En la vuelta de Illarramendi a la Real Sociedad, la idea de necesidad por parte del jugador en el reencuentro con el equipo donde se hizo como futbolista ha recorrido de punta a punta todas las corrientes de opinión posibles. Es un hecho que Asier no encajó en el Real Madrid y que fue un jugador sin la necesaria confianza en sí mismo para imponerse al contexto deportivo de un club de tan enorme trascendencia. Sin embargo, casi tanta o más necesidad tiene el club vasco en este traspaso en términos de identidad táctica y futbolística. La Real de David Moyes necesita a Asier Illarramendi tanto por sus características como por lo que supone definirse a través de un referente. El de Mutriku ya simbolizó como nadie la idea de Montanier.
Como rápido recordatorio, Asier Illarramendi fue uno de los mejores centrocampistas del campeonato español en la 2012-2013, coronando su impresionante campaña en la Sub-21 como auténtico mariscal en salidas de balón ordenadas, innata colocación sobre el campo, toma de decisiones y hechuras de mediocentro. En la Real de Montanier transmitió con suma facilidad su capacidad para mutar entre dominador y actor pasivo, como si el juego y el comportamiento de su equipo le pertenecieran. Maestro en la presión como interior, o mediocentro de preciso equilibrio, el chico tuvo una ascendencia e impacto tácticos, competitivos y formales de nivel Champions. Tendrá que demostrar de nuevo aquellas cotas, pero su currículo parece idílico para la etapa que atraviesan los donostiarras.
La Real adolece de un mediocentro que ordene y equilibre
De todo lo visto de esta Real desde que Moyes se hizo cargo del equipo, nada es contundente. Hay bocetos, los R. Pardo parece ser el jugador más beneficiadojugadores adquiridos imaginan una nueva realidad para el equipo y los que permanecen ya conocen los métodos y búsquedas del escocés. No obstante, aunque la manera más bruta de precisar su esencia es mezclar la fiabilidad defensiva, ser sólidos y seguros en las posesiones y concretar ataques directos, explotando espacios para Vela y Jonathas, es difícil que el conjunto lo transmita sin vacilaciones. Para creernos de verdad a la Real Sociedad a un nivel competitivo superior, necesita reforzar un vínculo visual del que actualmente carece; un color nuevo y definido.
Tácticamente, cuando analizamos los fichajes de Bruma y Jonathas, muchos compañeros puntualizaban en comentarios que para darle soporte a la velocidad de ambos y Vela, la Real quizá no estuviera preparada para que Pardo, Granero, Prieto en el costado o Markel -el más esforzado; incansable- abarcaran todo el despliegue que los jugadores ofensivos producirían. La cuerda tiraría demasiado y el equipo podría partirse. Moyes, que en su periplo en el United y en sus primeros meses en Anoeta prentendió en sus discursos las posesiones útiles para jugar con ellas dependiendo del marcador y/o el rival específico, podría encontrar en Illarramendi la solución a todos sus males: la identidad, la versatilidad y la solidez atrás desde la figura de un especialista.
Illarra tratará de matizar a la Real en cada fase del juego
El tema radicaría en canalizar las energías de Markel como antaño, creando al unísono una sociedad con el más maduro Pardo en salida, que otorgue a Moyes una intención real por llevar a cabo sus ideas cuando le cedan la posesión. Mezclar la capacidad para no perder la pelota de Illarra, su orden y su temple, con la velocidad mental y técnica de Pardo en el siguiente escalón -superar líneas, cambios de orientación, pases a la espalda de la zaga- elevaría inmediatamente su seguridad y creatividad con el cuero. Para jugadores como Reyes o Iñigo, recuperar un bloque bajo fortalecerá los planes de Moyes en días donde toque sufrir. Ahí, el regreso de Asier mejorará la basculación con su sola presencia.
Pasando al siguiente nivel, si Illarra cae de pie y toma confianza, el contragolpe ‘trxuriurdin’ se actualizará. También el robo adelantado y combinaciones cortas en campo rival. La producción ofensiva se hará más nítida y hará de la Real un equipo más preparado. Si nos atenemos a lo visto en su primera etapa, a pesar de la timidez que pudiera proyectar fuera del terreno, Illaramendi es un futbolista de enorme impacto en todo lo que hace. Sin ser genial ni mágico, su diplomacia para interpretar el juego le otorgan mando y formas. Sería ilógico que pasara desapercibido si Moyes crea un gran equipo. La Real Sociedad lo mirará fijamente.
plaentxi 28 agosto, 2015
¡Qué fichaje más ilusionante!
Aunque Vela y Griezmann ya eran jugadores diferenciales en la temporada de champions de Montanier creo que para la mayoría de los aficionados txuriurdines estaba claro que el jugador más importante de aquel equipo era Illarramendi.