Massimiliano Allegri es un estratega ávido de normalidad cuya gran obsesión parece consistir en no empeorar a sus jugadores jamás. Suena a baladí, pero no lo es; existe un tipo de técnico que afanado en la idea de multiplicar el rendimiento de su plantilla construye sistemas súper ambiciosos que, hasta que son dominados, pueden restar más de lo que sumen. Quizá debido a este chip se explique que Allegri pueda afirmar, sin vacilar en demasía, que sus resultados siempre están en la línea o por encima de la expectativa pre-sabida.
Pero la Juventus no es el Madrid o el Barcelona. Sus futbolistas son buenísimos, opositan con claridad a tercer mejor grupo de la Champions junto al del Bayern, el Atlético y puede que el City, pero carecen de la divinidad de la que goza Luis Enrique o de la casi perfección de la que disfruta Zidane. Y en consecuencia, el sistema que se está imponiendo justo ahora en Turín, el 4-2-3-1 que sitúa a Khedira y Pjanic en el doble pivote y a Dybala como mediapunta, sobre el papel, no es el más equilibrado de su periplo bianconero.
Khedira y Pjanic rinden mucho más junto a un pivote puro.
El problema se bifurca en dos ramas y atiende precisamente a los miembros que componen el doble cinco del esquema. Ninguno de ellos es un mediocentro puro, lo cual se nota y sufre en las pocas situaciones en las que el rival logra cruzar la divisoria y estacionar su ataque cerca de la frontal del área de Buffon -cosa que frente a los candidatos más firmes a ganar la Champions League sucederá con mayor cadencia-, pero la vicisitud no acaba ahí: al contrario que hombres como Kroos, Verratti, Gündogan o Beñat por citar a varios de escalas distintas, tanto Pjanic como Khedira exigen sí o sí esa figura posicional y fija al lado para desatar lo mejor de su repertorio.
Marchisio podría ser una solución ante esta dificultad táctica.
El pobre primer pase de Sami obliga a Miralem a bajar demasiado para sacar el balón jugado, extraviando por el camino su claridad y creatividad en zona de tres cuartos; mientras que en paralelo, la fragilidad defensiva del bosnio fuerza al alemán a prescindir de sus presiones, y de sus coberturas más ambiciosas, en pos de proteger el corazón del centro del campo de los atacantes más hábiles del adversario. La presencia de Marchisio en detrimento de cualquiera de los dos podría apaciguar la relativa falta de compatibilidad entre los activos que están ocupando la titularidad en este instante, pero hasta que eso suceda, Allegri, el entrenador de la coherencia, está compitiendo con un doble pivote que no mezcla de manera natural.
Foto: Giuseppe Bellini/Getty Images
Berto 28 febrero, 2017
Yo creo que la Juventus necesita prescindir de uno de los delanteros. Mandzukic, pese a lo mucho que aporta, sería el que más papeles tendría. Creo que el equipo sería mucho mejor con Pjanic en 3/4, tirado a la izquierda como tercer apoyo a los medio centros, y Marchisio junto a Khedira.