Cuesta ver a un delantero centro español de 21 años siendo titular indiscutible en un equipo de Primera. Desde Fernando Torres en el Atlético de Madrid, y mucho ha llovido desde entonces, quizá sólo Roberto Soldado en Osasuna y Paco Alcácer en el Valencia hayan sido piezas importantes en la punta del ataque de un conjunto. Por eso llama tanto la atención lo que está logrando Sandro Ramírez en el Málaga CF.
El canterano del FC Barcelona está siendo el mejor futbolista de La Rosaleda en lo que va de curso. A sus cinco goles en 12 partidos disputados añade una presencia en el juego y una versatilidad que no sólo da resultados sino que le permite hacerlo desde las dos variantes que ha manejado su entrenador Juande Ramos, el sistema de doble punta y el 4-2-3-1 que da a Juanpi Añor su lugar preferido.
Sandro Ramírez está haciendo gala de un disparo magnífico.
El aporte de Sandro Ramírez se está basando en un par de conceptos asociados. El primero radica en la agresividad y frecuencia de sus desmarques. Con sus movimientos, el canario se las está apañando para mantener en jaque a la zaga del adversario pese a que ninguno de sus compañeros está destacando ni llegando desde la segunda línea ni mucho menos por rupturas a la espalda de la defensa. Así pues, su hiperactividad da sentido táctico a un sistema que va cortísimo de capacidad de intimidación. Y lo más interesante reside en el segundo aporte que le está definiendo: está acabando jugando. Sin contar a los jugadores del Barça y el Madrid, sólo Nani exhibe un promedio de disparo superior al de Sandro Ramírez. Y no hace falta ver muchos partidos del Málaga para percibir que dicho dato no es consecuencia del fútbol del colectivo, sino de que su delantero centro está sacando petróleo de un pozo que, casi siempre, parece más que exprimido.
Foto: JORGE GUERRERO/AFP/Getty Images
Abel Rojas 26 noviembre, 2016
Debo reconocer que es uno de los jugadores que más me han sorprendido esta temporada.