James Rodríguez ya era un nombre famoso en Colombia incluso antes de que este naciera. Su padre, Wilson James, un interior de ida y vuelta, había sido mediocampista titular de la mítica selección juvenil de Luis Alfonso Marroquín de 1985, ampliamente reconocida como la precursora del estilo de fútbol que hoy se asocia directamente al país. Luego vino su temprano debut con Envigado a los catorce años, cobijado por la fenomenal zurda de Giovanni Moreno. A partir de ahí es la historia de una estrella y la conocemos todos. En ese camino, en la preparación para la Copa del Mundo sub 20 de 2011, la vida de James se cruzó con la de quien hoy es su escudero en el equipo de Pekerman: Edwin Cardona. Fue en el Torneo Esperanzas de Toulon disputado a un escaso mes del torneo orbital. Colombia fue campeón y su tridente ofensivo causó sensación: Cardona, James y Muriel. Las sensaciones de cara al campeonato mundial no podían ser mejores; sin embargo, por motivos que aún hoy se desconocen, Cardona no fue convocado: la suya no iba a ser una historia de cuento de hadas, como la de su socio en el centro del campo.
La carrera de Cardona ha tenido muchos altibajos
Cardona no triunfó en sus primeros añosCinco años han pasado desde aquel prometedor torneo en Francia. Cardona debutó con Nacional en 2009, curiosamente también con la protección y compañía de Moreno, y un par de meses más tarde saldría goleador y figura del Sudamericano sub 17. A los dieciséis años, se le auguraba un prometedor futuro. Era un enganche alto, de un excelso control de la pelota y un golpeo de otro mundo que se reflejaba en una estrecha relación con el gol y la jugada definitiva. A pesar de ese 2009 mágico, la carrera de Cardona pronto encontraría baches. Problemas de indisciplina y temperamento, un evidente aumento de peso hasta el punto de no tener aspecto de futbolista profesional y mucha inestabilidad en sus equipos. Salió de Nacional, pasó por Santa Fe, llegó a Junior y, finalmente, ya con el rótulo de eterna promesa y muy alejado del sueño de selección que sí vivían Rodríguez y Muriel, volvió a casa. A Nacional.
Con Osorio se convirtió en figuraEn el equipo verde se encontró con el entrenador que le devolvería la vida a su carrera: Juan Carlos Osorio. Tal y como ya había hecho con ese juguete roto que era Sherman Cárdenas antes de pasar por su mano formadora, Osorio revitalizó el fútbol de Cardona. Primero le encontró posición: lo puso en la banda izquierda para aprovechar tanto su habilidad en el uno contra uno como su magnífico disparo. Como el cerebro era Cárdenas, Cardona no tenía ninguna de las funciones organizativas que siempre le pidieron en sus anteriores equipos. Lo de él era hacer jugadas de gol. Y vaya si las hizo. Su explosión definitiva se dio a mediados de 2014, quizás picado por el mundial que soñaba con haber jugado. Terminó volviendo al medio e incluso a jugar como falso ‘9’. Cerca de la frontal mostraba una determinación que lo encumbraba como uno de los mejores jugadores del continente. Con esa fama llegó a México y debutó en la selección.
Hoy en día es un fijo para Pekerman en todos los partidos
En el país ‘Azteca’ no ha parado de crecer. Es posiblemente el MVP de la última temporada, en la que firmó un gol cada dos partidos jugando desde la banda. Comparte esa virtud con James. Por eso, para no repetir rol, Pekerman trató de convertirlo en el cerebro de la selección de modo tal que James no tuviera obligaciones creativas. No funcionó. Al final, el entrenador argentino ha optado por la decisión salomónica: Cardona a la izquierda, James a la frontal, y entre los dos se reparten tanto el rol de finalizador como el de lanzador y jugador creativo. Se convirtió en su doble hasta el punto de que rueda esas escenas que el del Madrid no quiere ni puede: Edwin cierra su banda, baja a defender, choca contra los rivales. Hace un trabajo sucio, pero también aparece en la foto. Lleva ya dos goles en las Eliminatorias a Rusia 2018. Los focos van para el crack merengue, pero ahí, con muchos bajos y muchos altos, Cardona se está ganando un rol para nada despreciable: el del número dos de una generación estelar. Hoy, sin el número uno, quizás pueda ser su gran noche.
@PedroLampert 7 junio, 2016
Me quedo con los minutos de Cardona como interior con James en banda en la segunda parte contra Estados Unidos. En la temporada que acaba de concluir, Edwin ha ganado en liderazgo y en ser el "cerebro" del equipo a cada semana. Sigue brutal en el último tercio y en la frontal, pero es que cada vez le cuesta menos asumir el protagonismo de creador de juego ofensivo de Monterrey (su primera parte contra Pachuca en el partido de vuelta de la final en México es una auténtica maravilla) y de la selección. Incluso en el partido de ida ante Pachuca asume los galones y, aunque falle todo, es el nombre al que buscar para los compañeros. Además, anda bastante bien físicamente en comparación con el momento de su llegada al fútbol mexicano, cuando tenía que recibir en 3/4 para hacer algo ya que no tenía físico para bajar y subir.