El FC Barcelona tomó los tres puntos en su última visita al Calderón tras un encuentro deslucido por el mal estado del césped en el que ninguno de los dos conjuntos supo disimular el discreto momento de forma por el que transitan. Dicho esto, a los puntos, Luis Enrique aportó más que Simeone y, en un juego tan reducido, quizá marcó la diferencia.
La suma del entrenador asturiano no consistió en un planteamiento sin fisuras, sino en uno sorprendente. Él partió desde la inferioridad: en los últimos 135 minutos entre Barça y Atlético, los culés no sólo habían sido superados, sino que ni siquiera habían tenido la opción de que no sucediera tal cosa, porque carecían de un plan con el que intentar batir la presión orquestada por el Cholo. Y esta vez, Luis Enrique sí ofreció uno distinto que cambió la dinámica del choque.
Luis Enrique creó superioridad numérica contra la presión.
La estratagema de Luis Enrique se basó en mezclar dos esquemas diferentes según la situación del juego dibujada. Con balón, un 3-4-3 con Mathieu, Umtiti y Piqué cerrando, Sergi Roberto de interior derecho, Messi de mediapunta y Rafinha de extremo; sin él, el mixto entre 4-3-3 y 4-4-2 -dependiendo del trabajo de Neymar- que resituaba a Sergi Roberto de lateral, Rafinha de interior y Messi de supuesto extremo. Desde esto, lo positivo derivó de crear una superioridad numérica de tres contra dos (Griezmann y Gameiro) en salida sin renunciar a Busquets de pivote, lo cual no sólo hacía que el Barça tuviese uno más, sino también que el Atlético sufriera dudas. Y en consecuencia, en el primer tramo del partido y varios más, el Atlético respondió con un repliegue medio que favoreció que el juego fuese como Luis Enrique pretendía: menos rápido, menos movido y con menos recuperaciones alzadas del Atlético de Madrid.
Tanto cambio de dibujo desequilibraba mucho al Barcelona.
En cualquier caso, lo que ganó Luis Enrique fue, sobre todo, tiempo. La estabilidad no pudo adquirirla porque, a día de hoy, a su equipo le queda un poco lejos, y no ayudaba, ni mucho menos, que cinco futbolistas cambiasen su rol según quién fuera el poseedor del esférico cuando, además, el porcentaje de acierto en el pase no superaba el 75% de promedio. Así, en cuanto el Atlético, que es un equipo algo deslavazado pero también repleto de talento y con bastante orgullo de campeón, recuperó la consciencia sobre el nivel actual de su rival, comenzó a asumir más riesgos, a presionar incluso sin gozar de un marco táctico proclive y a desencadenar que el Barça saliese en largo y sin precisión, implantando el tipo de fútbol que Simeone quería. La dominante actuación de ter Stegen, unida al eficiente trabajo de Umtiti y a la falta de claridad de Koke, Carrasco y Griezmann en la frontal del área, arrebataron la munición a los cañones del Cholo. Tampoco rebosaron balas en los de Luis Enrique, pero entre que Neymar es una mecha tan prendida que ya de por sí asusta y que Messi, incluso en su hora menos lúcida, es el hombre más decisivo de este deporte, consiguieron su cometido y declararon, tras fechas de «sí pero no», su clara candidatura al título.
Foto: CURTO DE LA TORRE/AFP/Getty Images
Roberto 27 febrero, 2017
Bueno, la verdad es que siento discrepar tanto, pero es que para mi decir que LE marca la diferencia ayer es cuanto menos atrevido. Estoy de acuerdo en que el planteamiento sorprendió al Atleti, pero es que el Barça no se va perdiendo al descanso por T Stegen y errores de contundencia de los colchoneros.
Yo no sé si será un punto de inflexión positivo para el Barça como el de hace 2 años, tristemente lo dudo mucho, sigo sin verle nada al equipo, al punto de que el estado extraordinario de Neymar y T Stegen al final reflejan algo negativo, que es que Messi no esta a su nivel y que Piqué tampoco. Podemos decir que el brasileño esta jugando muy bien, pero es que ni asi produce lo que Messi al 70% y ya ni hablemos si cambiaramos el estado de Messi por el que está Ney ahorita