David Luiz sabe bien qué podría significar en el mundo del fútbol el verbo expiar. Su trayectoria está repleta de imágenes poderosísimas, en todas direcciones, de toda índole, que le han elevado y descendido sin término medio. El brasileño nació con un talento para el que era imposible expresarse en pequeñas dosis, lo que le ha permitido ganarse nuevas oportunidades en base a unas condiciones y posibilidades tan inmensas como muchas veces incovenientes. Pero allí fue el Chelsea primero y también ahora; el PSG entre medias, Brasil para jugarse su Mundial con él. A sus 30 años vuelve a convencer y a atraer la mirada, porque David Luiz siempre vuelve y Antonio Conte busca que no se vaya, figurada y literalmente.
Luiz fue uno de esos fichajes de los que pudo presumir el Chelsea cuando lo pescó del Benfica. Lo que todos vieron en Da Luz era demasiado atractivo como para dejarlo escapar y el proyecto de Ancelotti sumaba así un central de presente y futuro impresionante. Sin embargo, entre adaptación y carácter propio, David pasó a ser un futbolista complejo, que rozaba lo absurdo, bordeando los límites de la virtud y el vicio con demasiada frecuencia. Central y mediocentro en Stamford Bridge, el de Diadema no podía compensar su particular naturaleza: si no era él, el éxito no era posible. Su fútbol no entendía la cordura, relacionando en exceso todas sus emociones en cada reto defensivo o desafío con el balón. Para todo, su técnica era prodigiosa, no así el calibre de la misma.
Luiz está agradeciendo la defensa de tres y la responsabilidad.
En un diálogo con el juego, David Luiz quiso saberse todas las preguntas pero no pudo contestar cuando fue preguntado por la posibilidad de que éste confiara en él. Esa cuestión es la que aún sigue intentando responder y a la que puede contestar con éxito en plena madurez y bajo un sistema que, una vez más, parece encajarle al milímetro. Porque esta sensación ya se repitió cuando Luiz Felipe Scolari armó la selección anfitriona de Brasil 2014 en base a un sentimiento y un momento concretos. Allí brilló Luiz en la primera fase y en los cuartos ante Colombia, empujado por el contexto y representando la pasión de un pueblo que lloró con él. «Siento la presión. El pueblo brasileño está esperando una victoria pero eso te hace sentir vivo». En esa tesitura es donde el juego le tiende una trampa a Luiz en la que David ha solido caer. Pero Antonio Conte quiere que no vuelva a suceder.
Porque si bien el sistema actual de los blues está haciendo de Hazard y Costa los hombres más determinantes de la Premier, no es menos cierto que en él está acomodándose el zaguero brasileño. Defensivamente puede librarse de caer a banda y poder ajustar como libre mientras a su alrededor se suceden los marcajes. Además, por delante cuenta con dos jugadores, Kanté y Matic, que no se sueltan y que quedan fijos en mediocampo. David Luiz puede recordarse a sí mismo en un contexto de cierta protección. Dicho contexto, para más señas, le obliga y le hace sentirse responsable de la salida de balón. Luiz es el gran referente de Conte para iniciar el juego por fuera, en largo y por dentro. Luiz, un jugador de mucha intervención, lo que por cantidad le acerca al error, parece más medido que en otras etapas, volviendo una vez más a donde su calidad le sitúa, preparado para intentar argumentarle al juego que por fin se puede fiar de él.
Foto: Clive Rose/Getty Images
Andrés 13 diciembre, 2016
De seguro si Conte puede "calmar" a David será una gran noticia. Un central que a mi me encanta, pero que me da dolor decir que su semifinal ante Alemania en el Mundial fue un absoluto desastre, siempre fuera de sitio en los goles alemanes, salió señaladisimo.
Pero Conte está creando un sistema al parecer propicio para él.Sería una gran segunda oportunidad