuando Diego Pablo Simeone llegó a La Liga, uno de sus primeros objetivos fue el de recordar al fútbol español que a este deporte se puede jugar de muchas formas. Eran los años del dominio incuestionable del Pep Team y de la Selección, y todo lo que fuese salirse de esa línea suponía exponerse a la crítica. Porque se podía ganar, empatar o perder, pero había diferentes formas de hacerlo. El caso es que una de las herramientas que sabiamente utilizó el Cholo en sus primeros discursos fueron sus partidos ante el Levante de JIM, el equipo que menos tiempo tenía el balón en los pies de toda la competición.
«¿Veis para qué sirve tanta posesión?», preguntó Simeone a los periodistas en el primer partido de la temporada 2012/2013, su segunda en España. El Atlético de Madrid acababa de empatar a uno en el Ciutat de Valencia a pesar de tener más del 60% de la posesión del balón. Y ni ésta era la primera vez que le ocurría algo similar ante el Levante, ni tampoco sería la última, pues en sus cinco visitas al Ciutat el Atleti del Cholo apenas pudo sacar dos puntos. Y no fue ninguna casualidad. Aquel Levante era un equipo que replegaba muy atrás, que buscaba bajar el ritmo a los partidos, que no quería recuperar pronto el balón y que no necesitaba tener más posesión que la que necesitase Barkero para conectar con Koné. Era, en definitiva, un conjunto contracultural que sacaba una gran ventaja competitiva de lo que al propio Simeone le parecía una evidencia: no todos los equipos se acercaban más a la victoria cuanto más balón tenían. Porque una cosa es estar preparado para tener más de un 60% de posesión, y otra muy diferente es saber darle un sentido, tanto ofensivo como defensivo, para poder dominar.
A partir de dicho modelo, que además le permitía reforzar la plantilla a menor coste que el de otros equipos que buscaban perfiles muy demandados, el Levante logró completar la etapa más exitosa de su centenaria historia. Pero ahora, en su regreso a Primera, la situación es completamente opuesta.
El Levante, con Campaña y Lerma, está muy cómodo con el balón en los pies.
Van sólo dos partidos, pero el Levante UD de Juan Ramón López Muñiz ha puesto en escena una de las propuestas más sugerentes del fútbol español a partir del elemento del que antes renegaba: el balón. No es que el equipo granota sea exactamente un equipo de posesión, pero sí que a partir de su control edifica una serie de ventajas que le otorgan el dominio del partido. Esto explica, por ejemplo, cómo tanto con un 41% de posesión (vs Villarreal) como con un 57% (vs Deportivo de la Coruña), el Levante haya sido podido ser netamente superior de la misma manera ante dos conjuntos muy diferentes.
Mención especial en este sentido merece su doble pivote, conformado por José Campaña y Jefferson Lerma. La historia de ambos jugadores es tan particular que en los próximos meses les dedicaremos textos individuales en los que profundizaremos sobre su evolución futbolística, pero mientras tanto, sirviendo de introducción, vamos a analizar lo que significan como pareja. Sin balón, el doble pivote granota tiene un rol muy pasivo porque, salvo cuando pierde el balón arriba, el Levante nunca presiona. Se repliega en 4-5-1, regala los primeros pases (¡Schär!) y fija en la línea medular su primera resistencia, en la que Campaña y Lerma tienen un rol protagonista al saltar a los apoyos de los centrocampistas.
Con balón la cosa es muy diferente, pues son todo actividad. Tanto el colombiano como el sevillano tienen como principal función el ofrecer un tercer vértice al portador del balón. Esto es algo que se ve sobre todo por banda, ya que el juego del Levante es eminentemente exterior. Cuando el conjunto granota profundiza por fuera, sobre todo por el costado izquierdo, es el pivote de ese lado, en este caso Campaña, el que lateraliza su posición para juntarse con Toño (lateral) y con J.L. Morales (extremo). Mientras, el otro pivote, en este ejemplo Lerma, es quien cierra el centro como si de un mediocentro único se tratara. Cuando es por derecha por donde avanza el Levante, se replica esta situación solo que al revés. De esta manera, el equipo de Muñiz siempre encuentra triángulos sobre los que sostener y hacer avanzar una posesión que, una vez llega a trescuartos, se transforma en un caudal constante.
Al Levante le está faltando concretar con remates los muchos acercamientos que produce.
Así, el Levante UD de Muñiz ha demostrado en estos dos primeros compromisos una claridad de ideas sorprendente para las alturas de la temporada en la que todavía estamos. Además, la irrupción de Enis Bardhi, un jugador que también tendrá un texto para él solo próximamente, eleva considerablemente las expectativas de un conjunto que ya tenía en Chema, Toño, Campaña, Morales o Lerma jugadores con los que edificar una futura permanencia. A día de hoy sólo existe un pero: todo este juego, todo este caudal ofensivo, no está teniendo tanto impacto en el marcador como debería. Porque el Levante controla, domina y desborda. Pero no mata. Alexander Alegría, su 9 ante la inoportuna lesión de Roger, es un delantero que juega mejor fuera del área que dentro de ella, y esto se está notando demasiado. Ni se impone en zona de remate ni tiene intuición para cazar los rechaces, lo que al Levante bien le podía haber costado el haber iniciado La Liga con un punto en vez de con los cuatro -o seis- que ya suma.
Ya decía Diego Pablo Simeone que no hace falta tener tanto balón para ser mejor que tus rivales. Cada uno traza su camino hacia la victoria de diferente manera. Si el Levante, en esta ocasión, elige esta idea más propositiva para erigirse en la revelación de La Liga, deberá encontrar la forma de materializar las buenas intenciones en hechos. De momento, como el Girona de Pablo Machín, va por el buen camino.
Foto: JOSE JORDAN/AFP/Getty Images
Jota 28 agosto, 2017
Gracias por un artículo sobre el Levante.
Estamos viviendo un buen inicio de temporada pese a que siendo realistas con aciertos arbitrales el equipo tendría 1 único punto pese al buen juego desplegado sobre el terreno de juego. Si bien esto no es nuevo, puesto que en los 2 años que mejor se ha jugado (fútbol más combinativo y alegre) en 1a división el equipo acabó descendiendo: 2004-2005 con Berd Schuster y 2015-2016 con Rubi. Por lo que esperemos que este año las cosas vayan mejor.
Como Miguel señala en el artículo, la principal virtud de este Levante radica en su gran centro del campo, donde Super-Morales, Campaña, Lerma y Bardhi conforman un centro del campo de mucho nivel con grandes virtudes como del excelente disparo de media distancia y buen nivel técnico y combinativo. Además Jason por la banda tiene buena llegada a gol.
Por otra parte, los defectos del equipo son la falta de finalización de la delantera (aquí es importante la baja de Roger, aunque se está buscando fichar un delantero de "nivel" en los próximos días), la fragilidad defensiva cuando no están disponibles los centrales titulares (Rober Pier básicamente) y un portero que marque diferencias como pasaba hace no mucho tiempo (Keylor, Munua, Mora…).
Os he leído/escuchado sobre Toño alguna otra vez (¡Abel llegó a decir hace 2 años que sería un buen recambio de Marcelo!). La realidad de Toño es que juega en el Levante y no en otro equipo de más nivel porque en ataque es un muy buen lateral: supera rivales con regates, combina bien, buen pase, crea juego, etc.. Pero en defensa tiene importante lagunas: importantes fallos de concentración, falta de contundencia, problemas de marcaje, etc..