Son muchos los doble pivotes conformados en La Liga. Por eso, en este caso no es tan interesante acudir a su particularidad, sino a la condición general que les vincula: son muy importantes para sus respectivos equipos. En nada más se asemejan. Los hay más asociativos y los más físicos, los complementarios o los diferentes, los de un peso parecido o una figura predominante. Pero todos son importantes. Así que, dicho esto, el equipo de «Las Gaunas» se fijó en varios de los más asentados y decisivos: los de Málaga (Abel), Villarreal (Arroyo), Deportivo Alavés (Albert) y Athletic (Quintana).
¿QUIÉN ES EL ARTISTA?
El Málaga de Juande Ramos no ha mantenido ninguna línea regular de juego esta temporada, pero si fuera obligatorio establecer algún tipo de evolución, se diría que ha ido, en general, de menos a más. Y uno de los puntos de inflexión fue la constitución del doble pivote formado por el jefe Ignacio Camacho y el prometedor Pablo Fornals.
Lo más llamativo del dúo radica en que no da lo que cabe esperar de él en un principio. Se supone que Camacho es el pilar defensivo y Fornals el acaparador de balón, pero quizá matizado por la presencia del propio Pablo a su lado y de Juanpi Añor más arriba como mediapunta, es Camacho quien modifica el estilo que siempre tuvo y quien se erige como una referencia táctica y técnica para la circulación de pelota malaguista. Hubo fases, como el segundo periodo en Mestalla, en las que brilló como un creador. Fornals, por su parte, ha destacado más como llegador desde la segunda línea y como elemento incluso de desequilibrio, con sus casi dos regates completados por encuentro partiendo desde el difícil carril central.
INSEPARABLES Y COMPLEMENTARIOS
De entre todos las parejas de centrocampistas que forman el campeonato español, Bruno Soriano y Manuel Trigueros se postulan como una de las mejores y más equilibradas, especialmente esta temporada. Quizás la palabra más ajustada sea complementaria. Con el paso de los años, ambos han dado forma a un sistema base muy característico en el equipo castellonense pues hay una relación muy singular entre ambos por cómo entienden tanto el juego del equipo en general como el de su compañero del doble pivote.
En el Villarreal de Fran Escribá el fútbol de ambos no difiere en exceso de lo visto con anterioridad y sigue yendo en consonancia con el clásico sistema del Submarino. Es precisamente en el juego con balón y en campo contrario donde el Villarreal define los roles de ambos con mayor claridad. Si bien en salida de balón y en defensa organizada los dos se alinean en paralelo, arriba es Manu Trigueros el que se descuelga para llegar y de esta manera ceder más espacio a Bruno Soriano, brillante a nivel técnico y posicional.
LA BISAGRA DE PELLEGRINO
La carta de presentación del Alavés en su regreso a la máxima categoría ha sido un rocoso repliegue en campo propio, en cuyo éxito competitivo hasta la fecha mucho ha tenido que ver el doble pivote que forman Marcos Llorente y Daniel Torres. Más posicional el madrileño y de más recorrido el colombiano, el impacto de la pareja en la viabilidad del plan, además, tiene un doble sentido.
Defensivamente son la custodia del acceso a la frontal y se equilibran el uno al otro como refuerzo de un carril central que expulsa a los rivales hacia las alas, desde donde el acceso al área suele ser aéreo y favorable a los centrales y a Pacheco. Cuando su equipo recupera el esférico, por su parte, son quienes permiten que el planteamiento asumido no desemboque en un partido de dirección única. Quienes provocan en primera instancia que el rival se dé la vuelta. Su capacidad para dar salida limpia a los primeros pases, con Marcos Llorente más como epicentro y Torres en un rol de más apoyo, es clave en los inicios del contraataque vitoriano.
LA ALTURA DE SAN JOSÉ Y BEÑAT
En las dos últimas temporadas, todo lo que realizaba el Athletic Club partía de lo que ejecutaba su doble pivote. Ernesto Valverde contaba con ciertas excepciones, casi todas capitalizadas por Aritz Aduriz, pero esto siempre pareció un recurso complementario a lo verdaderamente importante, que no era otra cosa que la presión, capacidad de recuperación y posterior distribución de Mikel San José y Beñat Etxebarria. Es decir, el Athletic podía ganar sin un buen partido de su doble pivote, pero no parecía que pudiera jugar correctamente sin que éste ofreciera un nivel, al menos, de notable.
Y esta temporada esto se está confirmando, pero de una manera mucho menos agradable. Sea causa o consecuencia, lo cierto es que este año el rendimiento de Beñat y Mikel no está siendo el esperado. Su impacto en los partidos se ha reducido, se les ve muy incómodos y, a menudo, el juego termina saltándoles tanto en defensa como en ataque, lo cual termina derivando siempre en dificultades. Ellos son los encargados de fijar la línea, de acudir a la segunda presión, de recuperar la mayoría de pelotas y de iniciar las posteriores transiciones, pero de esto ahora mismo no queda nada salvo la intención inconexa y discontinua. Hasta en los equipos más directos, físicos y agresivos, el doble pivote es su corazón. Si el del Athletic vuelve a latir, el resto de miembros comenzarán a funcionar.
Foto: JORGE GUERRERO/AFP/Getty Images
javimgol 23 diciembre, 2016
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